El aumento de las tolvaneras de occidente y la caída de frutos, flores y árboles son algunos de los efectos de la intensificación de la velocidad de los vientos que se percibirán en los próximos días, según explica un experto en meteorología.
Dicho aumento en los vientos es característico de esta temporada, y corresponde a lo que se conoce como vientos alisios, que predominan del este hacia el oeste y originan ráfagas bastantes fuertes, principalmente, en la zona Norte y Caribe, explica Agustín Moreira, especialista en gestión de riesgo y vulnerabilidad del Centro Humboldt y meteorólogo.
De acuerdo al director de meteorología del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), Marcio Baca, el territorio nacional esta bajo la influencia de altas presiones marítimas, las cuales están posicionadas al norte del Mar Caribe, lo que genera estabilidad en las condiciones atmosféricas, con el predominio de días soleados en el pacífico y lluvias ligeras y nublados en el centro del país.
“Esta condición podría persistir entre tres y cuatro días de esta semana y debido a la presencia de los días soleados, las temperaturas oscilarán entre los 35 grados en occidente, Managua se mantendrá en los 32 grados y el resto del territorio en 31 grados. En horas de la madrugada tendremos temperaturas bajas, así como fuertes vientos por ello instamos a la población a tener cuidado al momento de visitar las playas o desarrollar labores de pesca”, expresa Baca.
Este martes 03 de enero, en la zona central se registraron vientos de hasta 30 kilómetros por hora y en el Caribe de 18 a 27 kilómetros por hora, mientras que en el pacífico entre ocho a 15 kilómetros por hora; estos se esperan que aumenten, y se mantengan hasta febrero, que son los vientos más fuertes.
Suelos desprotegidos
Debido al cultivo del maní que ha dejado descubierto los suelos, sumado a la intensidad de los vientos, las tolvaneras tienden a incrementarse, evento que afecta a la población de occidente cubriendo a la ciudad de grandes nubes de polvo.
En junio del año pasado, la titular del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena), Juanita Argeñal, dijo que en el 2015, el programa de cortinas rompe-vientos inició en León, y se instalaron 382 kilómetros lineales de cortinas rompe-vientos.
En el 2016 la meta era avanzar con 400 kilómetros lineales para Masaya y Managua, donde se sembrarían 400 mil plantas frutales, energéticas, medicinales y arbustivas.
A juicio de Moreira, estas cortinas rompe vientos no se lograron poner en funcionamiento, aunque indicó que algunos productores lo han hecho de forma individual.
Los factores se deben a una mala planificación de siembra y a que no se adoptaron las condiciones necesarias para proteger los árboles, además que se sembró en temporadas no adecuadas, dijo.
Las cortinas rompe-vientos “son barreras de contención para detener los vientos y así proteger lo que son los suelos. El problema esta que si no se lograron restaurar estas cortinas, que han sido despaladas, estas partes abiertas son favorables para la erosión eólica (…) estamos creando a ser suelos desérticos o semidesérticos debido a la erosión eólica que se presenta”, explica.
Vientos son peligrosos para incendios
El año pasado se contabilizaron 63 incendios forestales, lo cual afectó tres mil 712 hectáreas en el país, de acuerdo al monitoreo con base a hechos noticiosos que realizó el Centro Humboldt.
Existen tres elementos decisivos que Abdel García, oficial de gestión de riesgo de Centro Humboldt señala como el triángulo de fuego: combustión, chispa y calor, que unidas no hay nada que lo pare, y con esto, el viento juega un papel fundamental.
Marzo y abril son los meses más afectados por incendios, ya sea forestales o agrícolas, debido a que son los más secos.