Cuando en cierta ocasión solicitaron a Babe Ruth un consejo para un grupo de niños atraídos por el beisbol, el legendario bateador de los Yanquis fue directo al punto: “Tírenle duro a la pelota por si acaso le pegan”. Y es que batear es la actividad atlética más difícil que existe.
Ruth no entró en teorizaciones biomecánicas o enunciados científicos. No era lo suyo. Pero bateaba como nadie. Ningún artillero en la historia mezcló tanta constancia y potencia en sus contactos al batear como Ruth, el legítimo paradigma de la ofensiva.
Y en Nicaragua, ¿quién ha sido el bateador que ha combinado mejor habilidad para hacer contacto con la bola y el poder para enviarla lejos? Ernesto López y Pedro Selva son los nombres que vienen a la mente. Lo que cambia es el orden, pero siempre son ellos.
Selva atrapó cuatro triples coronas (average, jonrones y remolques) y se convirtió en el primer bambino pinolero. Después Ernesto elevó la vara por la que se mediría a los bateadores nicas, estableciendo marcas en jonrones (42) y remolques (117) que aún persisten.
Y entre los bateadores actuales, ¿quién es el más destructivo, el de más poder? En el 2016, vimos el salto dado por Jordan Pavón, quien pasó de ser una posibilidad, a algo real. Metió 25 jonrones, el mejor registro en esta nueva etapa de los Pomares, puestos en marcha en 2009.
Sin embargo para determinar que Pavón es el más fuerte entre los cañoneros del presente, habría que verlo de nuevo tumbando cercas con mucha frecuencia. Él sabe que tiene ese reto y lo ha asumido con naturalidad.
Pienso que Pavón podría llegar a 30 tablazos. Está joven y parece ir madurando rápido. Además, como dice Ruth, le tira fuerte a la bola y le está pegando consistentemente.
Sin embargo, si pretende terminar como líder de nuevo, tendrá que cuidarse de Ronald Garth, Dwight Britton, Juan Carlos Urbina y Justo Rivas, veterano cañonero aún con fortaleza, a pesar que está por decirle adiós al beisbol.
Para usted, ¿quién es el bateador nica de más poder en Nicaragua?