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Eduardo Aragón se graduó del bachillerato el año pasado. Cuando le diagnosticaron cáncer estaba comenzando su carrera de Ingeniería Industrial. LA PRENSA / Cortesía.

Eduardo Aragón se graduó del bachillerato el año pasado. Cuando le diagnosticaron cáncer estaba comenzando su carrera de Ingeniería Industrial. LA PRENSA / Cortesía.

La batalla contra la leucemia de Eduardo Aragón

Cumplió 18 años y comenzó la universidad con ilusiones, pero una noticia le cambió la vida: le diagnosticaron leucemia. Esta es la lucha de Eduardo Aragón y su familia.

Lo que resalta al conversar con Eduardo Aragón, ya sea por mensajes o por teléfono, es su amabilidad y buen ánimo. El pasado martes 8 de agosto su vida dio un drástico giro con una noticia que veinte días después enfrenta con optimismo. “Ahorita estoy muy bien”, dice. “Ya como que lo asimilé. Toda la familia y mis amigos están orando por mí”. Ese martes le diagnosticaron cáncer. Leucemia, a sus 18 años. “Gracias a vos”, dice cuando termina la llamada telefónica. “Pasá un buen día”.

El joven está aislado en el dormitorio de una casa de amigos de la familia en Ciudad de México. En el hospital le dieron de alta porque la quimioterapia que toma es muy agresiva y “le baja las defensas a cero”, según explica su padre, y porque las muchas bacterias que hay en un centro médico pueden causarle una infección. Está yendo día por medio a recibir el tratamiento y mientras tanto, en casa, se distrae con películas y videojuegos.

“El hijo de un doctor nicaragüense me regaló un Xbox One y aquí he pasado entretenido jugando. Mi papá me compró algunos juegos. Y también he estado viendo tele, películas, series, para distraerme un rato, porque no puedo salir a la calle”, cuenta Eduardo.

Este año comenzó a estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad Americana, en Managua, con una beca deportiva por su sobresaliente nivel en beisbol. Su equipo predilecto en Nicaragua es el Oriental de Granada, pues su familia es de ahí, y en Grandes Ligas es fan de los Medias Rojas de Boston.

El pasado 8 de agosto sus padres lo llevaron a hacerse una biometría hemática porque lo miraban muy pálido, y dos horas más tarde, ya en casa, recibieron una llamada del doctor diciendo que tenían que regresar urgentemente al hospital. “Esa noche recibí la peor noticia que alguien puede recibir”, revela Eduardo. “Confirmaron que tenía una enfermedad en la sangre y al día siguiente, luego de hacerme un examen en la médula ósea, me dijeron que tenía leucemia linfoblástica aguda”.

Eduardo está yendo día de por medio al Hospital ABC de Ciudad de México para recibir su tratamiento de quimioterapia. LA PRENSA / Cortesía
Eduardo está yendo día de por medio al Centro Médico ABC de Ciudad de México para recibir su tratamiento de quimioterapia. LA PRENSA / Cortesía

“VAMOS A SALIR ADELANTE”

Él y su papá, Mario Aragón, están en México, y ya comenzaron con un tratamiento que no existe en Nicaragua y que es muy caro. En gran medida, y don Mario hace énfasis en decirlo, lo han costeado gracias al apoyo de muchos nicaragüenses que se solidarizaron con una campaña de ayuda que ellos lanzaron en la plataforma digital Generosity.

“El resultado fue algo inesperado. Toda la sociedad, sin importar religión, ideologías y estratos sociales, empezaron a responder de una manera impresionante. Es conmovedor cómo toda Nicaragua está aportando su granito de arena, cada quien con sus posibilidades, pero la respuesta fue un vuelco total para ayudar a Eduardo a luchar contra esta enfermedad”, expresa su padre.


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La meta de la campaña es llegar a los 60 mil dólares y hasta el cierre de esta edición los donativos superaban los 27 mil. Esta suma ya se gastó en los primeros pasos del tratamiento, que son los más costosos, según explica don Mario. “El tratamiento es muy caro. Necesitamos un segundo aire para que la gente se anime más”, solicita. “Pero vamos a salir adelante de esta situación”.

Eduardo tiene tres hermanas: María Fernanda, Ana Carolina e Isabella. Sus padres, Mario Aragón y Ana Sandino, tienen un pequeño restaurante y también ganan comisiones como vendedores de carros.

Mario Aragón, papá de Eduardo (centro), y Ana Sandino, su madre, a finales de 2016. LA PRENSA / Cortesía
Mario Aragón, papá de Eduardo (centro), y Ana Sandino, su madre, a finales de 2016. LA PRENSA / Cortesía

El tipo de cáncer

Según el Instituto del Cáncer de Norteamérica, en la Leucemia Linfoblástica Aguda “hay demasiadas células madre que se convierten en linfoblastos, linfocitos B o linfocitos T. Estas células también se llaman células leucémicas y no son capaces de combatir muy bien las infecciones”. En el caso de Eduardo, se convierten en linfocitos B.
Además, el sitio web del Instituto del Cáncer de Estados Unidos explica que a medida que el número de células leucémicas aumenta en la sangre y en la médula ósea, “hay menos lugar para los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas sanas. Esto puede causar infección, anemia y sangrado fácil. El cáncer también se puede diseminar al sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal)”.


LO QUE SIGUE

El tratamiento que está tomando Eduardo en el Centro Médico ABC, en Ciudad de México, se llama Protocolo 15 del St. Jude Hospital, y proviene de ese centro médico pionero en cáncer de Estados Unidos. En México Eduardo recibirá la fase de inducción del tratamiento y la de reforzamiento, y si todo sale bien, en unos meses podría regresar a Nicaragua y ser tratado en su casa con la medicina llegándole de México. Este es el período de mantenimiento y es el más largo.

El joven está muy claro de su situación y está positivo, “echándole las ganas para superar esto”, dice vía telefónica. Desde Nicaragua le llegan muchos mensajes de sus amigos que están pendientes de él.

“Eduardo siempre ha sido un chico atlético, buen estudiante; nunca me ha dado ningún tipo de problemas y yo pienso que Dios tendrá… no solamente para él sino para nosotros, algún plan, no sé. Él será un testimonio de vida y un ejemplo a seguir. Ayudar a la gente con este tipo de problemas”, desea el papá de Eduardo.

Y él, con voz segura, desde México, dice:

“Al principio me impactó porque jugaba deportes, salía con mis amigos y como que me pegó. Pero yo tengo fe en Dios que me voy a curar, pero necesito cubrir los gastos médicos por los próximos dos años”.

Antes de conocer la condición médica de su hijo, don Mario y doña Ana, que dirigen un restaurante, habían contactado a varios colegas propietarios de negocios como el suyo para organizar un donativo significativo para Conanca, la asociación que cuida a niños con cáncer en Nicaragua. “Yo estaba en pláticas con Conanca para hacer eventos para recaudar fondos por los niños con cáncer, y mirá lo que fue a pasar”, resalta don Mario Aragón. “Al final los que salieron necesitando los fondos fuimos nosotros. Pero vamos a retomar esa parte, si Dios nos permite que Eduardo sea un emblema en esto, poder retribuir a la gente lo que nos ha dado a nosotros”.

Fotografía que Mario Aragón publicó junto a su hijo Eduardo en Facebook para agradecer la primera ola de ayuda de muchos nicaragüenses para el tratamiento de Eduardo. LA PRENSA / Facebook.
Fotografía que Mario Aragón publicó junto a su hijo en Facebook para agradecer la primera ola de ayuda de muchos nicaragüenses para el tratamiento de Eduardo. LA PRENSA / Facebook.

Si usted desea ayudar a Eduardo Aragón Sandino y a su familia con el tratamiento de quimioterapia, puede donar a estos números de las cuentas del banco BAC Credomatic en dólares: 362079105 y en córdobas: 361754468.

Si desea ayudar a través de la plataforma de Generosity, cliquee aquí. Tenga en cuenta que esta es la única acción de caridad que ha lanzado la familia. Cualquier otra cuenta que solicite ayuda económica utilizando el nombre de Eduardo Aragón, según cuenta Mario Aragón, su padre, es “fraudulenta”.


Eduardo Aragón falleció este martes 19 de septiembre luego de su batalla contra la leucemia.

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