La imagen de una ruleta que ocho años después vuelve a detenerse en el mismo punto grafica fielmente la relación entre el boxeador Román González y su entrenador Gustavo Herrera.
Al estar juntos otra vez, da la impresión de que la vida prioriza los ciclos y la idea de que con quien se empieza una tarea, aunque a mitad del camino aparezcan las rupturas, es con quien se termina.
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En 2010, González –de 23 años- y Herrera rompieron su matrimonio laboral después de conquistar juntos la primera corona mundial en 2008 en Japón. Cada uno tomó su camino y en la actualidad vuelven a reconciliarse en otras condiciones.
Ya Román no tiene 18 años como cuando iniciaron de la mano en el profesionalismo, ciertamente está por cumplir los 31. Ya no se trata de una corona, sino de cuatro. “Chocolatito” además ha perdido su invicto, dejó de ser el número uno del mundo y se ha saludado con la curva del descenso, sin embargo, Herrera está centrado en levantarlo de las cenizas.
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En esta entrevista con LA PRENSA, Herrera analiza el nuevo panorama, da sus puntos de vista de la reciente caída del tetracampeón y adelanta los cambios posibles para el 2018, conscientes los dos de que están ubicados en una división espinosa como la súper mosca.
¿Cómo llegan Román González y Gustavo Herrera a un nuevo acuerdo?
Después de perder con el tailandés Srisaket Sor Rungvisai, Román llegó con bastante humildad a decirme que si estaba dispuesto a trabajar con él y yo le dije que sí, que estaba a la orden. Nos conocemos, somos del mismo barrio La Esperanza, y unas veces en el gimnasio y otras de manera más formal comenzamos a sostener conversaciones.
¿Lo sorprendió que Román lo buscara nuevamente?
Por supuesto, vi su acercamiento como un gesto muy humilde. La verdad es que yo siempre he estado anuente. Otra manera de ver esto es que él tiene mucha confianza en mí y como siempre mi trabajo será hacerlo lucir bien en cada uno de sus compromisos. Quiero que Román toque el éxito otra vez.
A estas alturas, ¿Qué puede aportar Gustavo Herrera en un boxeador maduro como “Chocolatito”?
Recuerdo que ESPN sacó un video que mostraba cómo Román caminaba para atrapar a los peleadores, era algo exquisito. A estas alturas, ya el enfoque no es ese, sino enseñarle a caminar para escapar, porque se demostró que no siempre él será el cazador, algunas veces estará en otra la otra acera, porque los rivales en 115 son muy fuertes.
Es decir, ¿usted está interesado en fortalecer los aspectos defensivos?
Exacto, voy a hacer mucho énfasis en mejorar la defensa, en el escape cuando esté bajo asedio, él sabe atrapar a las presas, pero no en todas irá como un león. Quiero que Román tenga los recursos suficientes para las situaciones que se le presenten.
Eso se traduce en mucho trabajo en el gimnasio…
Así es, para mí es prioridad que Román siempre esté en el gimnasio, sin importar que no tenga el nombre de rival ni fecha, porque en esos momentos se trabajan otros aspectos como los desplazamientos en el ring, los amarres, la viveza, todo esto le conviene y son de gran beneficio para el que los domina.
Este Román es distinto al que usted dejó al darse la ruptura, ¿cómo lo valora en este momento?
Ha olvidado la repetición de los ganchos con los que hacía mucho daño, se miraba agigantado. Sigue siendo un peleador frontal y no muestra otras variantes bajo presión, eso le sucedió frente Rungvisai. Me gusta asumir y proponerme retos y aquí estoy para que siga teniendo mejores logros.
¿Se ha puesto a pensar hasta dónde puede llevar a Román esta vez?
(Sonríe y hace una pausa) Yo quisiera llevarlo a los grandes éxitos, a buscar un título y a hacer un gran trabajo, como en aquellos tiempos que estuvimos juntos. Hay una verdad, cuando lo tuve en mis manos no supe la dimensión que Román iba a tener, espero que sigamos en esa misma dirección.
Habla de atrapar otra corona en una de las divisiones más bravas de la actualidad en el boxeo…
Hay mucha verdad en la pregunta, en 115 libras los boxeadores son bien fuertes, él tiene el arte, el don del boxeo, pero creo que con una buen trabajo y una buena estrategia se le puede ganar a esos grandes nombres.
Como entrenador, ahora Gustavo Herrera tiene la oportunidad de darle continuidad a ese inicio brillante con Román…
Esa coronación ante el japonés Yutaka Niida fue para nosotros un sueño hecho realidad. Llevaba años trabajando con él, desde sus tiempos de amateur, y de verdad que disfrutamos ese título. Me gustaría que en esta nueva etapa sucediera lo mismo, todo se lo pongo en las manos a Dios.
¿Cómo levantar a Román después de ese nocuat contundente frente a Rungvisai?
Yo quiero que pelee en Nicaragua, pienso que en el país lo quieren ver en un ring. Lo importante es que al ganarle a un par de rivales cómodos vuelva a retomar la confianza, porque no sería correcto ponerlo a lo inmediato con un peleador duro.
¿Qué lectura hace usted de ese nocaut?
Fue una derrota bien drástica, no vimos a un Román como en sus mejores tiempos. Yo soy de los que opina que ahorita no se le exija tanto, necesita sentirse bien y después volver al cien por ciento a los grandes escenarios.