Todas las catástrofes naturales que provocan pérdida de vidas humanas y destrucción material, son muy lamentables y motivan la solidaridad y la compasión con quienes las sufren. Pero hay tragedias en las que por razones culturales, históricas geográficas o de cualquier otra clase, el dolor compartido y la solidaridad son más intensos y profundos que en los otros casos.
Eso es lo que sucede con los recientes terremotos de México, que han causado una especial consternación en Nicaragua, porque la relación entre los pueblos nicaragüense y mexicano es especial, sus vínculos y afinidades son ancestrales y se manifiestan hasta hoy en costumbres, aficiones y expresiones culturales comunes.
Pablo Antonio Cuadra (PAC) escribió que las dos culturas indias, los chorotegas y los nahuas, fueron las principales forjadoras de nuestra nacionalidad. En su ensayo El hombre, un dios en el exilio, en el cual proclama que “la Patria es libertad o no es”, PAC anota que “los chorotegas huyen de la tiranía de los olmecas y fundan Nicaragua como Patria de su libertad. Los nahuas huyen del hambre y de presiones guerreras y se abren paso —como pueblo armado y aguerrido— para también fundar una Patria con significado de libertad. Dos éxodos que coinciden en darle a la fundación de su tierra prometida un signo de liberación”.
De esa raíz fundacional y desde entonces vienen los vínculos de afinidad y sentimientos de amistad entre Nicaragua y México. Por eso las tragedias sufridas por el pueblo nicaragüense han motivado la entrañable solidaridad mexicana, del mismo modo que las catástrofes ocurridas en México, como los dos recientes terremotos, han conmovido el corazón de los nicaragüenses y motivado un inmenso sentimiento de solidaridad.
LA PRENSA tiene un vínculo histórico indisoluble con México. En los años cuarenta del siglo pasado, el doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal estudió en México su carrera de Leyes y aprendió allí el arte y la técnica del periodismo más avanzado, que vino a aplicar en LA PRENSA en su condición de nuevo director, para convertirlo en el mejor periódico de Nicaragua.
De México, donde vivía, vino Sandino a Nicaragua en 1926 para incorporarse a la guerra civil constitucionalista e iniciar al año siguiente la guerra de liberación nacional contra la ocupación militar de los Estados Unidos.
Durante la dictadura somocista México fue un generoso refugio de muchos exiliados nicaragüenses, los que también se preparaban allí para volver a la Patria a luchar por su libertad, porque, como dijo PAC, la Patria para ser tal tiene que ser libre.
En tiempos de la dictadura de los comandantes sandinistas México impulsó el Grupo de Contadora para promover la paz en Nicaragua y Centroamérica, un esfuerzo que condujo a los Acuerdos de Esquipulas que permitieron a los nicaragüenses conquistar cívica y pacíficamente la libertad, en las elecciones de 1990.
En fin, son muchas las razones que tienen los nicaragüenses para sentir como propio el dolor que por causa de los terremotos sufren en estos momentos los hermanos mexicanos. Y para hacerles llegar un mensaje de aliento con un abrazo fraterno y solidario.