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volcán Casita, deslave

Cada año, sobrevivientes del deslave del Casita se reúnen en el Parque Memorial para recordar a sus familiares. LA PRENSA/S.MARTÍNEZ

Familiares recuerdan a víctimas del deslave del volcán Casita

Las familias comparten, pintan las cruces y enfloran a sus difuntos, otros de manera simbólica, debido a que sus parientes no fueron encontrados, se acercan a la fosa común para meditar.

Miguel Rostrán Laguna es uno de los que estuvieron este lunes en el Parque Memorial de las Víctimas del Volcán Casita. Recuerda que tres días después de que lo rescataron con el lodo al pecho, a las tres de la tarde del domingo primero de noviembre, consumió agua apuradamente y el jugo de una naranja que le entregaron los brigadistas. Estando muy débil fue conducido al Hospital España.

Rostrán ahora vive en la ciudad de León. Él fue uno de los sobrevivientes del deslave del Casita, tras el paso del huracán Mitch.

Esta es una de las actividades que cada año se hacen en esta zona de Posoltega para recordar a las miles de víctimas que no sobrevivieron al alud. Muchas personas llegaron desde la mañana de ayer en buses, taxis, vehículos particulares, motocicletas y en bestias hasta el Parque Memorial del Volcán Casita.

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El domingo hubo vigilias católicas y evangélicas en los repartos La Virgen y El Tanque donde hay sobrevivientes y también en la casa comunal de Posoltega.

Las familias comparten, pintan las cruces y enfloran a sus difuntos, otros de manera simbólica, debido a que sus parientes no fueron encontrados, se acercan a la fosa común para meditar.

María Elena Gutiérrez Flores detalló de sus 62 familiares que desaparecieron con el deslave. Ella dedicó varios minutos para adornar con flores las tumbas de su padre Eduardo Gutiérrez y simbólicamente la de su madre María Haydée Flores, cuyo cuerpo no fue encontrado.

María de Jesús Urrutia recordó que tres días estuvo atascada entre el lodo, escuchaba lamentos incluyendo dos de sus hijos.
“Esa vez estábamos viendo la corriente en la cañada cuando se vino el deslave y nos arrastró. Yo estaba embarazada de siete meses de mi hijo que nació el 10 de diciembre, un mes y medio después. Esa vez murieron mis cuatro hijos y un nieto de cuatro meses; mi esposo se salvó, estaba trabajando en el ingenio”, recordó.

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Gilberto Poveda corrió lo más que pudo a una loma vecina, otros 17 lo hacían con desesperación hasta coronar la pendiente y desde ahí escucharon los gritos cuando la avalancha cubrió dos comunidades. Poveda ayer se reunió con familiares que llegaron de distintas comunidades y de la ciudad de León a la orilla de una cruz entre un bosque de las parcelas Rolando Rodríguez.

19 años han transcurrido desde el deslave del Casita, tras el paso del huracán Mitch. Cada año muchas familias realizan sus propios encuentros y otros llegan al Parque Memorial.

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