Salir a la calle en los meses más secos- marzo y abril- podría convertirse en toda una proeza en unos cuantos años más, debido al incontenible aumento de la temperatura en el país, que impacta mucho más por el estado de deforestación que tiene Nicaragua, aseguran especialistas.
Que cada año el termómetro marque una temperatura mayor al anterior, es el resultado de una secuencia de destrucción a la naturaleza y mal manejo de los recursos naturales, consideró Agustín Moreira, agrometeorólogo de Centro Humboldt.
En la década de 1970, la máxima de temperatura en occidente alcanzaba los 35 grados centígrados, mientras que ahora es de 38 grados, y el golpe de calor o la sensación térmica se puede registrar hasta en 42 grados, apuntó Moreira.
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Esos datos son una muestra de cómo ha ido aumentando la temperatura. Y es que estos panoramas climáticos ya habían sido contemplados en la Segunda Comunicación de Cambio Climático ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (2008). Es así, que la proyección de aumento de la temperatura para la década 2020 a 2029 se calculaba entre 0.5 a 1.0 grados Celsius.
En el caso de Managua, la media anual de temperatura pasó de 26.87 grados Celsius en 1970 y se proyecta a 28.61 grados Celsius en el 2050. Es decir, que para Managua, la temperatura media anual aumentará 1.74 grados Celsius, en promedio.
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Carlos Carballo, especialista en modelación climática de Centro Humboldt, explicó que no es lo mismo el impacto que tiene el aumento de la temperatura en todo el país, es por tanto que se deberían de hacer aproximaciones en cada zona. Para Moreira, el incremento no para, y mientras “no tengamos una política en relación a la reforestación y conservación”, será peor.
Ríos padecen por temperatura
Para el doctor Jaime Incer Barquero, las temperaturas tienen un fuerte impacto en las fuentes de agua, tanto en las superficiales como en las subterráneas. Las primeras se secan y las segundas, como no hay buenos inviernos, no se recargan, explicó el doctor.
Aunado a esto, el país siga cortando sus bosques, que es sinónimo de la pérdida de agua, lo que agrava el problema de acceso al vital líquido en diferentes comunidades.