Evitar caer en la trampa de ofertas “tentadoras” que elevan el nivel de endeudamiento, solventar compromisos económicos, hacer una lista de necesidades estableciendo prioridades para el hogar y con base en esta definir un presupuesto que —en hogares con niños— debería incluir también los gastos del inicio del año escolar, y de ser posible, un monto, aunque sea pequeño, para ahorro. Este es el uso que deberían darle los trabajadores al ingreso extra que reciben en concepto de aguinaldo o décimo tercer salario.
El Gobierno adelantó la fecha de pago y este martes más de 180 mil empleados públicos recibirán su décimo tercer salario, mientras que los del sector privado deberán cobrarlo durante los primeros diez días de diciembre, como establece el Código del Trabajo.
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La semana pasada el Banco Central de Nicaragua detalló que el pago del aguinaldo representará este año una inyección de 11,540 millones de córdobas (unos 377 millones de dólares) a la economía. “Si hay deudas hay que pagarlas antes de hacer cualquier otra cosa, porque si no (el trabajador) se verá en problemas. Sin embargo, gran parte de las deudas del consumidor son financiadas con las remesas que recibe gran parte de la población”, dice el economista Néstor Avendaño.
Hacer presupuesto
Una vez solventadas las obligaciones, Avendaño recomienda que con lo que resta del aguinaldo presupuestar los gastos, priorizando entre los propios de la temporada y las necesidades del hogar, entre ellas la adquisición de algún mueble o electrodoméstico y reparaciones menores en las viviendas.
Por su parte, el sociólogo Cirilo Otero aconseja no “salir corriendo a buscar en qué gastarlo” y evitar esas ofertas “tentadoras”, que lo único que hacen es elevar el nivel de endeudamiento de las personas. Si no, hacer una “distribución inteligente” de estos recursos a través de un presupuesto.
Para Avendaño, este salario extraordinario debe servir para “garantizar la normalidad del consumo en los hogares”, principalmente durante las tradicionales cenas de Navidad y Año Nuevo, los regalos para los niños y ropa para los adultos.
Si sobra, hay que ahorrar
“Si después de estos gastos aún queda dinero, hay que ahorrarlo porque enero es muy crítico”, aconseja Avendaño, quien además reconoce que aunque todos los trabajadores deberían esforzarse por ahorrar, dada la precariedad de los salarios que se pagan en el país, no todos están en capacidad de hacerlo.
“Los que ahorran son los de más altos ingresos, aquí el 75 por ciento de la población con todos sus ingresos, ahí van remesas, intereses devengados, renta o alquileres, salarios, producción por cuenta propia, donaciones, premios de lotería, porque en este país son los pobres los que se ganan la lotería, con todos estos ingresos el 75 por ciento de la población no puede comprar una vivienda de interés social, incluso teniendo subsidiada la tasa de interés por el Estado”, explica Avendaño.
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Además, el economista dice que “el sesenta por ciento de las familias nicaragüenses con todos esos ingresos no puede comprar los 53 productos de la canasta básica, por lo tanto la capacidad de ahorro está entre un veinte y 25 por ciento de las familias del país… A lo sumo el 25 por ciento de las familias tiene capacidad de ahorrar”, asegura.
Por su parte, Otero aconseja “comprar productos locales, porque eso en alguna medida desarrolla las capacidades de manufactura del mercado interno, que lo tenemos muy desprotegido, porque siempre compramos productos importados y cuando lo hacemos nuestro dinero se va al exterior”.
Aumenta especulación
Para el sociólogo Cirilo Otero, la decisión del Gobierno de adelantar la fecha de pago del aguinaldo a los empleados públicos “es una provocación”, ya que en una economía monopólica y dependiente como la de Nicaragua lo que esto ocasiona es una mayor especulación en el mercado.
“Adelantar la fecha crea dos momentos en los que los flujos financieros provocarán especulación. Además se deseduca a la población que lo recibe, porque al tener dos momentos distintos de recibirlo no puede planificar, y el que lo recibe antes lo gasta y luego queda a expensas del crédito”, sostiene.
Además, debido a los dos momentos distintos de ingreso de estos recursos a la economía eso “perturba” y la especulación crece, y en lugar de un momento de especulación habrá dos, advierte Otero.