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elecciones municipales, violencia electoral, silvio báez
La Prensa

La “tiranía de los inconsecuentes”

Hoy se reúnen en México los cancilleres de los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), en un nuevo intento por alcanzar un acuerdo sobre Venezuela. A continuación se realizará en el mismo lugar la Asamblea General de dicha organización  hemisférica.

Los cancilleres de la OEA no pudieron aprobar una resolución sobre Venezuela cuando anteriormente se reunieron con ese objetivo, en Washington, el 31 de mayo pasado. Pero no fue por la intransigente oposición de los aliados de la dictadura de Nicolás Maduro, entre ellos el régimen dictatorial de Daniel Ortega, sino por la inconsecuencia y vacilación de los gobiernos de las pequeñas islas de las Antillas.

“La tiranía de los inconsecuentes”, ha llamado el excanciller  de Nicaragua, Francisco Aguirre Sacasa, a este bloqueo político de un grupo de minúsculos países insulares, que de acuerdo con la Carta de la OEA tienen igual voto que  los países más grandes de las Américas, como son Estados Unidos (EE. UU.), Canadá, Brasil, México y Argentina.

Según el excanciller Aguirre, para evitar esa “tiranía de los inconsecuentes” el sistema de votos en la OEA debería ser según el peso geográfico, político y económico de cada país, como es en los organismos financieros internacionales. Pero la verdad es que eso es prácticamente imposible, porque el principio de derecho internacional público  mediante el cual  se rige la OEA, es igualitario, o sea  que a cada Estado le corresponde un voto,  como en  el caso de  los ciudadanos en cada país.

En realidad, lo que se debería  hacer con los pequeños países insulares de las Antillas —que por el soborno del petróleo venezolano respaldan de manera abierta o indirecta a la dictadura de Nicolás Maduro— es presionarlos, ofrecerles alternativas  para que en la votación sobre Venezuela se sumen a la mayoría democrática y de esa manera  se pueda alcanzar y superar los dos tercios que se necesitan, de acuerdo con las reglas de la OEA.

Para justificar la falta de apoyo a las propuestas de condena a la dictadura de Nicolás Maduro, los renuentes dicen que ellos reconocen el sufrimiento del pueblo venezolano, pero hay que reconocer  también la soberanía del Gobierno de Venezuela. Es un  argumento hipócrita y falaz, porque el principio de soberanía y autodeterminación nacional es precisamente para proteger a los pueblos, no para que los dictadores hagan impunemente lo que quieran dentro de sus países, inclusive cometer crímenes contra la humanidad como los que está cometiendo actualmente Nicolás Maduro.

A juzgar por lo que expresó el vicepresidente Mike Pence, en Miami, durante la conferencia sobre Prosperidad y Seguridad, EE. UU. asumirá en la reunión de cancilleres de la OEA de hoy una posición enérgica,  de condena a la dictadura de Venezuela. Lo mismo hay que esperar de los otros gobiernos democráticos de la región. Pero si la “tiranía de los inconsecuentes” vuelve a boicotear la votación, esas democracias  deberían por lo menos romper relaciones con la  dictadura chavista.

Editorial editorial LA PRENSA OEA Venezuela archivo
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