Es casi seguro que alguna vez haya sentido que de la nada uno de sus ojos empieza a palpitar. Y que a veces milagrosamente se detiene cuando se toca el ojo en cuestión. Se trata de un movimiento involuntario llamado nistagmo ocular, y se presenta cuando la vista no puede adaptarse a los movimientos del cuerpo. El catedrático de Fisiología de la Universidad de las Islas Baleares, Josep Tur, aseguró a El País que él tiene una forma efectiva de provocarlo. “Les hago dar vueltas sobre sí mismos y cuando paran de golpe sienten que el ojo, pim pum, se remueve”, dice.
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