Cuando un terremoto toca una ciudad, las heridas tardan meses o incluso años en sanar. La de 1972 dejó desolación, luto y un país en caos. Ahora, Managua ha avanzado en el camino para convertirse en una ciudad resiliente.
Este nuevo concepto, adoptado en la gestión de riesgo se refiere a que las ciudades y gobiernos locales incrementen su capacidad para reducir daños y el periodo de recuperación de cualquier desastre potencial, según la Organización de Naciones Unidas.
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Y a pesar que Nicaragua es uno de los países con avances significativos en gestión de riesgo, no se podría decir que Managua, una ciudad altamente sísmica, es resiliente, explica el oficial de cambio climático del Centro Humboldt, Alejandro Alemán.
Resiliencia
“No podemos afirmar que somos resilientes, pero tampoco podemos decir que no hay esfuerzos encaminados en esa dirección”, expresó el especialista. Según Alemán, al igual que Managua, otras ciudades en el mundo han tenido un crecimiento sin planificación y desordenado.
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En ese sentido, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sostiene que los terremotos afectan la infraestructura de hospitales, escuelas, y demás; sin embargo, el “peor impacto va normalmente asociado a la vulnerabilidad de la vivienda de los más pobres”.
El problema, apuntó el BID es que los pobres autoconstruyen y por ello, la vulnerabilidad continuará a a la par del crecimiento.
Por ello, según Alemán, en Nicaragua, uno de los retos, en términos de resiliencia, es la formación de ingenieros y arquitectos, pero en especial maestros de obras y albañiles, que son los que están a cargo de la edificación de casas familiares.
Disminuir la vulnerabilidad
Algunas de las recomendaciones que establece el BID para disminuir la vulnerabilidad de las ciudades es “superar la exclusión mediante la capacitación, el empleo y el emprendimiento”.
Otra medida es el diseño de ciudades con soluciones seguras, económicas y adaptadas a la realidad. Asimismo, es necesario promover la apropiación del conocimiento.
Pensar en planificar
Alejandro Alemán, oficial de cambio climático del Centro Humboldt, explicó que cuando una ciudad enfrenta un terremoto, lo que mata no es el sismo, sino la mala planificación y que, cuando se construye se hace siguiendo la lógica del mercado de bienes raíces, y no siguiendo la lógica de planificación y resiliencia, apuntó.
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Según datos del Banco Mundial, los desastres naturales para el 2030 probablemente generarán pérdidas equivalentes a los 314 mil millones de dólares al año en las ciudades de todo el mundo, mientras que en la actualidad, dicho monto se calcula en unos 250 mil millones, afirma.
Por su parte, la Cámara de la Contrucción de Nicaragua, informó que se realizará un estudio de los edificios con más de 40 años de antigüedad en Managua,para valorar su resistencia ante un terremoto destructivo.