El Real Madrid tiene un fallo sistémico. Ya no solo es la falta de puntería, sino que sus demás órganos vitales están dejando de trabajar, en especial su corazón, ese medio campo que era capaz de bombear creatividad, dominio y empezar las fiestas de los goles con sus pases. Ante la enfermedad mortal de sus delanteros, en sequía y sin vista de algún oasis, la condena que les espera es la crisis. En Wembley el Madrid quedó contra las cuerdas perdiendo 3-1 ante el Tottenham que se clasificó a octavos de final, con un gol de Cristiano Ronaldo sin sabor, maquillando lo que en realidad se debió llamarse goleada y derrota por la vía del nocaut.
Se suponía que el debut en el templo de Londres sería más decoroso. Un campeón de Europa debía demostrar su músculo de visita, aún cuando en casa empató, dejó la sensación que pudo conseguir la victoria. No obstante, ayer todo fue diferente. Sumó a las noches de Champions su fatiga de la Liga. A pesar que en el primer tiempo encontró algunas oportunidades con Cristiano y Benzema, Lloris sin mostrar la espectacularidad del encuentro en el Bernabéu resolvió sin problemas.
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En fuera de juego
El Totenham de Kane reflejó su crecimiento. En un principio con su matador de área, pero olfateó mal, bien la idea con la conducción y el giro, pero quería colocación y prefirió la delicadeza que la potencia, pero al final el balón terminó en las manos de Kiko Casilla, que aún no termina de convencer. A pesar del gran trabajo defensivo de Sergio Ramos y Nacho, que más adelante se fueron diluyendo, el capitán del Madrid hizo un anticipo a Eriksen, quien se perfilaba para clavar el primero. Se salvaba el Madrid.
Al 27’ Dele Alli no perdonó. Con todo y que el árbitro no cantó el pase en fuera de juego que recibió Kieran Trippier antes de hacer el centro, el hombre que se robó los focos de Wembley con otro gol más adelante, entró entrelíneas. Nacho lo perdió y Ramos no llegó al rescate. Caía el campeón de Europa, pero todavía sin brillo no se podía dar por muerto a un rey lleno de individualidades.
El Tottenham no perdona
En el segundo tiempo fue el Tottenham el verdadero protagonista con Alli nuevamente desbordado en la ofensiva, y Ramos no corrió con suerte al desviar el disparo inutilizando a Casilla. 2-0 y el Madrid seguía sin reaccionar. Entretanto, los locales preparaban el tiro de gracia con Eriksen en un contragolpe en el que Nacho aguantó bien, pero Ni Ramos ni Modric pudieron llegar a tiempo para evitar el tercero.
Faltando 10 minutos para terminar el partido Cristiano Ronaldo disparó un balón desorientado a las puertas del arquero y descontó por los suyos. Ya nada podía camuflar la debacle. Lo que había empezado como una falta de puntería se había regado por todas las áreas. La crisis ha estallado y los cristales rotos hieren al campeón que olvidó su pasado.