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Los amigos de Lumberto Campbell lo describen como una persona tranquila y no se enoja fácilmente. LA PRENSA/Archivo

Lumberto Campbell, el comandante bailarín que sustituyó a Roberto Rivas

Le encanta bailar, hacer ejercicios y el beisbol. Es uno de los hombres de confianza de Daniel Ortega y su nombre sonaba desde enero como sustituto de Roberto Rivas

Durante los años 70, en León, a los hermanos Campbell se les conocía por dos cosas: porque destacaban en las actividades vinculadas con la ciencia y por ser alegres. Tenían fama de bailarines. Uno de ellos, particularmente, la tenía y la sigue teniendo: Lumberto Campbell, el actual vicepresidente del Consejo Supremo Electoral.

Pero en aquel entonces era un estudiante de Física y Matemática de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) León. Dicen pues, que durante las fiestas universitarias, cuando Lumberto Campbell llegaba a la pista de baile, todo se detenía. Y aún más, cuando la música que sonaba era palo de mayo. “Todo el mundo hacía rueda alrededor de ellos. Eran extraordinarios bailarines”, recuerda la socióloga y exguerrillera Mónica Baltodano de aquellos tiempos, allá por 1971.

Mauricio Valenzuela, quien lo conoció en León en 1977, cuando ambos pertenecían a la tendencia GPP (Guerra Popular Prolongada), dice que 41 años después, Campbell sigue siendo igual de alegre que en aquellos años, a pesar del rostro serio, pétreo, que luce ahora en las ceremonias oficiales, cuando oficia de magistrado del Consejo Supremo Electoral, una de las instituciones más desprestigiadas de Nicaragua.

Lumberto Campbell nació en Bluefields, el 3 de febrero de 1949. LA PRENSA/ Uriel Molina

Sigue amando el baile y la música, especialmente la costeña. De eso es testigo Valenzuela, quien tiene una pila de CD pendientes de escuchar, con toda la música que le ha recomendado su amigo.

A pesar de ser vecinos, a ambos los han distanciado las diferencias políticas. Hace un tiempo, Lumberto Campbell comenzó a preocuparse por su físico y salía a dar largas caminatas matutinas con su entonces vecino, el asesor económico de la Presidencia, Bayardo Arce. Mauricio Valenzuela, también vecino, se les unió por algún tiempo, pero eventualmente, cada caminata parecía más un programa de debate político que ejercicio, así que dejó de ir.


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Desde el 4 de enero de 2018, el nombre de Lumberto Campbell comenzó a sonar más dentro de las esferas políticas. Ese día, sustituyó al presidente del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas, en el acto de juramentación de los alcaldes, vicealcaldes y concejales del departamento de Managua, 14 días después de que Estados Unidos sancionara a Rivas en el marco de la Ley Global Magnitsky.

Desde entonces, muchos afirmaron que Campbell sería el sustituto de Roberto Rivas, dada su “inestable” permanencia en el Consejo Supremo Electoral. Y así fue.

Para la elaboración de este perfil, solicitamos una entrevista con Lumberto Campbell, pero no se obtuvo respuesta. También solicitamos entrevista con María José Álvarez, su esposa, pero la respuesta fue negativa.

Días de guerra

Al centro: la exguerrillera Mónica Baltodano y a su derecha, Lumberto Campbell, en 1988. LA PRENSA/ Archivo de Óscar Navarrete

El pseudónimo de Lumberto Campbell en la guerra nadie lo recuerda. Quizás es porque, de cariño, todos se referían a él como “el Negro”, por sus rasgos costeños.

Así se refiere a él Mauricio Valenzuela, quien conoció en 1977 a Lumberto Campbell cuando lo enviaron clandestino a León. Campbell, en ese entonces era el jefe regional en occidente de la GPP. Eran unos pocos. El trabajo del Frente Sandinista era más político que militar en aquel entonces. La lucha estaba concentrada en la montaña y las acciones armadas militares aún no habían llegado a las ciudades.

En esos días —cuenta Valenzuela— el grupo GPP se había dado cuenta de que necesitaban más acción en las ciudades. Comenzaron a hacer pequeñas operaciones, como tomarse una radio, por ejemplo. Pero la que Valenzuela mejor recuerda, es cuando él y Campbell tenían la tarea de atacar un Becat (Brigadas Especiales contra Actos de Terrorismo), como se les llamaba a las unidades de la Guardia que se movilizaban en un jeep.

Era 6 de junio de 1977. Ambos salieron a las calles a buscar un Becat para la emboscada. El plan era simultáneo. El mismo ataque se iba a dar en otros departamentos como Estelí y Managua. La acción se llamaba “Rodrigo no ha muerto”. Rodrigo era el pseudónimo de Carlos Agüero, quien murió el 7 de abril de ese año en un enfrentamiento contra la Guardia en la comarca de Lisawé, en Matagalpa.

Los jóvenes se fueron a la iglesia de la Ermita de Dolores, cada uno en aceras opuestas, detrás de un poste, esperando un Becat. Ni uno solo pasó. Se fueron para el parque San Juan y la iglesia La Recolección y tampoco funcionó. Se dieron por vencidos y decidieron ir a sentarse a una acera del parque La Merced, en el centro de la ciudad.

En eso, un Becat surgió de la vuelta de la esquina y se detuvo frente a los dos jóvenes. Los guardias creían que eran vagos y los llamaron para que se acercaran al vehículo. Lumberto Campbell se levantó, fingiendo ser renco y se dirigió hacia la brigada. Cuando ya estaba cerca, sacó una granada y la lanzó dentro del vehículo. Valenzuela, que estaba atrás, comenzó a disparar con su subametralladora. La operación fue un éxito.

A finales de ese mismo año, Campbell fue trasladado a la Unidad de Combate Bonifacio Montoya, en el norte, dirigida por Omar Cabezas. Más tarde, sería reubicado en la Columna Pablo Úbeda, liderada por Henry Ruiz, el Comandante Modesto. Sin embargo, Ruiz no recuerda mucho de Lumberto Campbell. Él, asegura, era más allegado a Bayardo Arce. En esta Unidad estuvo hasta el triunfo de la revolución.

Campbell y el Frente Sandinista

Dentro del círculo político, se aseguraba que Lumberto Campbell sería el sucesor de Roberto Rivas. Y así fue 

Después del triunfo de la revolución, Campbell fue nombrado viceministro del Instituto de la Costa Atlántica. Posteriormente pasó a ser ministro, sustituyendo al comandante William Ramírez.

Mónica Baltodano recuerda que “en 1983 se dio la regionalización y Lumberto estuvo a cargo de la región del sur. Era ministro delegado de la Presidencia. Fue parte de quienes impulsaron los procesos de autonomía”.

Sin embargo, Baltodano también resalta que nunca como hoy, las transnacionales y la explotación de la madera siguen siendo para beneficios particulares. “Las comunidades siguen siendo abandonadas y reprimidas. Por eso hay un cuestionamiento a quienes deberían empujar los procesos reales de Autonomía de la Costa Caribe, no lo están haciendo”, explica.

Mauricio Valenzuela fue ministro de la Construcción en los años 80 y asegura que durante esa época, su esfuerzo y su enfoque se volcó a buscar el desarrollo de la Costa Caribe. “Ya veníamos conocidos de la época de la guerra y desencadenamos una serie de actividades. Como ministro yo trataba de impulsar los proyectos en la Costa”, dice.

Pero el momento duro vino después de las elecciones de 1990. Las cosas fueron confusas para todos dentro del Frente Sandinista, explica Mónica Baltodano. “Nosotros organizamos una corriente que se llamaba Izquierda Democrática y buscamos a Lumberto. Se incorporó a esta corriente y dio una batalla interna en la organización”, explica.

Esta corriente fue muy crítica con las decisiones del Frente Sandinista de aquel entonces. “Fue muy crítica con el pacto con Alemán. Pero después se dividió. Una parte se quedó con Ortega, dentro de los cuales estuvo él. Y ya en el año 1999 o 2000 nos dispersamos”, dice la exguerrillera.

En 1994, fue parte de la Dirección Nacional del Frente Sandinista. “Él perteneció a la GPP, lo que significa que él no era cercano a los Ortega. Pero poco a poco fue alineándose con Ortega para jugar distintos papeles. Sin cuestionar ni entrar a los debates. Lumberto no es de los que vos vas a escuchar emitir opiniones contundentes o defender una opinión apasionadamente. Él se fue plegando hasta que se convirtió en un incondicional de Ortega, y se fue quedando dentro del círculo reducido de Daniel Ortega”, explica una fuente, exmiembro del Frente Sandinista, que prefiere mantenerse en el anonimato.

Campbell fue también secretario para asuntos de la Costa Caribe del FSLN y también coordinador del Consejo de Desarrollo para la Costa Caribe. Actualmente es quizás el costeño con más influencia y capital político del país.

En 2007, una comisión integrada por líderes indígenas de comunidades denunció que la suspensión de la actividad forestal en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte estaba vinculada a intereses de altos personeros del Frente Sandinista, según explicó una nota de LA PRENSA de esa época.

Danilo Zamora, miembro de la Red de Protección y Manejo del Bosque en el municipio de Rosita, agregó que “detrás de la medida hay intereses creados de los dirigentes costeños Brooklyn Rivera, Steadman Fagoth y Lumberto Campbell de apoderarse de los recursos forestales”, detalla el escrito.

En 1988, como delegado del gobierno sandinista, Campbell se encargó de desplazar a miles de personas desde el Caribe hacia el Pacífico por el huracán Juana. Sin embargo, en ese mismo año, los líderes indígenas acusaron a Campbell de sacar la madera tumbada por el huracán con helicópteros, además de ser uno de los principales empresarios del sector forestal en la Costa Caribe.

En abril de 2014, Campbell fue electo magistrado del CSE, donde sustituyó a Emmett Lang, quien antes era vicepresidente.

Desde que reemplazó a Rivas en la juramentación de alcaldes, concejales, etc., el nombre de Campbell sonaba entre los candidatos para reemplazar a Roberto Rivas en el CSE, como presidente. “Es probable que se esté manejando eso. Es insostenible Roberto Rivas en el poder. ¿Pero qué va a cambiar eso? El papel de Roberto Rivas se limitaba a dejar hacer y salir dando unas declaraciones. Eso es lo que va a hacer él”, indica Mónica Baltodano.

“Tiene la capacidad de no entrar en choque con nadie, no entrar en contradicción, de no cuestionar. La característica de Lumberto es de una persona que no levanta olas. Es un incondicional de Ortega, pero trata de no echarse enemigos. Gestiona, pero no se ha destacado nunca por su capacidad ejecutiva. Es una personalidad más relajada. No va a tener el mismo papel que Roberto Rivas”, concluye una fuente anónima.

Familia y personalidad

Ródrigo Campbell Álvarez (al centro), hijo de Lumberto Campbell y María José Álvarez. LA PRENSA/ Tomado de su Facebook

Los amigos de Lumberto Campbell lo describen como una persona tranquila y no se enoja fácilmente. “Parsimonioso, muy cerebral. Es una de las personas con las que se puede hablar. Le gusta el beisbol, le gusta hacer ejercicio. Es una persona muy disciplinada”, detalla Mónica Baltodano.

Actualmente está casado con la cineasta María José Álvarez. Y solo el menor de sus dos hijos está vivo.

Cuando Lumberto Campbell era jefe regional en León, conoció a Perla Norori, una joven recién graduada de la carrera de Medicina. Con ella Campbell tuvo a su primer hijo: Iyas.

Mauricio Valenzuela recuerda que él cargó muchas veces al niño, porque la familia vivía en la casa de seguridad que tenían en León. A Perla Norori, Mónica Baltodano la recuerda “con su larga cabellera y su rostro grave. En los primeros meses de 1979 la trasladaron a Managua, y le dimos la responsabilidad de los barrios occidentales, donde supuestamente sería el teatro de la insurrección. Nunca he podido precisar cómo murió, aunque me han dicho que cayó en una casa cerca del Cementerio General. No he visto su nombre en las cronologías oficiales”, precisa Baltodano en Memorias de la Lucha Sandinista.

Cuando Perla Norori murió, Iyas, que tenía unos dos años, quedó a cargo de Lumberto Campbell y su madre.

A su actual esposa, la cineasta María José Álvarez, Lumberto Campbell la conoció después del triunfo de la revolución. Con ella tuvo un hijo: Rodrigo. Mónica Baltodano cuenta que al principio Campbell quería ponerle Tutankamón a su hijo, pero por petición de su también amiga María José Álvarez le insistió para que cambiara de idea. “Yo le dije: ‘No, por favor. Se van a burlar de él en la escuela. ¿Por qué no le ponés Rodrigo, como Carlos Agüero?’ Y le gustó”, cuenta la exguerrillera.

Según explica, en los años 70 y 80 los guerrilleros le ponían a sus hijos nombres de los lugares donde andaban. Por ejemplo, Campbell escogió Iyas como nombre para su primogénito por el río Iyas, en Río Blanco, Matagalpa. Por otro lado, Baltodano le puso Pancasán a uno de sus hijos.

Uno de los golpes más duros que ha vivido Campbell, según cuentan sus amigos, fue la muerte de su hijo. Rodrigo murió en un accidente en Taiwán en mayo de 2015. Campbell Álvarez había viajado al país asiático para cursar una carrera universitaria y una maestría. Era agregado comercial de la Embajada de Nicaragua ante el Gobierno de Taiwán. Hablaba español, inglés, mandarín y francés.

Cuando murió Rodrigo, Mónica Baltodano ya tenía más de 15 años de haberse alejado de Lumberto Campbell, como compañero político. Sin embargo, decidió hablar con Campbell en ese momento difícil. “Fuimos, ellos agradecieron, pero evitamos hablar de política, porque sabemos que estamos en posiciones diametralmente diferentes. Estas separaciones políticas son duras”, dice Baltodano.


La Navidad Roja

Se conoce como Navidad Roja a una operación realizada por el Ejército Popular Sandinista entre diciembre de 1981 y enero de 1982. Esta consistió en desalojar a unas 20 comunidades miskitas en el Caribe Norte.

Según los denunciantes, la operación dejó 64 civiles asesinados, 13 torturados y 15 desaparecidos.

El propósito de la operación fue desplazar a más de ocho mil indígenas de sus comunidades para evitar que apoyaran a la contrarrevolución.

En 2006, la Comisión Permanente de Derechos Humanos denunció el caso por los delitos de “genocidio y crímenes de lesa humanidad”.

Algunos de los involucrados fueron: Daniel Ortega, Humberto Ortega, Tomás Borge, Lenín Cerna, Omar Cabezas, Lumberto Campbell y Antenor Rosales.


*Esta nota fue publicada originalmente en enero de 2018 y fue actualizada meses después, al asumir las funciones de presidente del CSE de facto.

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