La empresa privada ha rechazado la idea de que la cuota patronal al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) sea nuevamente incrementada, para supuestamente salvarlo de la insolvencia financiera.
El aumento de la cuota patronal es una de las medidas sugeridas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), para rescatar al Seguro Social de la bancarrota a la que el régimen orteguista lo ha conducido. El FMI sugiere también aumentar las cotizaciones de los trabajadores, reducir los desmesurados gastos burocráticos, elevar la edad de jubilación y aumentar la cantidad de cotizaciones para jubilarse, trasladar al Gobierno central el pago de las pensiones a las víctimas de guerra y otras que se asignan por motivos políticos, etc.
Pero desde que se conoció que el déficit financiero del INSS sigue aumentando a pesar de las reformas implementadas en los últimos años, la empresa privada descartó aceptar otro aumento de su cuota.
Según José Adán Aguerri, presidente del Cosep, este aceptó en 2013 el incremento de su contribución al INSS, que pasó de 16 por ciento en 2014 al 19 por ciento en 2017, pero no más allá.
“Nosotros nos comprometimos a que ese iba a ser nuestro aporte en relación a este tema (del INSS) y que no iba a haber más aporte de parte nuestra en este sentido”, sentenció el representante empresarial.
Esa posición de los empresarios es correcta y los alentamos a mantenerla con firmeza. Ni el empresariado ni los trabajadores afiliados son culpables de la crisis del INSS. Esta ha sido causada por la mala administración y el manejo falto de transparencia de los fondos del Seguro Social. El único culpable del desastre del INSS es el régimen orteguista y personalmente Daniel Ortega. Esto lo hemos dicho muchas veces y tenemos que repetirlo.
Pero por la misma razón de que el orteguismo es el culpable de la crisis financiera del INSS, tampoco puede resolverla, como ha quedado demostrado en los últimos años. Desde que se comenzó a implementar la última reforma del INSS en 2014, su déficit financiero ha seguido aumentando en vez de disminuir; la crisis ha empeorado a pesar del aumento de la cuota empresarial y laboral.
Si tuviera responsabilidad, el Gobierno orteguista podría aplicar las medidas sugeridas por el FMI, excluyendo el aumento de la cuota patronal y de los trabajadores que además de innecesario es inaceptable, así como el pago de las pensiones reducidas porque sus beneficiarios cotizaron parcialmente para los fondos del INSS.
Si Ortega quisiera podría racionalizar los gastos operativos del INSS, trasladar las pensiones de interés político al Ministerio de Hacienda, recuperar el dinero del Seguro Social mal invertido en negocios particulares. Y podría también hacer las otras reformas sugeridas por el FMI, como subir la edad de jubilación y aumentar la cantidad de cotizaciones para jubilarse.
Pero es improbable que el orteguismo pueda o quiera hacer eso. La salvación del INSS —o más bien su renacimiento— tendrá que esperar a que desaparezca el régimen orteguista, que ojalá fuese pronto.