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Universidades y democracia

Realmente es un serio problema que nuestras universidades, en lugar de ser bastiones donde se enseñen y practiquen los valores democráticos.

Realmente es un serio problema que nuestras universidades, en lugar de ser bastiones donde se enseñen y practiquen los valores democráticos, sean centros donde predominen ideologías y prácticas autoritarias. Serio, en primer lugar, porque las universidades juegan un papel muy importante en la formación de las élites intelectuales y profesionales del país. Serio, en segundo lugar, porque la tan deseada democracia necesita para arraigar no solo de instituciones, como tanto se insiste, sino de valores que la sustenten.

Decía a propósito el intelectual francés, Jacques Maritain, que una sociedad de hombres libres, o una genuina democracia, necesita un acuerdo fundamental de mentes y voluntades unidas alrededor de un credo común: el credo de la libertad. Pero ¿cómo forjar este credo, o conjunto de convicciones compartidas, si las universidades lejos de transmitirlo lo adversan?

Las evidencias del carácter antidemocrático que predomina en la educación superior están a la vista. Como señalaba en mi artículo anterior, el Consejo Nacional de Universidades (CNU), integrado por los rectores de las universidades que reciben el 6 por ciento del presupuesto, publicó un gran elogio de Fidel Castro —un tirano sangriento— y puso a Cuba —la nación más represiva y autoritaria del continente— como ejemplo de desarrollo humano integral.

Evidencian también la falta de vocación democrática de estas universidades sus propias prácticas: no permiten debates abiertos y espacios para quienes disienten del Gobierno; no solo han despedido buenos catedráticos por ser opositores, sino que han cerrado las puertas a destacados conferencistas. Cómplice de esta actitud ha sido UNEN, la unión estudiantil oficialista, aficionada a la violencia y la intimidación. Un ejemplo de este año: ante la noticia de que la politóloga guatemalteca Gloria Álvarez disertaría en la Upoli sobre “República vs. Populismo”, amenazó con morterear la universidad. El evento fue cancelado.

Prensadas entre rectores de ideologías trasnochadas, y matones estudiantiles, muchas de nuestras universidades han dejado de serlo para convertirse en fábricas politizadas de profesionales generalmente mediocres y sin conciencia crítica. Tenemos docenas de facultades de Derecho, pero no se escucha a decanos o conglomerados de juristas deplorando los atropellos a la Constitución y a las leyes o la corrupción del poder judicial. Tampoco se observa en la mayoría del estudiantado, otrora tan activo y valiente, preocupaciones por la falta de libertad en sus recintos o indignación por la regresión que sufre el país hacia la dictadura dinástica.

Si la democracia ha de prosperar en Nicaragua es imperativo priorizar el rescate de la educación superior de su actual postración.

Es cierto que en las circunstancias actuales es difícil visualizar un pronto cambio en la composición y prácticas del CNU. Pero mucho pueden hacer las universidades privadas, e incluso las secundarias, para compensar el vacío. Uno de los medios es cerciorarse que en su currículo la enseñanza de las ideas democráticas llegue a todos sus estudiantes. El otro es cultivando en su seno la cultura de la libertad.

Las universidades contribuyen a fortalecer el credo democrático no solo enseñando la superioridad moral e intelectual de los sistemas basados en la libertad, sino siendo, como les corresponde, nidos de ideas y propuestas diversas, centros donde se dialoga y debate, donde reina la libertad académica y la tolerancia, donde se respetan las diferencias y se busca la verdad a través de la razón.

Las verdaderas universidades han de ser bastiones de la libertad haciendo propio el hermoso lema que acuñó la UNAN, aunque ahora no lo cumpla: “A la Libertad por la Universidad”. Para ser libre Nicaragua necesitará universidades libres.

El autor fue ministro de Educación en el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro.
[email protected]

Columna del día democracia Nicaragua archivo

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COMENTARIOS

  1. Domingo
    Hace 7 años

    Triste realidad heredada de políticos cómplices que solamente se preopcuparon de su bienestar y por ello desperdiciaron la oportunidad cuando ocupaban los ministerios desde donde realmente pudieron hacer la diferencia.

  2. Carlos M Alvarado
    Hace 7 años

    El problema con Humbertito es que quiere volver a la democracia burguesa donde el y su familia estaban arriba como el aceite, pero tiene que esperar pues no veo que la mayoría quieren eso nunca mas

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