Luego de leer la columna En letra pequeña de Fabián Medina del 8 de diciembre, en la cual censura a Ciudadanos por la Libertad por gestionar su personería jurídica, debo admitir que sentí una enorme tristeza, ya que nadie mejor que los periodistas debieran comprender lo difícil que ha sido nuestra lucha durante los últimos once años. Jamás hemos claudicado a pesar de todas las adversidades: nos han despojado de partidos, nos han robado elecciones, nos han destituido diputados, y sin embargo seguimos luchando. Mientras muchos esperan librarse del régimen de Ortega con el esfuerzo ajeno e inventan creativas justificaciones para no participar, nosotros hemos hecho y seguimos haciendo oposición, por lo cual hemos pagado y seguimos pagando el costo.
Ahora nos critican por haber acudido al Consejo Supremo Electoral (CSE) a exigir, no a pedir, una personería jurídica a la que tenemos derecho, porque el CSE es corrupto. Pero yo les pregunto: ¿Qué institución no es corrupta bajo esta dictadura? ¿Deberemos por eso los nicaragüenses dejar de reclamar derechos ante esas instituciones?
Cuando nos tocó reclamar el Partido Liberal Independiente (PLI) por el fallo de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), tuvimos que reclamar ante la misma CSJ, ¿dónde más lo podíamos hacer? Cuando doña Francisca tuvo que reclamar por la devolución de sus camiones, lo tuvo que hacer ante la misma Policía que la atacó. Cuando una empresa tiene un problema de cobro indebido de impuestos recurre ante la DGI, cuando un trabajador es despedido sin indemnización acude al Mitrab y cuando una persona se siente amenazada o sufre un accidente de tránsito acude ante la Policía. Y todos lo hacemos muy a nuestro pesar porque son las instituciones que tenemos. A menos que decidamos todos juntos paralizar el país y hacer caso omiso del aparato estatal y las leyes, asumiendo los riesgos que hasta ahora solo hemos asumido unos pocos.
Y es cierto que hemos ido a tramitar el reconocimiento de nuestra identidad política, no como una “concesión graciosa” sino como una exigencia unilateral al margen de cualquier negociación, pues los derechos no se negocian. Entonces como no pueden tildarnos de pactistas nos tildan de pedigüeños. Parece que tras una década bajo este régimen a algunos se les está olvidando que los ciudadanos pagamos a los funcionarios públicos para que nos tutelen derechos y garanticen el marco institucional para ejercerlos. Eso no es ir a cantarles la Purísima, es exigirles que hagan su trabajo.
Es fácil criticar nuestra decisión de exigir un derecho sin conocer a fondo lo difícil que ha sido tomar esa decisión. Las organizaciones políticas no somos las únicas responsables del futuro de Nicaragua, somos todos, y los errores o aciertos son compartidos, unos por decir “presente” y otros por estar ausentes.
La gran diferencia con Ciudadanos por la Libertad es que no tenemos un doble discurso, hemos tratado de ser transparentes y honestos en nuestro actuar, y ya veo que eso se paga caro. Otras organizaciones nos cuestionan para aparentar ser dignas mientras en el fondo están desesperadas por tener un partido político, porque saben con absoluta certeza que la única salida a esta crisis es por la vía cívica y eso solamente ocurrirá cuando logremos tener elecciones verdaderamente libres.
Y por eso, mientras sus discursos dicen una cosa, en el territorio buscan desesperados cómo organizarse para igualmente convertirse en partido político cuando soplen vientos favorables o mejor dicho cuando otros hayamos pagado el costo. Es como si de repente la política se ha convertido en un concurso, de quien hace el mejor discurso o quien aparece más en la foto. Da pena ajena que no comprendan que estamos arriesgando el futuro de una nación que sigue condenada a la pobreza mientras sus líderes demócratas lucen sus habilidades oratorias en una tarima.
Y si logramos que se repitan las elecciones del 2016 ¿quiénes podrán participar? Únicamente los partidos políticos. Y si la primera fuerza de oposición que somos nosotros con 800,000 votos en el pasado, no contamos con un partido, ¿dónde se irán esos votos? ¿Con uno de los tantos partidos cómplices de Ortega?
No somos perfectos en Ciudadanos por la Libertad, pero en esta organización hay personas decentes, con principios y valores, convencidas de que este es el camino correcto, no porque reconozcamos al CSE, sino porque creemos que solamente con una organización fuerte podremos continuar presionando a este Gobierno para que deponga sus ambiciones dictatoriales y devolverle a los nicaragüenses el derecho de elegir y de ser electos.
La autora es Directora Ejecutiva Ciudadanos por la Libertad.