El papa Francisco se reunió el miércoles pasado, en el Vaticano, con representantes de las delegaciones de pueblos indígenas que participaron en un foro internacional realizado en Roma por la convocatoria del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
Como es su vocación pastoral y su acostumbrada conducta, el jefe supremo de la Iglesia católica tomó partido por una de las partes de la humanidad más humilde, desamparada y ultrajada, como es la de los indígenas de todos los países donde lograron sobrevivir.
Qué bueno sería que el mensaje y las recomendaciones del papa Francisco en favor de los indígenas, fuesen comprendidas, acogidas y aplicadas por los gobernantes de los países donde existen esas comunidades, pero también, y en primer lugar, por los representantes de la misma Iglesia católica, sean religiosos o diplomáticos. Sin embargo, lamentablemente no siempre ocurre así.
El papa fue a fondo en el caso de los graves problemas que causan a los indígenas los proyectos gubernamentales o privados de desarrollo infraestructural, explotaciones mineras, expansiones productivas agrícolas y ganaderas y otros de distinto tipo. Tal es el caso en Nicaragua, por ejemplo, de la proyectada ruta canalera que pasaría por territorios indígenas. Pero también el avance de los colonos sobre las tierras de los indígenas del Caribe, donde se ha creado un grave conflicto inclusive sangriento ante la indiferencia o complicidad del Gobierno, en el cual los comunitarios llevan la peor parte.
“El problema principal está en cómo conciliar el derecho al desarrollo, incluyendo también el de tipo social y cultural, con la protección de las características propias de los indígenas y sus territorios”, expresó el papa Francisco. Y agregó que esta conciliación “se hace más evidente, sobre todo cuando se trata de estructurar unas actividades económicas que pueden interferir con las culturas indígenas y su relación ancestral con la tierra”.
Siguió diciendo el Santo Padre que “en este sentido, siempre debe prevalecer el derecho al consentimiento previo e informado, según exige el artículo 32 de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Solo así se puede garantizar una cooperación pacífica entre las autoridades gubernamentales y los pueblos indígenas, que supere contradicciones y conflictos”.
En lo que se refiere específicamente a Nicaragua, a lo expresado por el papa habría que agregar que ese derecho de los indígenas, reconocido internacionalmente en la mencionada Declaración, está protegido —por lo menos jurídicamente— por la Constitución Política y las leyes nacionales específicas que mandan a conservar y respetar los derechos comunitarios y las tierras y propiedades ancestrales de los pueblos indígenas.
Por lo que sabemos, en la entrevista con el papa en el Vaticano no había representantes de los indígenas de Nicaragua que sufren el acoso de los colonos. Solo estuvo alguien afín al Gobierno que no se preocupa por proteger los derechos de los indígenas, pero ojalá que al menos le haga llegar el claro y justiciero mensaje de Francisco.