14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

A su corta edad, Eva tiene un niño de 2 años y una recién nacida cuyo padre no vive con ellas. Para lavar deja a su menor hija acostada en una improvisada cama de tablas. LA PRENSA/LUIS E. MARTÍNEZ

Dos veces madre antes de los 14

De los dos hijos que tiene Eva, el primero es del esposo de su abuela, quien paga una condena judicial porque la violó reiteradamente desde que tenía 9 años, embarazándola a los 11 años

Eva tiene 13 años, casi 14. Vive en un caserío disperso en las montañas de Matagalpa, un departamento ubicado en el norte de Nicaragua.  ¿Qué es ser mamá para ella? No tiene una definición. Pero bien puede tomarse como respuesta su relato de los momentos en los que juega escondiéndose de Raúl, su hijo de 2 años, o cuando este corre evitando que ella lo alcance.

“Mi ‘mita’ —como llama a Rosa, su abuela materna— dice que los (dos) niños que tengo son adoración de uno”, expresa Eva, al recordar las palabras de aquella mujer en cuya casa ocurrió todo.

Lea: Violencia también afecta a niñez en Nicaragua

De los dos niños que tiene Eva, el primero es hijo del abuelastro —esposo de Rosa— quien paga una condena judicial porque la violó reiteradamente desde que ella tenía 9 años, embarazándola a los 11 años; la segunda la parió hace dos meses estando con un joven de campo, con quien suele convivir entre constantes separaciones.

Eva asegura que hace unos días terminó la relación con el padre de la recién nacida, porque “no me hallo estar con un hombre… es que me enojan de repente”.

Entre colinas, desciende una quebrada en este caserío disperso ubicado a 146 kilómetros de Managua, donde Eva lava ropa y trastos de plástico, sin que su mirada descuide a su hijo que juega con el agua casi a la cintura. Sin embargo, para ir a lavar dejó a la recién nacida durmiendo solitaria, cobijada con gruesas colchas, en una cama hecha con dos tablones, cerca del fogón humeante en la casa donde generalmente ella y sus hijos quedan solos.

La casa, con paredes que combinan ripios de madera, láminas oxidadas de zinc, plástico negro y sacos, es de un tío materno de Eva. Él y su esposa trabajan cuidando otra propiedad en la misma comunidad y pocas veces llegan a pernoctar.

adolecente info

Cifras altas

Una historia entre decenas. Eva es una de 200 niñas que en promedio anual son forzadas a la maternidad, antes de cumplir 14 años, en Matagalpa. Es una de las tasas más altas en el país, según datos suministrados por Marvin García, del Observatorio de Derechos Humanos de la Niñez y la Adolescencia de la Federación Coordinadora Nicaragüense de Organismos no Gubernamentales que trabajan con la Niñez y la Adolescencia (Codeni), una institución con presencia en todo el país.

Nicaragua destaca en la región por historias como estas: las niñas que suelen jugar, no con juguetes, sino con sus hijos en brazos, como Eva. Anualmente cerca de 1,700 niñas son embarazadas y convertidas en madres, según el estudio Niñas madres. Embarazo y maternidad forzada en América Latina y el Caribe, realizado en 14 países por el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (Cladem), publicado este año.

Los datos disponibles no precisan cuántas niñas, entre 10 y 14 años —que abarca la edad de Eva—, han sido madres más de una vez, como ella.

Estado debió intervenir

Por las circunstancias que vivió, cuando Eva tuvo a su primogénito, en septiembre de 2014, el Estado debió intervenir a través del Ministerio de la Familia (Mifam) y el Ministerio de Salud (Minsa), para dar atención y protección especial e integral a la niña, explica Ana Clemencia Téller, abogada y miembro del equipo técnico de la Codeni.

Eva sigue lavando. Pero su historia, en el retrovisor de la vida de su familia, parece repetirse. Sus ascendientes mujeres tuvieron hijos a temprana edad. Su madre, María, reside a más de 30 kilómetros del caserío donde está la niña. Recién volvió de una finca cercana donde trabaja cortando café. Blusa sin mangas, falda larga, después de bañarse, llora relatando la historia de varias generaciones de su familia.

María tiene cinco hijas. Cuenta que a los 14 años tuvo a la mayor y Eva nació después. Hijas de padres distintos, ambas niñas quedaron al cuidado de la abuela materna cuando María se juntó con su actual pareja.

Eva dejó de ir a la escuela donde cursaba el segundo grado. “Era bien tranquila”, pero su carácter también cambió y “por veces se pone malcriada”, cuenta María entre sollozos, indicando que, al enterarse del embarazo fue por su hija y denunció el caso ante la Policía.

“La cuidé durante ella tuvo al niño… estuvo casi el año aquí, pero conmigo enojada. Ella peleaba bastante con mi otra niña pequeña, yo la aconsejaba que se compusiera, pero ella no agarraba consejo… la llevé donde la psicóloga, pero ella (Eva) no contestaba nada y solo decía ‘no sé qué es lo que me dicen’… no le sacaban palabras”, relata María.

Agrega que la niña siempre insistió en que quería regresar a la casa donde la violaron durante dos años.

En la quebrada donde lava ropa y trastos, Eva explica que “como no crecí con ella (María), no estoy acostumbrada y hasta la vez no me acostumbro… por eso me vine”.

A 21 años de prisión

El abuelastro fue apresado meses después que nació el primer hijo de Eva. En marzo de 2015, admitió los cargos que le imputó la Fiscalía y una juez lo condenó a 21 años de prisión. Desde entonces, para gestionar la excarcelación de su pareja, la abuela de la niña se trasladó a vivir a la casa de uno de sus hijos, más cerca de Matagalpa, donde está el penal.

Es la misma casa a la que este año se fue Eva llevándose a su primogénito, supuestamente huyendo de “un vago, marihuanero” que, según María, “se había llevado” a la niña un par de semanas a una finca cafetalera.

“A los días (de haberse ido Eva) me dice mi mama: ‘fijate que la chavala se hizo de un chavalo, ahí vive peleando, lo corre, se junta y así vive’… después me dijo que andaba embarazada”, relata María, indicando que su hija queda sola con los niños, pues Rosa, en temporada de cortes de café, permanece en una hacienda cafetalera donde trabaja como cocinera. LA PRENSA no la encontró.

Para la abogada Téller, “si la mamá no tuvo todas las habilidades para retenerla, hay que investigar las causas y eso se llama seguimiento (que debió dar el Estado)”.

Téller apunta que “todas (las leyes relacionadas con la niñez en el país) convergen en que tenés que velar por el interés superior del niño” y considera que, en este caso, “no se le dio la protección (a Eva) ni se tomaron las medidas que establece el Código de la Niñez”.

La experta considera que a Eva múltiples derechos le son truncados: el de su integridad física y sexual, el de recreación, educación, el derecho a formar una familia, entre otros, porque “cuando una niña está en situación de violación, está trastocando todos los derechos que establece la Convención de los Derechos del Niño… se trastoca todo su ser, no solo lo tangible, sino también la parte intangible”.

El Minsa lleva años negando entrevistas a LA PRENSA en Matagalpa. Mientras que una funcionaria en la delegación departamental del Mifam justificó que “no estamos facultados para dar (información) a LA PRENSA”.

Aunque en zonas rurales, principalmente, “se ha normalizado” que niñas menores de 14 años tengan parejas de hecho, “es un delito, porque la Ley es clara: menor de 14 años es violación”, advierte Téller. Ese delito, según la experta, es agravado cuando resulta en embarazo.

El hogar “es el lugar más inseguro” para las niñas, dice Marvin García, del Observatorio de Derechos Humanos de la niñez y la adolescencia de la Codeni. El 63 por ciento de delitos sexuales en el país ocurre en el hogar.

Eva lo sabe. Camina con Raúl apurada, después de acabar con la tarea de ropa y trastos en el río. Pasan entre cafetos de hojas amarillentas. La recién nacida sigue dormida en la casa. Eva dice que vive bien. Le basta un techo y… comida.

Eva y sus dos vástagos viven en la humilde vivienda propiedad de un tío materno que junto con su esposa cuidan otra propiedad. LAPRENSA/LUIS EDUARDO MARTINEZ

Violencia tras violencia

Rosa, la abuela de Eva, era adolescente cuando conoció a la primera de tres parejas que ha tenido. Ella tuvo 15 hijos. Tres murieron niños y de los 12 que sobreviven cuatro son mujeres y también han sufrido violencia sexual, según cuenta María, la madre de Eva. Con su última pareja, ahora preso por violación, Rosa no tuvo hijos.

La hija mayor de Rosa, única del primer marido, fue violada y embarazada antes de cumplir 14 años. El violador, que entonces trabajaba en la construcción de una carretera, fue apresado y el hijo que engendró tiene ahora 21 años.

Pero, “fue torcida”, dice María, explicando que esta mujer tuvo dos hijos más con hombres diferentes que la dejaron al embarazarla. Hasta que conoció a su actual pareja, con quien tuvo tres hijos más.

La segunda hija de Rosa se juntó de 16 años con su actual pareja. Y la menor de ellas, fue madre hasta los 17. Sin embargo, María dice que “los mismos males le han pasado, se hace de un varón y le dejan los niños”. Tiene dos hijos.

En cambio, María tenía 14 años cuando conoció al padre de Flor. Quedó embarazada y “cuando mi mamá se dio cuenta me pegó una ‘variteada’… como yo era menor de edad, lo zampó preso por violación, aunque había sido con mi gusto”.

Unos años después, conoció al hombre que la embarazó de Eva y la dejó. Era casado y con hijos. Después tuvo una hija más con un hombre con quien estuvo conviviendo hasta que él “quiso meter a otra mujer y en la misma casa en que yo estaba… no lo permití”, dice María.

Posteriormente conoció a su actual pareja. Cuando iban a “juntarse”, Rosa le pidió a su hija María que le dejara a Flor y Eva, porque “no se sabe qué les puede hacer un padrastro”.

Dejó a sus dos hijas mayores, llevándose a la tercera, a quien su pareja reconoció como suya y María tiene dos hijas más con él.

Flor, desde que cumplió 9 años, fue violada reiteradas veces por el abuelastro y tercera pareja de su abuela materna. Años después, huyó de las agresiones sexuales yéndose de esa casa. Posteriormente, cuando tenía 14, comenzó una relación con su actual pareja. Tiene un hijo de 4 años.

Al momento en que Flor huyó del abuelastro, Eva cumplió 9 años y el abuelastro también comenzó a violarla.

Castigo judicial

El abuelastro que violó a Eva debe permanecer preso hasta febrero de 2036, según la sentencia por la que fue condenado a 15 años de prisión por violación agravada y otros seis años de prisión por lesiones psicológicas graves. Ambas son penas máximas para cada delito. La resolución judicial lo dejó sin derecho a trámite de mediación y de cualquier beneficio de suspensión de pena.

“El embarazo de niñas y adolescentes es uno de los principales problemas que tiene Nicaragua para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible… es un problema con un profundo componente cultural… Para que realmente podamos cambiar la cultura, tenemos que cambiar el pensamiento social, la cultura social”, Doctor Dixmer Rivera Siles, gerente de oficina en La Dalia de Save the Children.

Cifras en Nicaragua

12 por ciento de los partos registrados en el departamento de Matagalpa, entre 2010 y 2012, son de niñas, una cifra similar a la registrada en todo Uruguay en ese mismo período, según la Cladem y el Observatorio de Codeni.

4,949 partos de niñas entre 10 y 14 años fueron registrados en Nicaragua entre 2010 y 2012.

581 partos de niñas ocurrieron en Uruguay en ese mismo período.

587 partos de niñas fueron registrados esos tres años en el departamento de Matagalpa.

200 es el promedio anual de nacimientos por violaciones a niñas en el departamento de Matagalpa.

Departamentales abuso sexual violencia sexual archivo

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. Josefa Castrillo Bojorge
    Hace 7 años

    Se debe optar por una educación sexual libre de prejuicios y hacerlo desde que las y los niños estén en preescolar, enseñarles a que sus partes nobles no deben de ser exhibidas mucho menos tocadas por nadie, y que en caso que ocurra, denuncien al agresor y que aprendan sin ningún temor, porque los que mas critican este tipo de educación son precisamente los victimarios y los pedófilos.

  2. Tackblocked Vlo
    Hace 7 años

    En ayudar a solucionar estas graves situaciones y hacer realmente programas efectivos de apoyo a las niñas y niños, es que debe enfocarse el gob y no seguir gastando nuestro dinero en chayo-parques, chayo-arboles y todas esos maquillajes que disfrazan y ocultan nuestra realidad…(el presupuesto nac sale de nuestro pago de los impuestos y no de los mega capitales de la fam en el poder)

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí