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Masacre 22 enero
La Prensa

Educación técnica con valores

El tema de la educación técnica suscita mucho interés en los sectores empresariales, profesionales, sociedad civil y padres de familia. Cada vez más se reconoce la importancia de la educación técnica  para el progreso nacional y social.

Este año, como resultado de que los requisitos  de admisión en las universidades públicas fueron rebajados, la aprobación de nuevos ingresos ha sido un poco mayor que en años anteriores. Sin embargo,  muchos estudiantes fueron rechazados por falta de cupo y las autoridades universitarias les han ofrecido  como alternativa al menos 12 carreras técnicas.

Pero la educación técnica no es un premio de consolación para quienes no pueden ingresar a las carreras universitarias. La formación educativa técnica es tan importante y necesaria como la educación superior.

El presidente del Cosep, José Adán Aguerri, en su artículo de este martes en LA PRENSA  informa que la empresa privada tiene cada vez “mayores necesidades en materia de habilidades técnicas de la fuerza laboral, por ello es importante promover la alineación de los programas técnicos ofrecidos tanto por instituciones públicas como privadas a la demanda de las empresas”.
Por su parte,  el sociólogo Melvin Sotelo reflexiona  en un artículo de opinión que se publica  hoy en este Diario, que “desde el tiempo de la Colonia hasta nuestros días ha habido una fractura cargada de estigma entre el trabajo manual y el trabajo intelectual”. Y advierte que “el resultado es la poca promoción e interés de la educación técnica, tecnológica y científica, tanto por parte de las autoridades como de los estudiantes, que responda a un modelo de desarrollo que genere, por un lado una inserción más rápida de adolescentes y jóvenes en el mundo laboral y, por otro, que eleve la productividad en el país”.

En este contexto queremos destacar que  la Iglesia católica promueve la educación técnica con el agregado sustantivo  de los valores cristianos, morales y cívicos que tanta falta hacen en Nicaragua actualmente.  Tal es el caso específico del Instituto Técnico Especializado Juan Pablo II (ITEJP), que existe desde el año 1999   fundado por monseñor Silvio Fonseca con el propósito de “beneficiar a personas de escasos recursos económicos… sin distingos de sexo, credos políticos, ni religiosos, para brindarles una educación técnica de calidad que les proporcione una fuente de empleo a mediano plazo”.

Dicho instituto —que está ubicado en el sector noroeste de Managua y  el 6 de febrero comienza los cursos del presente año—   no tiene fines de lucro ni recibe financiamiento gubernamental ni privado. Se sostiene gracias a becas, actividades económicas,  donaciones de personas generosas y el aporte  simbólico de los estudiantes.

Los jóvenes de escasos recursos económicos pero con muchas aspiraciones de superación, y los padres de familia de  modestos ingresos,   deberían aprovechar  más la oferta educativa de este singular instituto. Y la empresa privada,  a la que mucho le conviene que haya en Nicaragua una  educación técnica de calidad científica con  soporte moral, debería apoyarlo con amplitud  como muy bien lo merece.

Editorial educación técnica Nicaragua archivo
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