El pueblo hizo justicia. Una hora le bastó a los miembros del jurado de conciencia para declarar culpable a los cinco religiosos acusados de quemar viva a Vilma Trujillo en una hoguera, durante un rito para liberarla supuestamente de un demonio. Los hechos ocurrieron el pasado 21 de febrero en la comunidad El Cortezal, de Mina Rosita, ubicada en la región del Caribe Norte de Nicaragua.
Mientras el vocero del jurado leía las actas del Tribunal de Jurado donde dieron su veredicto de culpabilidad contra el pastor Juan Gregorio Rocha Romero, Pedro Rocha Romero, Tomasa Rocha, Franklin Jarquín y Esneyda Orozco, por el delito de asesinato, estos no mostraron ni un gesto en el rostro.
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Igualmente los familiares de la víctima y de los acusados permanecieron inmóviles.
La diferencia de tiempo para dar veredicto de culpabilidad por asesinato entre uno y otro acusado fue de minutos. Lo que indica que la prueba fue clara y comprendida por los miembros del jurado durante los tres días de juicio.
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La única que fue declarada no culpable del delito de secuestro simple fue la acusada Esneyda Orozco, aparte de ella todos fueron declarados culpables de retener contra su voluntad a la víctima en la iglesia Visión Celestial de las Asambleas de Dios, de la comunidad. Desde el 15 de febrero hasta el 21 del mismo mes, día en que acordaron quemarla, según la Fiscalía.
Hubo alevosía y saña en muerte
Luego de leer las actas de veredicto del jurado, el juez Alfredo Silva Chamorro pasó a la calificación final de los hechos; dejándolo como asesinato porque existió alevosía, ya que los acusados amarraron a la víctima a un tronco para que esta quedara en total indefensión. Además, la superaban en número, pues ellos eran cinco contra una mujer indefensa.
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También hubo saña, dijo el juez, por la forma en que le quitaron la vida, ya que morir quemada es una de las muertes más dolorosas que un humano pueda tener. Tomando en cuenta que la mujer fue expuesta casi cinco horas a las llamas de la hoguera y luego lanzada sin escapatoria porque iba atada de pies y manos.
Sin meter los tres días de agonía en el hospital con el 80 por ciento de su cuerpo quemado.
Debate de pena
Durante el debate de pena la fiscal Fabiola Mendoza pidió penas máximas para ambos delitos. Treinta años de prisión por el asesinato, agregando que además de la alevosía y la saña hubo otras circunstancias que agravan la pena, como es el abuso de confianza, ya que la víctima y sus familiares confiaban plenamente en los procesados, por ser líderes religiosos.
Por el secuestro simple pidió seis años de prisión, lo que suma 36 años de cárcel. Sin embargo, las defensas pidieron las penas mínimas y la adecuación de la pena a la participación de cada procesado en los hechos.
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Estas penas son 20 años de cárcel por el asesinato y 3 años por el secuestro.
Además, alegaron falta de antecedentes penales y la prole numerosa en caso de las mujeres; pues muchos niños quedarían al garate sin sus padres, porque los abuelos ya están muy viejos para hacerse caso de su cuido.
Los abogados también dijeron que harán uso de los recursos que establece la Ley por las posibles penas a imponer, pues el veredicto de culpabilidad es inapelable.
Vilma miccionó sangre
Los últimos momentos conscientes de la víctima Vilma Trujillo los narró el martes su tía Ángela García Blandón, quien la acompañó en su traslado al centro de salud más cercano, después de que su padre y primo la fueron a rescatar de la iglesia donde estaba tirada, semidesnuda y quemada. “Ella (Vilma) dijo que los pastorcitos la habían quemado, la habían bautizado y no la dejaron irse. Esa noche habló tranquila, bebió agua, no se quejaba y pidió orinar y echó una pelota de sangre, los pellejos de la espalda los tenía guindados”, declaró la tía en juicio.