La canciller alemana, Angela Merkel, logró este domingo la reelección, aunque su nueva victoria quedó empañada por el ímpetu ultraderechista, el gran desafío para el cuarto mandato consecutivo de esta líder atípica, consolidada en el poder a golpe de sangre fría.
Doce años después de hacer historia, como primera mujer y primer político crecido en el este alemán que accedía a la Cancillería de la potencia europea, Merkel se impuso en las urnas ante su cuarto rival socialdemócrata, Martin Schulz.
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Alemania optó por la continuidad, pero nada será igual para Merkel, quien tras haber sido rabiosamente abucheada en su campaña por militantes de Alternativa para Alemania (AfD) tendrá ahora a los diputados de ese partido ultraderechista en el Bundestag (Parlamento).
La llamada “canciller inamovible” ya ha coincidido con tres presidentes estadounidenses, cuatro franceses y tres primeros ministros británicos y no parece sufrir el desgaste del poder.
Resultados
Según datos de la Comisión Electoral, escrutados 285 de los 299 distritos del país, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller y su hermanada Unión Socialcristiana bávara (CSU) obtuvieron un 33.1 por ciento, una caída de más de ocho puntos con respecto a las elecciones de 2013 y su segundo peor resultado tras el 31 por ciento de 1949.
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El Partido Socialdemócrata (SPD), liderado por Schulz, cayó al 20.5 por ciento, más de cinco puntos por debajo de las anteriores elecciones, y encajó así su peor resultado en unas generales desde la Segunda Guerra Mundial.
AfD, que en los comicios de 2013 no logró el acceso al Parlamento al quedar unas décimas por debajo del mínimo necesario del cinco por ciento, se alzó ahora con el 12.7 por ciento.
Giro en historia
La llegada a la cámara de diputados de la AfD constituye un giro en la historia alemana de la posguerra. Alemania, debido a su pasado nazi, fue durante mucho tiempo uno de los pocos países europeos en no haber tenido un movimiento antinmigrantes en boga. Al contrario de vecinos como Francia, Holanda o Austria.
La comunidad judía mostró su preocupación. El Consejo Central de los Judíos de Alemania instó al país a “luchar por la democracia y defender sus valores con vehemencia”, mientras que el Congreso Judío Mundial (WJC) denunció un partido con un programa “infame”.
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La AfD, pese a una guerra fratricida entre sus dirigentes, aprovechó el descontento de parte de la sociedad alemana por la llegada de más de un millón de solicitantes de asilo, en 2015 y 2016, como consecuencia de una decisión tomada por Merkel.
Protestas
Poco después del anuncio de los resultados provisionales, se organizaron manifestaciones espontáneas delante de las sedes de AfD en Colonia (oeste), donde se reunieron cuatrocientas personas, pero también en Fráncfort (centro), Múnich (sur) y Berlín (este).
En la capital alemana, al grito de “¡todo Berlín odia a los nazis!”, “¡nazis fuera!” o “¡el racismo no es una alternativa!”, los manifestantes, jóvenes en su mayoría, mostraron su ira.