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José Pallais Arana

Hacer realidad la esperanza

El inicio de un nuevo año nos invita a reflexionar y evaluar las vivencias del anterior y a establecer nuevos propósitos que perseguir. No obstante, toda meditación personal tiene que partir del análisis de nuestro entorno, porque como seres sociales interactuamos con nuestros semejantes e influyen en nosotros todos los factores que nos rodean, particularmente los de orden político y económico.

En un país politizado y con condiciones cambiantes resulta desafiante analizar el pasado para intentar pronosticar el futuro, pero corresponde hacerlo por la urgencia, que como nación, tenemos de impulsar cambios positivos. La necesidad de construir un futuro mejor nos obliga a recordar el pensamiento de Nietzsche de que solo los que se disponen a construir el futuro tienen derecho a juzgar el pasado.

Las conclusiones más importantes del 2016 son: a) que los nicaragüenses demandamos cambios en el modelo político que se ha impuesto, así lo hicieron saber más del setenta por ciento de la población que con su abstención de forma valiente y decidida durante la farsa electoral le expresaron al régimen que ese modelo no les satisface y b) que los campesinos, los más olvidados y humildes, se han dispuesto a ser agentes de cambio.

El repudio a la dictadura durante el circo electoral y las marchas y protestas, no obedecieron solamente a la falta de democracia, ausencia de Estado de Derecho e incremento de la represión; llevan un mensaje más profundo y personal, que los gobernantes se niegan a ver. Son la expresión del “hartazgo” de los nicaragüenses, de la política que todo lo pretende controlar, de la discriminación, de la exigencia a estar demostrando constante fidelidad a la pareja presidencial y por la campante corrupción y asfixiante burocracia; en resumen es un grito por la libertad.
El orteguismo ha olvidado la Ley del Efecto Contrario. Lo evidencia el golpe de estado parcial a la Asamblea Nacional, la exclusión de la oposición del proceso electoral, el estado de sitio del 30 de noviembre y del 1 de diciembre y los crímenes en las montañas que continúan en la impunidad; así como la politización de la Policía y del Ejército en un creciente rol de fuerzas pretorianas. La política de la mano dura y de la imposición siempre terminan produciendo lo contrario de lo que se pretende lograr, en nuestro caso más resistencia, menos indiferencia, más descrédito, más crisis y mayores amenazas.

Para quienes la lucha cívica es el camino para restaurar la democracia, duele conocer que cada vez más personas exponen su negatividad ante la imposibilidad de encontrar una solución por la vía electoral o su cansancio por estar poniendo ambas mejillas sin vislumbrar una salida. El reclamo de un exdirectivo de la Resistencia Nicaragüense al secretario general de la OEA, pidiéndole “devuélvannos la democracia o nos devuelven las armas”, caló muy profundamente en nuestras conciencias, no porque el dirigente fuera un belicista, todo lo contrario, sino porque estaba reclamando el incumplimiento por parte de Ortega del Pacto Democrático, avalado por la OEA, las Naciones Unidas y los gobiernos centroamericanos. El pacto social alcanzado en Esquipulas y desarrollado en Sapoá y Toncontín, permitió la apertura de la nación a la vida en democracia y posibilitó por casi treinta años la paz y un incipiente progreso; este acuerdo ha sido roto por la dictadura. Hoy el país navega en aguas tumultuosas sin una ruta consensuada, secuestrado por un autoimpuesto capitán que lo conduce al desastre.

Sin embargo coincidimos con Samuel Johnson: “Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción”.

De continuar la deriva totalitaria y a consecuencia de la ilegitimidad de los gobernantes, se abrirán las puertas a una mayor inestabilidad que podría conducir a la ingobernabilidad; agregándose alarmas provenientes del extranjero como el anunciado cambio de la política comercial de los Estados Unidos que indudablemente afectaría nuestras exportaciones y las posibles sanciones que derivarían de la eventual aprobación de la “Nica Act”, con graves afectaciones a la estabilidad macroeconómica. Frente a esos riesgos la única alternativa posible es presentar una Nicaragua unida en democracia, con plena libertad y derechos para sus ciudadanos, toda otra alternativa difícilmente pudiera prosperar.

El diálogo con el secretario general de la OEA, como un detente para las amenazas, solo podría tener éxito si logra impulsar un nuevo acuerdo nacional, que como lo ha propuesto la principal fuerza opositora, únicamente puede concretarse si se le devuelve a los ciudadanos su derecho a elegir, y, la forma más apropiada para lograr el nuevo pacto social que se requiere es la elección democrática de una Asamblea Nacional constituyente que plasme el más amplio consenso posible en una nueva Constitución, que desarrolle valores comunes sobre democracia, libertad y derechos humanos garantizando especialmente gobiernos electos por el voto popular en procesos electorales limpios y transparentes.

La moderada esperanza que el diálogo ha abierto, únicamente podrá dar frutos si la mayoría de los nicaragüenses hacemos el propósito de trabajar por un gran acuerdo que permita un entorno favorable para nuestro desarrollo como nación, solamente seremos un país viable si se restablece la República con plena igualdad, justicia y respeto a la Constitución y las Leyes, tarea a la que todos debemos abocarnos.

El autor es Abogado.

Opinión esperanza José Pallais Arana Nicaragua archivo

COMENTARIOS

  1. Carlos M Alvarado
    Hace 6 años

    Este Pallais es el sobrimo del genocida General Somoza que gozo del arribismo y corrupcion con su tio, y ahora es un angelito

  2. ramon
    Hace 7 años

    Es lamentable el estado en que se encuentra el pais,todos somos responsables por ello,es necesario no solo mantener la presion en todos los ambitos a ese regimen sino organizarse desde la cuadra,el barrio,la ciudad,el departamento,etc,tiene que entender que el pueblo no quiere gente que eternice en el poder,hay que mostrar el descontento constante,ser espontaneo y no protestar en solo lugar,hay que utilizar la misma tactica que ellos usan,salirle ahi donde menos los esperan en protesta,yo no estoy de acuerdo que una familia nuevamente ocupe el poder de forma indefinida e illegal,la constitucion es el contrato social hecho para darle al pais paz,tiene que entender el matrimonio ilustre que el cumplimiento de la constitucion es la paz,si no se cumple la constitucion,pues en un momento la gente toma desiciones que no necesariamente concuerdan con la paz,el lo sabe arto.

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