Uno de los grandes regalos que la vida trae consigo para cada uno de los seres humanos, es la oportunidad de hacer las cosas de nuevo cuantas veces lo intentemos, esto implica aprovechar las oportunidades cada vez que se presenten, teniendo siempre presente poner en práctica lo aprendido con anterioridad. En estos precisos momentos es bueno reflexionar y analizar un poco nuestras acciones, para poder plantearnos objetivos futuros con la finalidad de conquistarlos.
Lo que no sabemos es que podemos plantearnos metas a la medida, es decir como cuando queremos que nos confeccionen una camisa o un pantalón, entonces visitamos al sastre o la modista y le exponemos cómo queremos nuestra ropa, para lo que el sastre y la modista toman las medidas respectivas, la combinan con nuestras recomendaciones y se ponen manos a la obra. Luego vestimos una camisa o un pantalón al gusto, donde nos sentimos bien y nos vemos muy bien.
No he citado este ejemplo anterior por casualidad, sino por razones muy obvias, dado que en la realidad no visitamos ni al sastre ni a la modista, porque a lo que estamos acostumbrados es a comprar la ropa ya confeccionada. Este es el primer error que cometemos pensando que la ropa ya confeccionada nos quedará de la misma manera como si fuese hecha a nuestra medida, logrando constatar en el camino que no es así.
Si tenemos propósitos para el 2017, es de suma importancia confeccionar metas a nuestra medida, esto quiere decir que antes que todo debemos conocer nuestras fortalezas y debilidades para crear nuestras oportunidades. Debemos empezar este año estando claros que las oportunidades no vienen por sí solas, las oportunidades las creamos cada uno de nosotros de acuerdo con lo que deseamos y la disposición que tengamos por pagar el precio de eso que deseamos.
Una meta en primer lugar debe ser medible. Esto quiere decir que en todo aquello que nos planteemos alcanzar debemos encontrar un mecanismo de medición que nos indique qué tanto hemos avanzado para alcanzar esa meta. Otro punto importante es que la meta debe ser acotada en el tiempo. Es decir debe tener un término, un plazo, esto ayudará a concentrarnos en realizar las actividades necesarias en el tiempo indicado.
De igual manera la meta debe ser realista, actividades aterrizadas a la realidad tomando en consideración nuestra capacidad para poder lograrlas. Otro elemento sustancial es que la meta debe ser específica y concreta, evitando ambigüedades, ayudando así a que las metas planteadas puedan ser alcanzables. Por último la meta planteada debe ser retadora, es decir que nos haga sacar lo mejor de nosotros, que nos invite a innovar, provocar, tomar riesgos y por sobre todo a vivir nuevas experiencias. Al final tendremos dos conclusiones; si hemos alcanzado la meta podremos gozar los logros, y si no la hemos alcanzado es muy seguro que hemos caminado un poco, esto quiere decir que nuestro punto de partida para las nuevas metas ya no es el punto de origen anterior, por lo tanto nos hemos logrado mover de un punto a otro.
El autor es economista y abogado.