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Miedo

Foto/gacetalaboral.com

¿Por qué nos gusta pasar miedo? Una psicóloga nos explica los motivos

La psicóloga aclara que existen miedos innatos, inherentes a la propia especie, y miedos adquiridos mediante el contacto con el ambiente y que se instauran por aprendizaje

“No le gustaba siquiera abrir la puerta para encender la luz porque temía (era algo tan estúpido que no se atrevía a contárselo a nadie) que, mientras tanteaba en busca del interruptor, una garra espantosa se posara sobre su muñeca… ”.

Este es un fragmento del primer capítulo de la novela It de Stephen King, y que ahora es un texto magistral sobre un maléfico payaso secuestraniños. Su versión cinematográfica se estrenó el pasado mes de septiembre y ha logrado un enorme éxito de taquilla.

Estos y otros títulos del género de terror han sido acogidos con gran entusiasmo. A pesar de la tensión, el desasosiego y las escenas espeluznantes, el éxito de estas películas es notable. Parece que al público le gusta pasar miedo. Pero, ¿qué sabemos sobre el miedo?

“Se trata de una alteración del ánimo que produce angustia ante un peligro o un eventual perjuicio, ya sea producto de la imaginación o propio de la realidad”, explica la psicóloga Amaya Terrón.

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“Puede decirse que el miedo resulta desagradable para quien lo padece. Esta emoción, sin embargo, también funciona como un método de supervivencia, ya que pone en alerta a las personas y a los animales frente a una amenaza. De esta manera, una cebra que siente miedo por los leones, huirá apenas advierta la presencia de su depredador. Algo similar hará un hombre que, al escuchar disparos, se pone a resguardo por miedo a resultar herido”, añade.

Tipos de miedo

La especialista aclara que existen miedos innatos, inherentes a la propia especie, y miedos adquiridos mediante el contacto con el ambiente y que se instauran por aprendizaje.

Ejemplo de miedos innatos, aquellos con los que nacemos, son el miedo a los ruidos fuertes, a determinados animales, a la oscuridad o a la muerte, entre otros.

Por su parte, los miedos adquiridos “tienen que ver con la percepción de riesgo por la que interpretamos ciertas situaciones que comprometen, no solo nuestra supervivencia sino nuestra integridad física y emocional. Principalmente se adquieren por aprendizaje en interacción con el medio”, precisa.

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“Desde el punto de vista de la psicología, el miedo sería una respuesta adaptativa que nos protege de determinados estímulos que interpretamos, de forma innata o adquirida, como dañinos para nuestra supervivencia y bienestar físico y psicológico”, destaca.

La psicóloga indica que nos produce miedo todo aquello que no conocemos ni controlamos.

“El miedo por excelencia en el ser humano es a la muerte, porque no sabemos nada acerca de ella; no entendemos cómo podemos dejar de existir; no la hemos experimentado ni la controlamos y supone una incertidumbre tal que nos aterra”, detalla.

Sentir, sin vivir la situación completa

Grandes títulos del cine de terror como El exorcista o El resplandor basan su éxito en historias salpicadas de fenómenos sobrenaturales.

En este sentido, Amaya Terrón manifiesta que las películas “buscan el miedo a través del desconocimiento, de lo incontrolable y se centran en cosas que nunca hemos experimentado y para las que no tenemos reglas ni forma de entender”.

“A veces mezclan contenidos o situaciones realistas para encuadrar al espectador dentro de un escenario posible y que ponga a funcionar su sistema empático. Sin embargo, le sumergen en las más ficticias de las ilusiones para encontrar en esa mezcla el perfecto caldo de cultivo del terror más intenso y muchas películas, desde luego, lo consiguen”, afirma.

Todo está en la mente

La psicóloga señala que somos la única especie que puede sentir miedo sin algo delante que lo provoque “nada más que la imaginación de nuestra mente, el recuerdo, la identificación o la proyección”.

En este sentido, comenta que, en cierta forma, adelantamos acontecimientos, nos proyectamos en determinadas situaciones, somos capaces de ponernos en el lugar de los otros y tenemos la capacidad de sentir aunque no estemos en la situación en concreto.

“De hecho, son estas sensaciones de incertidumbre y miedo lo que vamos buscando cuando vemos películas de terror. Un miedo controlado en escenarios complejos pero ajenos a las consecuencias que supondría estar dentro de ellos”, concluye.

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