Recientemente tuve la oportunidad de ser invitado como conferencista por la Universidad Americana (UAM), con el propósito de compartir con estudiantes de primero a tercer año de la carrera de Ingeniería Civil e Industrial, la experiencia vinculada dentro del sector inmobiliario y sus retos en Nicaragua.
Con esta ponencia, mi intención principal es sentar la base que como empresario tenemos la responsabilidad de transmitirles a los futuros profesionales qué es lo que esperamos de ellos, informarles de lo que está pasando en el país en cuanto al sector y cómo deben de prepararse para enfrentar la 4ta generación industrial. Es fundamental que nuestros futuros profesionales tengan una visión global, con sólidos conocimientos para hacer frente a los desafíos de la sociedad y sobre todo apegarse a que las construcciones respeten el compromiso de reducir el impacto ambiental.
En los últimos cinco años hemos visto cómo este sector ha crecido a un ritmo mayor del 10 por ciento promedio anual según el Banco Central y cómo las instituciones públicos-privadas involucradas en este tema, han potenciado el crecimiento desde todas sus esferas: viviendas, centros de oficinas, centro comerciales, estadios deportivos, infraestructura, etc.
El déficit de vivienda, las construcciones informales que se traducen en deficiencias en la calidad, y el hacinamiento de la vivienda todavía tienen niveles muy altos en nuestro país, sin embargo, nuestras proyecciones para los próximos años son optimistas para el sector construcción-vivienda, dado a que se están implementando las políticas apropiadas para impulsar la industria. Por ejemplo, la nueva reforma a la Ley de viviendas que permite subsidios a la tasa de interés para viviendas multifamiliares de hasta U$50,000.00 y la reciente aprobación de la Ley Asociación Público Privado que está orientada en regular la formulación, contratación, financiamiento, ejecución, operación y extinción de proyectos en asociación público privada.
Como respuesta al crecimiento del sector construcción se inauguró la primera Escuela de Mampostería, proyecto que es promovido y articulado por la UAM, con la participación del Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI), Construcciones Lacayo Fiallos, la Cámara Nicaragüense de la Construcción, Fetesa, Concrenic y la Universidad de Costa Rica (UCR), entidades que se suman al esfuerzo aportando recurso humano certificado, materiales, herramientas e infraestructura con la finalidad de elevar la productividad de la mano de obra nicaragüense y contribuir con el aseguramiento de la calidad de las obras civiles que se construyen en nuestro país. Una de las metas de esta escuela es poder calificar y certificar la mano de obra empírica que labora en la industria de la construcción, incorporando nuevas técnicas al sistema constructivo de mampostería, que permitirán aumentar la productividad. Actualmente se estima que un albañil en Nicaragua coloca entre 80 y 100 bloques diarios mientras que en Costa Rica se colocan 300 y en Estados Unidos 600 bloques diarios.
Esta iniciativa no solo generara mayor productividad sino también generará más confianza en el sector.
El autor es Empresario y desarrollador inmobiliario
