Lo primero que Jesús Garrido sintió fue un hormigueo en la parte izquierda de su rostro, la vista se le nubló, comenzó a ver doble y a los minutos perdió la fuerza en su brazo izquierdo. Dos días atrás se había sentido igual, pero como mejoró pensó que no sería nada. Estaba a punto de salir al campo de beisbol a lanzar con Los Naranjeros de Chinandega cuando volvió a sentirse mal y desistió. Ese fue el último día que estuvo con su equipo porque cuando regresó a casa los síntomas empeoraron tanto que ya no pudo ponerse de pie.
A principios de junio, después de dos semanas que su salud empeoró, los médicos lo diagnosticaron con el síndrome de Guillain Barré, una rara enfermedad que causa que el sistema de defensa del cuerpo ataque por error al sistema nervioso, provocando parálisis muscular y en casos graves hasta la muerte. Este síndrome es tan raro que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) solo una o dos personas de cada 100,000 lo padecen.
Cuatro días antes de enfermarse, Jesús había celebrado su cumpleaños número 22. Su mamá Reyna Balmaceda preparó un asado en casa y cuando terminó las prácticas de beisbol llegó con sus compañeros a celebrar, comieron y rieron hasta el anochecer. “Solo estaba esperando su cumpleaños para enfermarse”, dice su mamá.
Amor al beisbol
El beisbol siempre estuvo presente en la familia de Jesús y desde que estaba pequeño supo que no quería hacer otra cosa más que jugarlo. Su papá solía llevarlo a los campos a ver algunos partidos y cuando cumplió seis años, el tío de su mamá fue quien se encargó de entrenarlo. De hecho, uno de sus recuerdos de su infancia es cuando estaba jugando y le dieron un pelotazo en la cabeza.
Su familia sabía que para Jesús este deporte era más que un juego de niños, por eso no tardaron en integrarlo en una liga infantil. Cuando cumplió ocho años ya pertenecía a la selección del equipo de Chinandega y como su debut allí fue bueno lo invitaron en 2005 a integrarse en la Selección Nacional de Beisbol Preinfantil que participaría en el Campeonato Mundial de Criollito. Él aceptó y viajó con el equipo a Venezuela. Ganaron.
De sus cinco hermanos, Jesús es el único que se dedica al beisbol. Este deporte está tan presente en su vida que hasta la universidad dejó porque ya no le daba tiempo de ir a jugar. “Hay veces que uno tiene que decidir en la vida y yo me decidí por el beisbol”, confiesa. Su mamá fue quien más le insistió en que terminara la carrera, pero terminó cediendo al ver la pasión de su hijo.
Lo que siente cuando está jugando es algo que no puede describir. Pero al intentarlo su rostro se llena de luz y la sonrisa le sale de inmediato. “Es algo que solo estando allí podés sentir”, dice extasiado. Sin embargo, desde mayo pasado no volvió a jugar porque no puede ponerse de pie.
Síndrome de Guillain Barré
El síndrome de Guillain Barré es una enfermedad autoinmune que ocasiona debilidad muscular o parálisis. Los síntomas pueden durar algunas semanas, pero puede causar daños a largo plazo en el sistema eurológico y en algunos casos puede provocar la muerte. Es más común en los adultos mayores y antes de aparecer las personas suelen presentar infecciones víricas. Según anunció la OMS en los países que ha afectado el virus del zika los casos han aumentado por ello se dice que este virus podría ser uno de sus causantes. Hay dos tipos de tratamientos: la plasmaféresis e inmunoglobulina, pero ambos son costosos. El primero, según publicó el periódico La Prensa Gráfica, cuesta unos tres mil dólares y el segundo ocho mil dólares.
La lucha
El 14 de mayo fue el día que Jesús empeoró. Ese mismo día fue a pasar consulta a una clínica privada y le dijeron que tenía bajo el potasio, le dieron medicina, pero al día siguiente el pie derecho comenzó a dolerle hasta que llegó un momento que para caminar comenzó a usar un andarivel que había en su casa. Al día siguiente ya no pudo moverse de la cama. Lo llevaron al hospital de Chinandega y por más exámenes que le hacían no le salía nada y su salud iba empeorando.
El 30 de ese mes un médico de Chinandega que sospechaba sobre la enfermedad lo transfirió al Hospital Lenín Fonseca de Managua y allí le diagnosticaron el síndrome de Guillain Barré. “Los médicos me decían que él no iba a sobrevivir porque esa enfermedad era mortal”, dice su mamá Reyna Balmaceda. Pero a pesar de eso, ella se aferraba en que su hijo iba a sobrevivir.
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Después que fue diagnosticado le pusieron todo el tratamiento en el hospital, a pesar de ser costoso, solo un frasco de inmunoglobulina cuesta aproximadamente 400 dólares y se necesitan 25 frascos para que se recuperara. Pasó cinco días hospitalizado y cuando ya le habían puesto todo el tratamiento regresó a Chinandega.
Apoyo incondicional
Cuando se supo de la gravedad de la enfermedad de Jesús Garrido, un cronista deportivo de Chinandega llamado Pablo Saldaña promovió una recolecta para ayudar a su familia. A él se unieron otros cronistas, los compañeros de equipo de Chinandega y también miembros de otros equipos. Y durante la recuperación el apoyo no solo ha sido económico porque de vez en cuando llegan a visitarlo y hasta lo sacan a pasear a la calle para distraerlo.
De hecho, el domingo pasado Jesús regresó al estadio, no pudo hacerlo caminando porque aún no puede ponerse de pie, pero sus compañeros lo llevaron en la silla de ruedas para que viera el partido. “Ellos vienen a traerlo, lo chinean y se lo llevan. Lo mismo hacen en el estadio, lo suben en la silla de ruedas entre varios y lo ponen en un cuarto donde hay aire acondicionado para que mire el juego. Él se alegra bastante”, cuenta su mamá.
Aunque sabe que la recuperación puede tomarle meses e incluso años, Jesús confía en que pronto recobrará las fuerzas completamente y volverá a hacer lo que mejor sabe: jugar beisbol.
Juegos
- En el 2005 se integró en la Selección Nacional de Beisbol Preinfantil y participó en el Campeonato Mundial de Criollito.
- Jugó en la liga juvenil profesional con el equipo Tigres de Chinandega y ganó un campeonato y tres subcampeonatos
- Desde hace cinco años juega con Los Naranjeros de Chinandega en el Campeonato Germán Pomares Ordóñez.
En el 2016 jugó en la Selección Sub-23 de beisbol y fue al Mundial de Beisbol que se realizó en Monterrey, México. También jugó en la Liga Profesional con los indios del Bóer.