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Norwin Estrada

Una autoridad de Cuenca

En tanto no se establezca la correcta y necesaria institucionalidad y legislación para el manejo y uso sostenible de la Cuenca Sur, en Managua se incrementará el riesgo de las inundaciones cuyo impacto no solo destruye la infraestructura física de la ciudad, sino que, además, representa una amenaza contra la vida humana de los managuas.

Hasta la fecha, la Alcaldía de Managua (Alma) ha lidiado con la administración del drenaje de las aguas pluviales de la ciudad, pero por insuficiencia de los recursos financieros y de un plan con visión integral para el manejo de toda la cuenca que contiene a la capital, Alma ha fracasado en esta titánica tarea. Por otra parte, Alma es también responsable de otras tareas de igual o mayor prioridad que el drenaje pluvial, como es el congestionamiento vial, que día a día agobia y estresa a todos los capitalinos, y que, sin duda alguna, le demanda a la comuna grandes volúmenes de efectivo.

En su articulado la Ley General del Agua (Ley 640), ampliamente predica sobre un manejo y uso sostenible de los recursos hídricos nacionales estableciendo para ello, entre otros, la institucionalidad descentralizada que debe constituirse como una autoridad de cada Cuenca en particular, la cual bien podría representarse por una Dirección Ejecutiva pequeña y dinámica, pero de alto nivel profesional y con un Consejo Directivo con poder de decisión, cuyos miembros provengan de las instituciones de interés que prevalezcan en la cuenca correspondiente.

Desafortunadamente, no basta con desear las cosas, pues, para que estas se hagan se requiere contar con los suficientes recursos financieros, los cuales no están disponibles a la vuelta de la esquina, a menos que algún donante, de vez en cuando quiera hacernos un favorcito, en cuyo caso no hablaríamos de sostenibilidad. En este sentido, una Autoridad de Cuenca —como apéndice de la Autoridad Nacional del Agua (ANA)—, para cumplir con su misión, obligatoriamente, debe empoderarse, mediante impuestos y/o tarifas aplicados a los recursos que se producen en la misma cuenca, con el financiamiento necesario para desarrollar un Plan de Acción priorizado, a fin de lograr, para dicha cuenca, un manejo sostenido, sostenible y, sobre todo, altamente seguro.

El plan de acción con el que, para su gestión, debe contar una posible Autoridad de la Cuenca Sur de Managua debe incluir proyectos de carácter preventivo y reconstructivo, entre los cuales se nos ocurre mencionar: el control de la recolección y disposición de la basura; aumento de la capacidad de conducción de los cauces existentes; construcción de micropresas adicionales en sitios estratégicos; ordenamiento del crecimiento urbanístico y del uso de los suelos, en la parte alta de la cuenca sur; reforestación de la cuenca, incluyendo el casco urbano, para este fin podría incentivarse a los terratenientes a crear bosque en un porcentaje de sus tierras; promocionar que cada vivienda en la cuenca sur cuente con un pozo de infiltración y un tanque de almacenamiento para captar el agua precipitada sobre los techos y patios, para fines de uso doméstico y para alimentar los acuíferos subterráneos.

Los proyectos arriba mencionados podrían a mediano y largo plazo constituirse en importantes paliativos de las inundaciones de Managua; sin embargo, para resolver de manera efectiva el problema en cuestión, deben considerarse proyectos más impactantes pero de mayor costo y envergadura. Al respecto, traigo a colación una vieja idea que nació en la mente visionaria del recordado y apreciado amigo: el ingeniero Adolfo Hurtado (q.e.p.d.), quien proponía la construcción de un canal con su respectiva planta de tratamiento, paralelo a la cota de 200 metros sobre el nivel del mar, transversal a los cauces naturales existentes. Finalmente, el canal vertería sus aguas desinfectadas y limpias de sedimentos, en el cuenco de la laguna de Nejapa, desde donde se alimentarían los acuíferos subterráneos y, además, mediante bombeo, para el uso del consumo humano. Por otra parte, con seguridad existen otras muchas ideas valiosas, que podrían resultar factibles en la solución del problema.

Obviamente, muchas de las recomendaciones anteriores solo podrían implementarse si se reforma la Ley General del Agua, tarea que, prioritariamente, debería impulsarse desde la Alcaldía de Managua. ¡Adelante señores!

El autor es ingeniero civil e hidráulico.

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