Denis Martínez no esperó llegar hasta el último peldaño para descubrir que había recostado la escalera en la pared equivocada. No, él supo muy pronto cuál era su propósito en la vida, y tras identificarlo, se dedicó a cumplirlo con todas las fuerzas de su corazón.
Martínez se había bachillerado en Granada y se matriculó en la universidad para estudiar Ingeniería, pero muy dentro de sí, sabía que lo suyo era el beisbol. Y tomó la decisión de su vida: abandonar sus estudios tras un semestre y dedicarse a lanzar desde la colina.
Le fue tan bien que llegó a las Grandes Ligas, lanzó durante 23 temporadas, ganó 245 juegos, aseguró el futuro de su familia y se convirtió en la máxima figura producida por el beisbol nacional. Su vocación para la ingeniería la exhibió desde el montículo.
“Gracias a Dios yo tuve éxito, pero sé que no es lo más común. La decisión que yo tomé fue muy arriesgada. El futuro en el beisbol es muy incierto, por eso insisto en decirle a los jóvenes que la fórmula para triunfar está en la educación. Ahí está el futuro”, asegura.
A sus 62 años, Denis es siempre un hombre bastante inquieto. Se pasa el año entre Miami y Managua y cuando viene al país, se dedica a dar charlas motivacionales en colegios, ayuda a jóvenes prospectos del beisbol, atiende a la prensa y comparte con sus amigos.
Deporte y educación
¿Cuál es el balance de la última gira que has hecho a Nicaragua?
Hemos cumplido con las expectativas de lo que habíamos planeado con Jorge Luis Ayestas para este viaje. Hemos visto el entusiasmo de la gente con la que nos hemos relacionado. Han sido receptivos y nos gustaría mantenernos así, para nosotros poderles llevar el mensaje de lo que pretendemos hacer.
¿Y qué es lo que pretendés hacer con tus iniciativas?
Nosotros hemos sido claros con lo que queremos hacer. Lo que deseamos es fomentar un movimiento entre los jóvenes involucrados en el deporte, pero teniendo como base la educación. Es decir, alentar a los jóvenes a practicar el deporte, pero sin descuidar su educación, que es la base para su futuro.
¿Y cuándo vas a darle continuidad a este proyecto?
Voy a regresar para la apertura de la liga de beisbol (Perfect Game), que será ya próximamente. Vamos a involucrarnos en otros deportes como atletismo, baloncesto, ajedrez y otros. Vamos a continuar con las charlas en algunos colegios y donde nos inviten. Me voy contento, hicimos tryouts y los agentes de los jugadores dieron acogida a la ayuda.
¿Cómo surge este proyecto de animar a los jóvenes del país?
Me remonto a mis tiempos cuando yo era joven y las dificultades que yo pasé. Y las necesidades son las mismas. Así que si Dios me dio la oportunidad de escalar en el deporte, entonces yo me siento comprometido a dar un poco lo que lo que a mí me dieron. Es ayudarle a cambiar la vida a esos jóvenes. No es solo superación deportiva, sino académica también. Ojalá en el futuro haya empresarios, médicos, profesores que hayan recibido de nosotros una voz de aliento, un abrazo, una esperanza, guiándolos además por el camino de la espiritualidad, que es también una meta.
¿Qué tanta receptividad está teniendo el mensaje tuyo?
He estado leyendo este libro Una Vida Con Propósito y ahí me ha quedado claro la importancia del contacto visual con las personas. Y yo estoy seguro que algo les queda del mensaje. Lo veo en sus ojos. Veo que prestan atención y están recibiendo. Además de estimularlos en el deporte y la educación, también deseo llevar el mensaje de Dios y eso es lo que he tratado de hacer. Siento que esa es mi misión ahora.
Instrumento de Dios
Se percibe en vos una mayor proximidad a Dios, ¿es así?
En esta etapa de mi vida, en la que estoy retirado, me he puesto a pensar más, a reflexionar más sobre la parte espiritual y cada vez que hago estas cosas, me siento más confortable, me siento mejor. A veces me siento como si fuera un instrumento de Dios. Además, estoy claro que el único camino para encontrar la felicidad es a través de Dios. Así es como yo lo pienso.
¿Ha habido alguna señal de gratitud por lo que hacés?
Muchos chamacos se han acercado, me estrechan la mano, me dan las gracias por lo que comparto con ellos, me dicen “gracias por sus charlas, nos gustó, no habíamos escuchado algo así”, y eso me alienta. Siento a veces desesperación de jóvenes que están en busca de líderes, de guías. Hay quienes me han dicho que desde que escucharon las charlas, llevan seis meses limpios (de adicciones) mandan correos, mensajes, cartas. Y eso nos llena de fuerzas para seguir en el camino. El resultado sabemos que no es a corto plazo, pero se logrará el objetivo.
Ahora vivís entre Miami y Managua, ¿te gusta ese sistema?
Siento que aporto más cuando estoy aquí que cuando estoy en Miami. Allá siento que paso más de vago. Aquí no me queda chance ni de ir al gimnasio. Tengo muchas reuniones con donantes, voy a la academia, atiendo entrevistas. Mi mujer me dice que no me reconoce. Que me pongo eléctrico. Cuando me percato ya se me ha ido el día.
Y en Miami, ¿qué hacés? ¿Cuál es más o menos tu rutina?
Allá en Miami me levanto temprano, hago mis ejercicios, voy a misa al mediodía, almuerzo con mi esposa, me pongo a leer el libro que tengo en ese momento. Leo todos los días los periódicos. Leo de todo, no solo Deportes. Leo Política, Departamentales, de todo. Y así conozco a muchas personas para saber cuando venga quién es quién.
Educación, la fórmula
¿Qué tan clave para tu éxito fue el haber estudiado un poco?
Lo que pasó en mi vida, lo que logré fue gracias al talento que Dios me regaló, pero también a la educación. La educación te da la oportunidad para adaptarte a cualquier ambiente, a cualquier sistema. Y ahora que veo que otros jugadores con más talento que yo, que no consiguieron triunfar, fue posiblemente por sus dificultades para adaptarse.
¿Se ve más en los latinos?
También en los estadounidenses. Si venís de la universidad, tenés una mentalidad diferente que si solo te has bachillerado. Y si solo tenés la primaria, la situación es más dura. Yo fui a la universidad un semestre, pero eso me abrió los ojos, me hizo visualizar lo que yo quería para mi vida. Los latinos sufren mucho y al no adaptarse, salen del beisbol y muchos terminan en malos caminos. Yo me le fui arriba a muchos con más talento, por lo poco que tuve de educación.
Estadio Denis Martínez
¿Qué te parece la construcción del nuevo estadio de beisbol?
Me ha impresionado muchísimo ver la capacidad con que se está desarrollando ese estadio. Va a ser una cosa impactante. Y tiene que ver con el compromiso del Gobierno de hacer un proyecto serio, al extremo de que la construcción es asesorada por Murray Cook, de MLB, y cuando MLB se mete en un proyecto se sabe que lleva los máximos estándares de calidad, que la estructura va como tiene que ser para asumir todos los compromisos. Es una maravilla. Será la sede de los Juegos Centroamericanos en nuestro país. Por donde se le vea es una infraestructura seria, un proyecto para ahora y para el futuro.
Y el hecho de que se llame Denis Martínez ¿cómo te llega?
Eso me pone muy contento y gozoso y le agradecí al Gobierno de inmediato por escoger mi nombre, no por ego, sino porque probablemente le dieron mérito a quien ha puesto su granito de arena en lo que se refiere a la historia del beisbol nacional, pero si hubiera otra persona que creen que merecía llevar el nombre, yo no me hubiera molestado, pero ya que se me escogió a mí, me siento halagado.
¿Ahora sí te sentís apreciado en Nicaragua?
Sí he percibido eso, pero también tengo que reconocer que la frialdad que yo percibía era producto del aislamiento mío también, que siendo una persona no muy abierta socialmente para compartir con todo mundo, que no era porque yo me las daba o por ser una persona prepotente, sino más bien tímida en cierto sentido. Las personas de mi tiempo vieron eso y no tienen culpa, pero ahora con las charlas, con el acercamiento con la juventud, la historia ha sido distinta. Hay gente de mi época que también aprecia el cambio que he hecho en mi vida, lo aprecian y valoran. Quizá ha habido un problema de percepción que creo que se va superando poco a poco, pero bueno, eso ya pasó. Vivo el ahora. El cariño de los jóvenes lo he podido sentir.
¿Qué tan importante ha sido tu esposa Luz Marina en todo esto?
Ella ha sido la base más importante, “la flaca” como yo le digo, es una mujer única. Madre y padre para mis hijos. Lo que hay en esta familia es debido a ella. Mi trabajo era sacar outs, que es una presión grande también, pero ella hizo un trabajo increíble con nuestros hijos, que son cuatro, y ella también vivía la presión del juego, porque ganara o perdiera siempre estaba ahí, atenta a mi trabajo, pero también a los muchachos. Ahora, yo estaba en el juego, pero pensando en la familia siempre, no perdí de vista eso. Así que compensé la falta de tiempo para ellos abriéndoles un camino para su futuro.
¿Económicamente te sentís cómodo ahora mismo?
Cuando debuté en las Grandes Ligas me apegué a personas importantes que me ayudaron. Mi meta fue siempre proteger a mi familia, que mis hijos se prepararan académicamente. Yo no quería para ellos un futuro incierto, a pesar de que todos jugaron beisbol. Pero Brook Robinson y Jim Palmer me presentaron a personas que me ayudaron en la administración del dinero. Me presentaron a Ron Shapiro, que es judío y vos sabés que los judíos son gente que agiliza el dinero, pero yo daba el visto bueno, porque he conocido casos de gente que dieron todo el poder a los asesores y todo se les perdió. Yo me cubrí. Yo daba visto bueno.
¿Algunas vez te han dicho pinche por el manejo del dinero?
Sí, me lo han dicho. Me dicen que soy pinche y a pesar de que muchos creen que me ofende, verdaderamente yo lo recibo como algo positivo, porque significa que no boto el dinero, que no lo tiro a lo loco, yo me siento regocijado con que digan que soy ahorrativo. Creo que si uno se gana el dinero honradamente, le corresponde a uno decidir la forma en lo que lo usa. Aun así, yo comparto con mucha gente, pero no lo ando diciendo a todo mundo.
Las cifras de Martínez
Denis Martínez nació el 14 de mayo de 1954 en Granada. Fue firmado en 1973 por los Orioles e hizo debut en Grandes Ligas el 14 de septiembre de 1976.
A través de una carrera que se extendió por 23 años, Denis ganó 245 juegos (máxima cifra para un lanzador latino) y perdió 193 partidos, con 3.70 en efectividad.
Martínez quedó a un out de llegar a 4,000 innings lanzados. Quedó con 3,999.2 episodios, en los que abanicó a 2,149 bateadores, mientras cedía 3,897 imparables.
Aunque en seis ocasiones llegó o superó la barrera de los 15 triunfos, su mejor campaña, de acuerdo con las mediciones actuales (5.8 WAR), fue en 1991, con 14-11 y 2.39 en efectividad.
Fue líder en juegos completos dos veces: 18 en 1979 y 9 en 1991. También lideró innings lanzados en 1979 (292.1) y lechadas en 1991 con 5 y líder en éxitos (14) en 1981.
Entre los lanzadores latinos es el máximo ganador con 245 triunfos, dos más que Juan Marichal (243) y 12 más que Bartolo Colón (233), aún activo con los Bravos de Atlanta.
“Hay que ayudar”
El ex big leaguer Denis Martínez, quien batalló en su juventud intentando encontrar el norte para su vida, ofrece ahora palabras de aliento a los jóvenes en los colegios y las escuelas, mientras ayuda también a prospectos que sueñan con ser firmados para la pelota profesional, pero les insiste en la necesidad de estudiar como la clave para el éxito. “Hay mucho por hacer, hay que ayudar a estos jóvenes, como un día a mí me ayudaron también”, asegura.