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La Prensa

El triunfo del capitalismo

La realización en Managua de la conferencia anual de la Asociación de Cámaras de Comercio de América Latina y el Caribe (Aaccla) y la conmemoración a la vez de su cincuenta aniversario, ha sido de hecho una celebración clamorosa del triunfo del capitalismo en Nicaragua. Aaccla, según se informa en su sitio web, agrupa a cámaras empresariales de 24 países y   representa a más de veinte mil compañías de América Latina y el Caribe, lo mismo que alrededor del ochenta por ciento de los inversionistas de los Estados Unidos (EE. UU.) en la región.

Ante la representación de esa extensa y pujante comunidad empresarial de las Américas, se presentó este lunes Daniel Ortega —antiguo enemigo mortal de la empresa privada y  quien durante la revolución sandinista hizo todo lo que pudo para destruirla—, como un hombre nuevo, promotor del capitalismo del cual él mismo se ha convertido en opulento miembro y beneficiario.

El triunfo del capitalismo es muy importante, porque el socialismo marxista solo ha producido atraso, escasez y penurias. Así ha ocurrido en Cuba, ocurre en Venezuela y ocurrió en Nicaragua en los años de la revolución sandinista, la cual causó un gran retroceso económico y cuando fracasó  solo un treinta por ciento de la economía correspondía al sector privado, en su gran mayoría empresas medianas y pequeñas que lograron sobrevivir.

Como se ha dicho en el marco de la conferencia de Aaccla, aunque el capitalismo nicaragüense está en desarrollo todavía necesita diversificar la matriz productiva, darle valor agregado a los productos de exportación, hacer más competitivas a las empresas, incrementar la productividad, atraer más inversiones, mejorar la distribución social del ingreso, etc. Durante el evento empresarial internacional también se ha señalado, aunque no con suficiente énfasis, la necesidad de mejorar la  seguridad jurídica y la institucionalidad democrática.

En realidad, el capitalismo se puede desarrollar sin libertad política, democracia, justicia independiente y Estado de Derecho para todos. En Chile, bajo la dictadura militar de Pinochet y después del desastroso experimento socialista de Salvador Allende, se construyó una dinámica economía capitalista. Los “tigres asiáticos” (Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur), emprendieron el camino del desarrollo capitalista y alcanzaron altos niveles de prosperidad, partiendo de regímenes autoritarios. Pero en cuanto pudieron  se dedicaron a construir   la democracia.

La verdad es que no es necesario someter a la gente a regímenes autoritarios para lograr crecimiento económico y desarrollo del sistema capitalista. La producción con el fin de obtener ganancias y para satisfacer las necesidades materiales de la gente, perfectamente se puede lograr con democracias robustas funcionales. El desarrollo económico no tiene por qué ser excluyente de la democracia ni esta obstaculizar el desenvolvimiento de la libre empresa.

En la conferencia empresarial de las Américas Daniel Ortega se hubiera ganado un aplauso más sonoro, y sobre todo más genuino y sincero, si a la par del compromiso de seguir impulsando la economía capitalista se hubiera comprometido también a restablecer el sistema político democrático y el Estado de Derecho pleno en Nicaragua.

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