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Guillermo E. Miranda

Ni un duro por Maduro

Duro es el nombre coloquial que los españoles daban a la moneda de cinco pesetas y cuando querían expresar que algo no tenía valor alguno, lo común era escuchar: por ese o eso no doy ni un duro. Personalmente considero que después de los últimos acontecimientos en la hermana república de Venezuela y el reto que Nicolás Maduro lanzara recientemente al presidente norteamericano Donald Trump, han rebasado toda posibilidad que le permita mantenerse en el poder. Razón por la que no creo que nadie en su sano juicio apueste un duro por el futuro de Maduro.

La majestuosa demostración de la oposición en el pasado plebiscito, logrando más de siete millones de votos contra la inconstitucional constituyente que Maduro pretende llevar a cabo el próximo 30 de julio, terminó por convencer a la comunidad internacional que el pueblo venezolano repudia el modelo político que Maduro pretende imponer por la fuerza de las armas.

“Nada ni nadie podrá detener la Constituyente” sentenció el canciller venezolano Samuel Moncada, ante lo que calificó como “insolente amenaza planteada por un imperio xenófobo y racista” refiriéndose a las declaraciones del presidente norteamericano de que no seguirían de espectadores viendo como en América una nación es arrastrada al mal llamado socialismo por la fuerza de las armas.

Ese reto propio de los dictadorzuelos que se creen indispensables y hasta inmortales, es la gota que derramó el vaso, ya que lo lanzó a un presidente que hasta el momento ha roto todos los estereotipos demostrando ser tozudo, caprichoso y hasta terco y poseedor de un ego propio de los de su clase. Si Donald Trump permite en su gobierno la instauración de una nueva Cuba en territorio continental, nadie y repito nadie lo acompañará en su lucha por lograr un consenso para castigar las pruebas atómicas y la amenaza para la paz mundial que representa Corea del norte.

Esto por mencionar una de las cosas que están en juego por las bravuconadas de Maduro. Otro acontecimiento que me permite asegurar que los días de Maduro en el poder están contados, es la inusual presentación del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) ante la cámara de representantes en Washington, en donde calificó al régimen venezolano de narcotraficantes entre otros calificativos. Esto me lleva a la conclusión, que la decisión del gobierno norteamericano de tomar medidas en la situación venezolana está tomada y solo necesitaban un mayor consenso para respaldar las acciones planeadas.

La pregunta del millón ante tanta estupidez del heredero de Chávez, es: se enterrará Daniel Ortega con su benefactor o cumplirá con aquello de con los amigos se ríe y se llora pero no se entierra con ellos. La lógica me dice que eso es lo que debería hacer, pero su actuación hasta el día de hoy me inclina a creer que Maduro nos hará el favor de arrastrarlo con él. Cualquiera que sea el futuro del  régimen venezolano, pueden apostar que afectará directamente el futuro del actual régimen totalitario que nos desgobierna.

La forma en que quieran ser recordados, dependerá en gran parte de lo que suceda en las próximas elecciones municipales y pueden apostar los duros que quieran que en esta ocasión no le van a servir de nada los zancudos que le acompañan en la farsa electoral.

El autor es analista político.

Opinión Daniel Ortega Donald Trump Nicolás Maduro OEA archivo
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