Tarde o temprano, la historia coloca a cada quien en el lugar que le corresponde.
Por eso, el moderno complejo de piscinas que será inaugurado próximamente en el centro de la vieja Managua, se llamará Michele Richardson, en homenaje a la grandiosa nadadora nacida aquí, que ganó una medalla olímpica en los Juegos de Los Ángeles en 1984.
Esa presea plateada, capturada en los 800 metros estilo libre para Estados Unidos, debió ser para nuestro país, pero la miopía política de dirigentes deportivos de la época, le privó a Michele competir por nuestra bandera y a la vez, se nos negó un galardón que aún anhelamos como nación.
Pero la grandeza de Michele y mucho menos su origen, jamás han estado en duda. Tampoco su ejemplo. Esta muchacha, ahora una señora de 48 años, es un monumento a la humildad y a la sencillez. Es luz ferviente. Portadora de valores que nos enorgullecen.
La historia de Michele, recoge la trayectoria de una niña que situada frente al televisor, es impactada por la natación en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980 y se prometió a sí misma, que un día competiría en ese escenario. Cuatro años más tarde estaba ahí.
Y no fue una participante más. Fue una protagonista. Una ganadora. Atrapó plata, detrás de la medallista de oro estadounidense, Tiffany Cohen (8:24:96), con un tiempo de 8:30:73 minutos.
Pero llegar hasta ese momento no fue tan sencillo. Hizo un sacrificio enorme. Además de viajar a EE. UU. y encontrarse con las barreras naturales y algunas limitaciones, Richardson estudiaba y luego entrenaba siete horas al día. Y tras cuatro años de trabajo sin cesar, alcanzó la cima y la gloria.
Ahora ha llegado el momento de los homenajes. Por eso, las piscinas situadas ahí contiguo al Polideportivo Alexis Argüello, que tendrán lo último en tecnología y que cumplen los estándares de calidad mundial, se llamarán Michele Richardson, la nadadora, pero sobre todo la persona de clase mundial.
