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Managua, Nicaragua. 19/05/2017. Modelos Curvy o Size Plus para reportaje especial de Domingo. Oscar Navarrete/ LA PRENSA.

Modelos de tallas grandes en Nicaragua

Fueron víctimas de bromas crueles por sus cuerpos. El mismo que hoy lucen en pasarelas y sesiones de fotos, como modelos de tallas grandes en Nicaragua.

Cuando Jesica estaba en primer grado sus compañeros la forzaron para que intentara pasar por un pasillo donde solo cabían personas delgadas. Ella, que era gordita, no cupo en el lugar. Se quedó atorada, llorando e intentando salir, mientras todos la miraban y se burlaban. Sus caderas terminaron chimadas porque tuvo que zafarse a la fuerza. Llegó a su casa, llorando, incapaz de poder decirle a alguien lo que le había pasado.

Alguna vez fue víctima de burlas y apodos crueles por su peso. Hoy, exhibe su cuerpo, sensual, mientras posa ante la cámara con un traje de baño. Ahora es el centro de atención pero no para burlarse de ella. La ven porque es una modelo de talla grande, una tendencia que ha ganado cancha en la industria de la moda internacional y en el país.

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En Nicaragua, donde el modelaje de tallas grandes aún está en pañales, hay rechazo y aceptación. De un lado están quienes aseguran que ese no es el perfil tradicional y estético que busca la industria de la moda, y del otro, están quienes afirman que se trata de una revolución y aceptación del cuerpo femenino tal como es. Esta es una mirada al modelaje de tallas plus size en el país.

“Ahí viene el elefante”

Algo en común tienen al menos la mayoría de las modelos de tallas grandes en Nicaragua: la burla. Desde pequeñas fueron víctimas de bromas por sus cuerpos y sus pesos. Y a pesar de que en el modelaje encontraron una forma de sentirse bien con ellas mismas, tuvieron que pasar por mucho para poder enfrentar las críticas: lágrimas, heridas e incluso intentos de suicidio.

Los días de secundaria fueron difíciles. Para la modelo de talla grande Eliette Carballo Alonso, las burlas era el pan de cada día cuando estaba en el colegio. “Tenés cuerpo de cerdita”, “Ahí viene el elefante”, le decían. Hacer educación física, por ejemplo, era una pesadilla. “Esta para qué viene si no sabe saltar”, le decían. Se quedaba sentada y no hacía ejercicios para ahorrarse las burlas.

A los 14 años, Kenia Castillo le rogaba a su mamá que la cambiara de colegio. “Me decían Porki, gorda. Me metían en vergüenza delante de otras personas”, cuenta. Y después de narrar como lloraba por las bromas que le daban, es irónico verla sonriendo, posando y luciendo ante la cámara el cuerpo del que solía avergonzarse.

Arriba: Tania Joya y Kenia Castillo. Abajo: Eliette Carballo Alonso y Jesica Pérez. LA PRENSA/ Óscar Navarrete

Sin embargo, las burlas y el rechazo no se limitaron a la época estudiantil. Cuando Tania Joya modelaba en las pasarelas, las modelos de tallas pequeñas la veían con desdén. “Te quedan viendo de pies a cabeza. Algunas dicen ‘mira vos a esa, solo a ella se le ocurre montarse en la pasarela, la va a hundir’”, lamenta Joya.

Un accidente automovilístico le “alteró los nervios” a Tania. Estaba en plena etapa de desarrollo y el trauma que sufrió hizo que empezara a comer y a comer. De adolescente ya era gordita. “Siempre había un chavalo que decía: ‘Oe, ahí viene la Godzilla, apártense de ahí que ya no va a alcanzar’”, cuenta la modelo.

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Jesica Pérez, quien es modelo plus size desde hace tres años, sentía que las personas la veían con asco. El rechazo era tal que le robaban sus cosas en el colegio. La vez que la obligaron a entrar en un lugar estrecho donde se quedó atorada, terminó con dolor y heridas en las caderas porque la sacaron a la fuerza. Era inocente, dice, y no sabía cuánto podían afectarle las cosas que le decían y hacían. “Maduré a temprana edad para enfrentar las críticas de las personas”, dice Pérez. Siempre tuve la confianza en que iba a existir eso… O en promoverlo yo.

“Llevo toda la vida intentando bajar de peso”, confiesa Jesica. Cuando empezó a tener novios, ellos le insistían en que bajara de peso. “Lo hacía. Por él lo hacía. Iba al gimnasio, hacía dietas… por tantas veces que he intentado ya tengo gastritis. No desayunaba, almorzaba a las tres de la tarde y no cenaba”, cuenta la modelo.

Para el diseñador de modas Erick Bendaña, el empoderamiento que han tenido las mujeres a través de la rebelión de las tallas plus size ha sido importante. “Esta revolución donde la mujer toma ese empoderamiento de aceptarse, con un cuerpo más real, es muy
positivo”, indica.

La oportunidad de modelar

Kenia Castillo, de 24 años, es modelo de talla grande, estudia Periodismo y también pertenece al ballet folclórico. LA PRENSA/ Óscar Navarrete

Para Jesica, su peso nunca fue un impedimento para modelar. Ella tenía la esperanza de que algún día la tendencia fuera a abrirse camino en el país y ella podría dedicarse a lo que quería hacer desde niña. Cuando escuchó que una agencia estaba convocando modelos de talla grande no la pensó dos veces para audicionar. “Para ese tiempo no estaba estudiando y lo tomé como un pasatiempo”, confiesa Jesica.

A diferencia de Jesica, Tania Joya nunca había pensado en modelar. Pero un día escuchó que estaban buscando a una modelo gordita para una pasarela de madres y decidió audicionar. Nunca lo había pensado porque “aquí en Nicaragua es muy difícil que tomen en cuenta a las mujeres gorditas para el modelaje, incluso para los canales de televisión”, confiesa.

Eliett y Kenia, de 24 y 21 años de edad respectivamente, también escucharon de audiciones para ser modelos en tiendas y por curiosidad decidieron entrar. Siempre habían sido coquetas, pero nunca habían pensado en ser modelos porque creyeron que su peso sería un problema. Nada más era un sueño de niñas.

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Todas ellas han hecho pasarelas y sesiones de fotos para tiendas de ropa y para revistas como Nosotras, de LA PRENSA.
Sin embargo, las modelos aseguran que es imposible vivir solo del modelaje de tallas grandes. En una pasarela pueden ganar de 25 a 30 dólares, cuando la paga es buena. También pueden recibir de 10 a 15 dólares, más bonos de compras en las tiendas para las que
modelan.

Y si en algo están de acuerdo todas, es que el modelaje les ha ayudado a aceptarse y mejorar su autoestima. Todas sufrieron de bullying, bromas, e incluso hicieron esfuerzos incansables para bajar de peso. Sin embargo, ahora no temen mostrar sus cuerpos en trajes de noche, trajes de baño y cualquier penda que puedan usar.

El dilema de la moda

De izquierda a derecha: Kenia Castillo, Tania Joya, Jesica Pérez, Eliette Carballo Alonso. LA PRENSA/ Óscar Navarrete

Para Erick Bendaña, la revolución de las curvas y las tallas plus en el mundo empezó cuando Kim Kardashian apareció en la portada de la revista Vogue, en 2014, la cual se caracterizaba porque las protagonistas de sus portadas eran modelos de talla cero. “Antes mirabas a la típica modelo totalmente delgada, que era como el prototipo que se tenía antes de la belleza perfecta. Creo que una de las cosas por la cual ha cambiado mucho este tipo de tendencias comienza desde el momento en que Kim Kardashian aparece en Vogue. La primera mujer que realmente tiene curvas”, explica Bendaña.

Él define como increíble el hecho de que la moda empiece a aplicarse más a la realidad que se vive mundialmente y que es mucho más fuerte en Nicaragua, donde explica que es poco común “ver chicas que tallen dentro de este estereotipo que tiene la moda, que es la modelo talla cero”.

Internacionalmente, modelos como Ashley Graham, Clementine Desseaux y Tess Holiday, entre otras, se han convertido en pioneras de las tallas “plus size”. Graham fue la primera mujer de talla grande en aparecer en el especial de trajes de baño de la revista Sport Illustrated; Desseaux fue la primera modelo “plus size” en ser el rostro de la firma Cristhian Louboutin; por otro lado, Holiday fue la primera modelo de talla 54 en pertenecer a la agencia de modelos Milk.

El director de la agencia Haut Models, Javier Ugarte, admite que en Nicaragua es difícil encontrar prospectos “que den la talla al verdadero concepto del modelaje. Estoy basando mi opinión en el primer mundo, en la cuna del modelaje, París”, explica.
Ugarte asegura que esta moda de las tallas grandes no se rige por el modelo de industria, pero que es válido porque va de la mano con la publicidad. “En Nicaragua se ha impuesto esta cultura porque es difícil encontrarse aquí con una modelo que mida 1.85 porque no hay. Se ha impuesto esa cultura y tenemos que trabajar con modelos así porque es la realidad, es nuestra misma sociedad”, dice el director de agencia.

No está en contra, aclara, pero sí es crítico de la tendencia porque prefiere basarse en el verdadero concepto de la industria. “Pero nadie puede negarle el talento ni la oportunidad a nadie. Pero yo sí soy de la opinión de que el concepto de la industria de modas y el modelaje en este país es un solo desorden, una falta de respeto. La industria del modelaje se ha ido degenerando por culpa de productores, de intento de modelos y de la misma sociedad y los mismos medios, que no saben ni conocen el verdadero concepto de la industria”, dice.

“Hay modelos que son gorditas, hermosas, que se han metido al mundo de la publicidad y han dado resultados, pero ¿por qué en los certámenes de belleza no aceptan ese tipo de modelos? Porque se apegan a un estándar, del verdadero concepto de la moda y el modelaje”, concluye.

Modelo pionera

Valeria Hernández, modelo pionera en el modelaje de tallas plus en Nicaragua. LA PRENSA/Óscar Navarrete

Valeria Hernández ni siquiera podía ponerse un vestido. Cuando comenzó a desarrollar, durante la adolescencia se rehusaba a ponerse ropa bonita porque sentía que tener peso de más la hacía verse diferente.

“Siempre en la secundaria me decían ‘allá viene la gorda’, ‘¡Uy! qué fea la gorda’. En ese entonces estaban los muñecos de Dragon Ball Z y salía un personaje que se llama Mayimbu y me encajaron así. Fue algo muy doloroso para mí. Me sentía horrible. Miraba al muñeco y me miraba yo”, cuenta Hernández.

En la secundaria vivía llorando en un rincón de la escuela. Siempre tuvo una depresión terrible por el bullying que le hacían. Lloraba todos los días y un día intentó suicidarse tomándose un frasco de pastillas por su baja autoestima. “Gracias a Dios llegó mi mamá y me pudieron llevar al hospital. Sentía que yo no encajaba. Mi peso le estorbaba a mucha gente, yo no encajaba. Era un monstruo a la par de ellas”, dice la modelo.

Después de su intento de suicidio, empezó a ir a terapia y su psicóloga le recomendó que escribiera las cosas que la hacían sentir mal. Su blog Vivan las curvas empezó a hacerse popular y hasta tenía un espacio en un canal nacional para hablar sobre el autoestima de las mujeres con curvas.

Una tienda de ropa para mujeres “plus size” le pidió hacer una sesión de fotos para modelar el vestuario del negocio. “Yo no me imaginaba ser modelo. Cuando decidí hacer la sesión de fotos la hice porque era interesante. Pero luego vine y miré que a la señora le gustó. Me fueron buscando de varias empresas y me hizo darme cuenta de que a pesar de tener curvas podía hacer un poco de lo que a mí me gustaba”, cuenta Hernández.

Poco a poco fue haciéndose popular en el país y fue contactada por la modelo “plus size” Isabelle Lobo para realizar una pasarela en Costa Rica. Después trabajó en Guatemala, El Salvador, Honduras, Panamá y también fue portada de una revista española.
Ella fue una de las primeras modelos “plus size” en el país. “Cuando empecé a ser modelo era un tabú en este país porque no había una modelo curva. Eran todas las modelos el prototipo de la mujer perfecta. Fue un gran desafío abrir ese camino”, explica Hernández.

Hernández ha modelado en Centroamérica y España. LA PRENSA/ Óscar Navarrete

 El mercado de tallas en Nicaragua

El diseñador Erick Bendaña admite que últimamente ha visto mucha publicidad de tiendas “plus size”. “De aquí a unos dos años vamos a podes decir que en Nicaragua existen modelos tallas plus. Da mucho de qué hablar y es una revolución”, confiesa el diseñador. Uno de sus proyectos es crear una colección exclusiva para modelos con curvas. “Hay una necesidad de satisfacer al cliente. Es un mercado que no se ha explotado como debería de ser”, dice Bendaña.

Tiendas como Curvas Pluz Size fueron pioneras en el mercado de tallas grandes en el país. Su propietaria Blanca González explica que la tienda nació porque “en Nicaragua no existía el concepto en moda de talla grande, era sumamente difícil conseguir en las tiendas convencionales”. Otras tiendas como Dabella, Gordita Bella, también se dedican a comercializar atuendos exclusivos para modelos de tallas grandes

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