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Melvin Sotelo Avilés

Bajo las suelas de una dictadura

Las guerras civiles fratricidas, las dictaduras, el continuismo, la falta de entendimiento para construir un proyecto de nación, el enriquecimiento ilícito e inmoral de muchos gobernantes; las constituciones que van y vienen, como menú a la carta según los deseos del dictador de turno, son el cáncer que ha destruido a Nicaragua y la causa por la cual somos el segundo país más pobre de América Latina. A pesar de ser geográficamente el país más grande de Centroamérica, apenas contribuye en un 5.5 por ciento al tamaño de su economía, a esto se le suma que posiblemente sea el país que ha recibido la mayor ayuda económica internacional per cápita de la región en los últimos treinta y ocho años, veinte de los cuales con Daniel Ortega a la cabeza del gobierno.

La figura del cacique, del caudillo y el dictador pareciera que está arraigada hasta los tuétanos en la cultura nicaragüense. Estos seres, que tanto daño le causan al país son admirados por un sector de la población con bajo nivel académico y en situación de pobreza, y algunas veces elevados a categoría de santos políticos que se hacen adorar, con carteles que despliegan a lo largo y ancho del país, para asemejar al becerro que destruyó Moisés con la tabla de los Diez Mandamientos.

Es deplorable que suban al poder arrogándose principios nobles y luego asuman acciones perversas para mantenerse. Y no importa que se digan de izquierda o de derecha, al final son los mismos oportunistas de siempre. Que, en algunos casos, entran a la historia por la puerta grande en calidad de héroes y terminan como villanos. En política hay que saber cuándo retirarse.

Pero esto se complica por los aduladores del poder, los cortesanos, aquellos que se encargan de endulzarle el oído a los dictadores que todo lo devoran a su paso: las instituciones, las leyes, la dignidad de las personas, la convivencia y armonía de la nación hasta sepultarla en la miseria. Los aduladores les hacen creer que son los mesías, portadores de la paz, la reconciliación y el progreso; y con tal de recibir migajas a cambio, no reparan en la degradación humana de la cual son objeto, ni tampoco en las consecuencias que sufrirán sus descendientes, que serán arrastrados como el resto del país a la violencia vivida en décadas pasadas.

La globalización marcha a alta velocidad, los países se modernizan, la tecnología y el conocimiento dan saltos geométricos. Y hele aquí nosotros al margen del desarrollo, con una economía y un régimen político del siglo pasado, que vende fantasías, destruye el medioambiente y a quienes se le opongan. No hay la suficiente inversión en educación y salud, los trabajadores ganan salarios de hambre, la mayoría con empleos precarios, con baja o ninguna calificación y sin seguridad social.
Los gobernantes que están para resolver estos problemas del país, se vuelven el peor de los problemas porque se incrustan en el poder como parásitos hasta que se logra su erradicación, pero a qué costo. Solo basta verse en el espejo de la Zimbabue de Mugabe o la Venezuela de Chávez y Maduro para saber hacia dónde vamos como país. Esto nos dice que un gobierno populista, donde no hay Estado de derecho, ni se respetan los derechos ciudadanos, no es posible, ni tampoco sostenible, ni mucho menos deseable.

Hace falta luchar por construir un país con instituciones sólidas, con una Constitución que sea el resultado de un acuerdo nacional, con elecciones libres y transparentes, con candidatos capaces, comprometidos y dispuestos a sacrificarse por el bienestar del país. Y esa es una tarea de todos. Me resisto a pensar que cada país tiene el gobierno que se merece. Nicaragua no merece estar bajo las suelas de una dictadura y, peor aún, si va tomando forma de dinastía.

El autor es sociólogo. Su último libro: Ramiro Sacasa Guerrero. El poder de servir.

Opinión dictadura suelas archivo

COMENTARIOS

  1. ramon aguilar
    Hace 6 años

    Tenemos una clase politica podrida,en estado de descomposicion,creo habra que esperar que termine ese estado y vuelva un embrion limpio,que vuelva a nacer y se solidifique y consolide,si tenemos suerte que sea corta la descomposicion,por que consciencia tenemos en Nicaragua.

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