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Alejandro A. Tagliavini

Trump, el traficante de armas

Después del atentado en Mánchester, Ariana Grande suspendió su gira mundial. El terrorismo consiguió su objetivo, que no es matar por matar sino “aterrorizar a los infieles”. Es que el miedo paraliza la mente y las personas reaccionan primitivamente, sin razonar, y este el único modo en que los terroristas pueden ganar.

Las especies animales están destinadas a desaparecer, es ley del cosmos, porque no pueden superar sus instintos básicos como el que toda acción dispara una reacción inversa, toda violencia es respondida violentamente y así terminan desapareciendo. Salvo el hombre cuya razón le permite comprender que hay modos de sobrevivir superando a la violencia. Pero no siempre…

Desde que existe el terrorismo, atemorizados, muchos han creído que el modo de eliminarlo es con violencia “defensiva”. Por caso, después de los atentados del 11-S, se creía que eliminando a Bin Laden se solucionaba todo, pero murió y el terrorismo recrudeció. Así, cada vez que se pretende combatir al mal con violencia, recrudece, sencillamente porque el terrorismo no es un grupo de personas eliminables sino causas profundas que deben corregirse.

La “defensa” violenta aumenta las condiciones para el terrorismo porque enardece a las víctimas inocentes, se cercenan libertades y se aumenta el gasto estatal. Cuando habría que hacer lo opuesto, eliminar la coacción estatal como las leyes del salario mínimo que impiden que trabajen los que ganarían menos, y los impuestos que son derivados hacia abajo, por ejemplo, bajando salarios o aumentando precios, creando miseria y marginación excelente caldo de cultivo para suicidas.

Trump resucitó el eje del mal que llevó a Bush a iniciar la guerra contra el terrorismo que solo ha logrado aumentar el terror de ambos lados. Recientemente, en Arabia Saudita, sostuvo que el mundo libra una batalla “entre bien y mal” y sumó a Irán. Y el presidente iraní respondió que “quienes han apoyado a los terroristas, no pueden combatirlos”, refiriéndose a la nacionalidad saudí de quince de los diecinueve secuestradores que se estrellaron contra las Torres Gemelas.

La masiva propaganda del oficialismo occidental, encabezado por el Gobierno de Estados Unidos, ha hecho creer a la opinión pública que la violencia defensiva es imperiosa, cuando los hechos muestran que no soluciona nada, y que los musulmanes están imponiendo sus valores cuando son los gobiernos occidentales los que están obligando a olvidar los valores europeos y cristianos.

Existe un país con una tiranía fanática, en el que se decapitan personas por delitos como poseer una Biblia, donde las mujeres son esclavas y donde están las ciudades de La Meca y Medina prohibidas a los “infieles”. Desde donde más fondos han salido para el terrorismo islámico y para financiar mezquitas en Occidente. WikiLeaks reveló un cable de Hillary Clinton que dice que “ha sido un continuo reto convencer a sus funcionarios para que aborden la financiación terrorista que emana de Arabia Saudita”.

Desde ese país, Trump pide renovar la alianza. Una alianza con el fanatismo en aras de negocios petroleros y de vender armas a su mayor comprador. “Buscamos socios…” y firmó en Riad el mayor contrato de venta de armamento de la historia por US$110,000 millones. Por cierto, no es casual que todos los bandos usen armas occidentales… no quedan dudas del gran negocio que es, para los gobiernos occidentales, la existencia del terrorismo y las guerras.

El autor es Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California.
@alextagliavini

Opinión Donald Trump Estados Unidos archivo
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