Progresismo no es sinónimo de izquierdismo, aunque pareciera que sí lo es. La izquierda internacional, agrupada en la Alianza Progresista mundial, se ha adueñado de la verdad en la defensa de los pobres, el humanismo, el pacifismo y también, del progresismo. La idea de progreso para los defensores de la economía liberal de mercado, es progreso material, avance tecnológico y movilidad social. En el liberalismo latinoamericano, derivado de las corrientes filosóficas europeas y la revolución francesa, la libertad individual es también el eje fundamental de su doctrina.
El tipo de progresismo, planteado por la izquierda incluye la promoción del aborto, el sexo libre, el uso libre de drogas, especialmente la marihuana, el feminismo radical en contraposición a la familia tradicional. Contradictoriamente, las feministas de género promueven la bandera del sexo libre, “mi cuerpo es mío” dicen, y a la vez que promueven el libertinaje sexual señalan de fanáticos religiosos o intolerantes a quienes se oponen a sus postulados.
En la política criolla, los miembros de la autodenominada verdadera oposición, llámese Frente Amplio para la Democracia (FAD) presumen de ser liberales filosóficos, promotores de la irrestricta libertad individual y en ese afán mas de algunos liberales que forman parte de este segmento opositor se alían al izquierdista Movimiento Renovador Sandinista (MRS) para promover la agenda más extremista en cuanto a la denominada “agenda progre internacional”.
Y como la izquierda es buena y la derecha es mala, porque la izquierda defiende a los pobres, no se les puede llevar la contraria, ya que como señalamos se han adueñado de la verdad y manipulado el pacifismo, el humanismo. Cómo va ser humanismo promover aborto, sexo libre, uso de drogas, confrontación familiar y feminismo radical. Esta agenda no lleva al progreso, sino al fracaso, a la destrucción moral, física y mental de los individuos y la sociedad, y por ende, al empobrecimiento y la indigencia de hombres y mujeres.
Debería tomar ejemplo, la llamada oposición del FAD-MRS del nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, quien le tomó apenas tres días en posesión de su cargo para cumplir una de las promesas de campaña más importantes de este proceso, el combate a la industria abortista. Por medio de orden ejecutiva bloqueó el uso de 544 millones de dólares que estaban destinados a financiar a los grupos que asesoran sobre el aborto en su país y en el extranjero.
Con la astucia que tiene la izquierda internacional para manipular los conceptos y los sentimientos de las clases desprotegidas, usan el libertinaje como mejor medio de promoción populista, repartiendo desenfreno a diestra y siniestra haciendo creer que están luchado por libertad y las llamadas “conquistas sociales históricas”, muy propias del sandinismo en el poder en su época más ortodoxa.
El movimiento histórico al que hizo referencia el presidente Trump en su investidura no es más que la llamada “Derecha Alternativa”, un movimiento político variopinto que su mayor y más reciente hazaña fue la victoria electoral de noviembre pasado. Aquí la defensa de los valores morales es fundamental, y el movimiento lo está demostrando.
El progresismo desde la óptica izquierdista no genera progreso sino todo lo contrario.
El autor es abogado.