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Mauricio Herdocia, Nica Act, Daniel Ortega, FSLN , Roberto Rivas

Mauricio Herdocia, expresidente del Comité Jurídico de la OEA. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

Mauricio Herdocia: “La democracia no se termina de ganar nunca”

El expresidente del Comité Jurídico de la OEA, Mauricio Herdocia, analiza la sanción de EE.UU. a Roberto Rivas y la Nica Act.

En los ochenta muchos le decían a Mauricio Herdocia que el Frente Sandinista no iba a ceder, que la guerra no iba a terminar y que la democracia era una utopía. Dice que le cuestionaban el porqué de su inversión de tiempo y esfuerzo en las negociaciones diplomáticas de Esquipulas. El 7 de agosto de 1987, los Acuerdos de Esquipulas II adelantaron los procesos de paz en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. 30 años después, Herdocia invoca aquel hito histórico para que la Nicaragua del 2018, irónicamente comandada otra vez por Daniel Ortega, regrese a las bases democráticas que alcanzó al salir de la guerra.

Además de negociar la paz en Esquipulas, Herdocia ocupó altos cargos en Naciones Unidas (ONU) y en la Organización de Estados Americanos (OEA). En esta entrevista con el actual rector de la Universidad American College hablamos de la sanción de Estados Unidos a Roberto Rivas, presidente del Consejo Supremo Electoral que tiene a Daniel Ortega en el poder desde 2007; tocamos el tema de la Nica Act y el diálogo de Nicaragua con la OEA que entra ya a su segundo año, después de unas criticadas elecciones municipales en noviembre pasado.


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¿La OEA funciona actualmente?
Yo sí veo a la OEA funcionando. El sistema interamericano tiene un compromiso muy fuerte con el modelo democrático. La Carta Democrática Interamericana resalta con una gran fuerza el compromiso de los estados de defender y promover la democracia representativa. Significa respetar sus elementos esenciales: las libertades fundamentales, el acceso al poder y su ejercicio, el Estado de Derecho, la celebración de elecciones libres, justas, basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo, el régimen plural de partidos y organizaciones, y la separación de los poderes públicos.

Pero en América Latina tenemos reelecciones continuas en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, y en Honduras acaba de ocurrir un supuesto fraude de reelección.
Bueno, es una lucha constante. La defensa de la democracia no es una cuestión fácil. Es una batalla que se libra día a día y a lo largo de la historia de América Latina hemos visto un combate fuerte a favor de la democracia. Aquí mismo en Nicaragua hay que recordar el papel de la OEA en la separación del gobierno de Somoza del poder. En la 17 reunión de consulta de la OEA se tomó una resolución que aún hoy conmueve los cimientos del Derecho Internacional, donde se pide esa separación del gobierno de Somoza y la elección de autoridades mediante elecciones libres. La OEA también colaboró profundamente en el proceso de observación y de desarme de las fuerzas irregulares en aquel momento de la pacificación, en el tiempo de los Acuerdos de Esquipulas II, su contribución fue fundamental. Es decir, la OEA ha tenido momentos de gloria en Nicaragua, y lo mismo puede decirse de los organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Mauricio Herdocia, Nica Act, Daniel Ortega, FSLN , Roberto Rivas
Mauricio Herdocia, expresidente del Comité Jurídico de la OEA. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

Pero volviendo a la pregunta, en los países que le mencioné la democracia luce lejana…
Siempre América Latina ha tenido muchos problemas con la democracia. Ha sido una batalla de diario.

Usted hizo parte de los acuerdos de Esquipulas II y celebró el “boom” democrático de los noventa en Nicaragua. ¿Cómo ve la democracia en el país ahorita?
Sí, tal vez un poco rescatar ese hermoso legado de los acuerdos de Esquipulas II es importante. Esos acuerdos están vigentes, porque son un monumento en honor a la democracia. Nicaragua sale del conflicto armado de los años ochenta por el puente de oro de la democracia. Cuando las antiguas fuerzas irregulares se pueden incorporar en los procesos políticos, cuando se restaura el pluralismo político y se desarrollan procesos electorales limpios y transparentes, con la observación electoral de Onuven (Organización de las Naciones Unidas para la Verificación de Elecciones en Nicaragua), de parte de las Naciones Unidas, y el apoyo de la OEA y otras organizaciones en el desarme y reinserción de los grupos armados a la vida política nacional. Esa visión de la democracia sigue absolutamente viva. Esa visión de Esquipulas ayudó a la creación de la Carta Democrática Interamericana como compromiso de los Estados a asumir esa visión.

Lo que me dice de que la visión de Esquipulas sigue viva en Nicaragua es un poco extraño, porque el 10 de enero Daniel Ortega superó a Somoza García en años al poder en Nicaragua…
Sigue viva como programa, como norma que debe ser argumentada, defendida y planteada. Todo lo que se estableció ahí es hoy igualmente exigible que antes. Los principios siguen absolutamente vivos.

Pero aquí hay un problema con la ejecución de esos principios.
Claro, por eso es tan importante el momento actual. El Gobierno ha aceptado una negociación con la OEA para ajustar el proceso político en Nicaragua. Yo creo que esa vía es correcta en el sentido de que la OEA recibe la petición de Nicaragua de apoyar un proceso de ajuste y transformación estructural, diría yo, del sistema electoral nicaragüense. Ese es el papel positivo, constructivo de la OEA en favor de la democracia. Lo que pasa es que este diálogo tiene que mostrar resultados tangibles, visibles, y además no puede ser un diálogo únicamente de la Secretaría General de la OEA y el Gobierno. La democracia es un asunto de toda la población nicaragüense. Ahí hay una oportunidad enorme pero tiene que aprovecharse con sentido de nación.

Pues acabamos de pasar las elecciones municipales y el diálogo con la OEA viene desde comienzos de 2017. ¿Usted cree que dio resultados en noviembre?
Bueno, yo creo que la OEA está apostando a un plan a más largo plazo.

¿No esperaban nada para estas elecciones municipales?
La misión de la OEA es trabajar en estos tres años alrededor de una reforma integral del sistema electoral. Entonces ellos están manejando una visión mucho más diplomática alrededor del proceso democrático en Nicaragua, que les permita transitar ese puente de las elecciones municipales hacia la verdadera visión que ellos tienen que es la elección del 2021. Me parece a mí que ellos no quieren arriesgar en ese sentido el lenguaje que ellos utilizan en el informe de cara a la participación más intensa en este proceso de reforma estructural e integral, como dice la OEA, alrededor del modelo electoral nicaragüense.

¿Esto no afecta su credibilidad? Porque por ejemplo Wilfredo Penco (jefe de la misión de observación de la OEA en las elecciones municipales 2017) es un conocido de Ortega y observó y validó los procesos electorales de 2008 y 2016, donde se documentaron grandes fraudes…
Bueno, acordate que Penco no estuvo en el 2008.

Incluso hubo observadores que dijeron a LA PRENSA que Ortega aprobó y desaprobó a los que iban a venir aquí en noviembre pasado. ¿Esto no es una complicidad total?
Estás hablando de las elecciones municipales… Por eso yo te digo que veo a la OEA trabajando a largo plazo, comprometida con un proceso de más aliento hacia las elecciones generales de 2021. Y en ese sentido el memorándum establece claramente los pasos que se deben seguir, y si vos revisás el informe hay una serie de recomendaciones que se deben seguir. Aquí el problema es que eso no parece ser suficiente.


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Mauricio Herdocia, expresidente del Comité Jurídico de la OEA. LA PRENSA / Óscar Navarrete.
Mauricio Herdocia, expresidente del Comité Jurídico de la OEA. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

“La forma de salir de esto es como en los años ochenta: por la democratización más profunda. Por la vía del Estado de Derecho. Volver a las raíces democráticas. Se suponía que después de Esquipulas II nosotros íbamos a poder desarrollar procesos democráticos con mucha profundidad”. Mauricio Herdocia, expresidente Comité Jurídico OEA.

Mientras la OEA dialoga en la Casa de los Pueblos en Managua, Estados Unidos gestiona la Nica Act y sanciona a Roberto Rivas.
Yo veo que Estados Unidos está jugando varias cartas: por un lado la participación de la OEA, en una reforma integral, comprensiva, del modelo electoral nicaragüense, y por el otro lado la utilización de instrumentos como el Nica Act y la Ley Magnitsky. Da la impresión de que los acuerdos con la OEA podrían no estar dando los resultados que Estados Unidos quisiera o que se desearan por parte de otros actores, entonces ellos utilizan el otro instrumento. La mejor receta para que Nicaragua supere esta situación con Estados Unidos es más democracia.

¿Pero el Gobierno de Ortega no se acercó a la OEA precisamente para suavizar la amenaza de la Nica Act?
Bueno, eso habría que preguntárselo al Gobierno. Yo creo que nosotros como nicaragüenses estamos obligados a apostar por la opción más viable para el país. Y esta es evitar la aplicación de instrumentos como la Nica Act, que pueden afectar los avances que se han hecho en la economía.

Pero la Nica Act ya fue aprobada en unanimidad por la Cámara de Representantes de Estados Unidos, y ahora espera pasar por el Senado. ¿Esto no muestra que a Estados Unidos no le importa en lo más mínimo los acuerdos entre Ortega y Almagro?
No, yo creo que ellos tienen dos instrumentos que están utilizando para presionar…

O sea, ¿esto que estamos viendo de Wilfredo Penco y Almagro en la Casa de los Pueblos con Ortega, también es Estados Unidos?
Yo creo que Estados Unidos, si vos viste el comunicado, coinciden que están de acuerdo con las recomendaciones de la OEA. Ellos también ahí utilizan un lenguaje bastante diplomático alrededor de la participación de la OEA que ellos siempre han respaldado. Pero por el otro lado están manejando dos instrumentos para condicionar y presionar nuevos avances en torno al avance democrático, que es una cosa que nos corresponde, por supuesto, a todos los nicaragüenses. Son las dos agendas que maneja Estados Unidos, pero yo estoy seguro que si la agenda de la OEA avanza y muestra resultados tangibles, y es avalada por todos los actores políticos de la sociedad nicaragüense, entonces estaríamos hablando de una cosa distinta y esto podría cambiar el panorama de lo que está aconteciendo en los Estados Unidos. Cuando nosotros trabajábamos en la negociación de los acuerdos de paz en Esquipulas, nadie daba un centavo por la paz en Centroamérica. Y de ahí resultó un proceso no solo de paz sino la construcción del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).

¿Usted cree que Ortega en tres años va a ceder el Consejo Supremo Electoral y habrá elecciones justas en Nicaragua gracias al diálogo con la OEA?
Nadie puede asegurar el resultado de un proceso de diálogo. Nosotros lo que tenemos que hacer es la apuesta siempre a favor de la democracia, por muy difíciles que puedan parecer las circunstancias.

¿Pero no es un poco mezquino con la gente esperar un cambio grande a partir de estos diálogos que parecen muy suaves?
No, porque a mi juicio el esquema de la OEA lo que necesita es fortalecerse con la participación de la sociedad política de Nicaragua.

Pero no se da, lo sabemos bien.
Se tiene que dar. Para evitar lo que está aconteciendo en Estados Unidos con estos otros instrumentos, Nicaragua tiene que dar pasos en esta dirección. Dar demostraciones más claras y contundentes.

¿Cuál sería un ejemplo de demostraciones contundentes?
Cambios. Cambios profundos.

¿Que se vaya Roberto Rivas?
No, no. Cambios estructurales dentro de la visión en que se ha venido desarrollando el modelo electoral en el país.

Pero si vienen observadores de la OEA que son casi amigos de Ortega, no se van a dar esos cambios…
No. Tiene que haber procesos de cambios profundos.

Pero por ejemplo Francisca Ramírez cruzó Nicaragua incluso de madrugada y a campo traviesa para hablar con Luis Almagro, pero el resultado es como si Almagro solo escuchara lo que dice Ortega.
Es porque tiene un programa de trabajo para los próximos tres años y están apostando a la idea de que se pueda producir un cambio y un ajuste del sistema electoral por esa vía. Esa es la diferencia de por qué yo veo a la OEA actuando con mayor fuerza en Honduras. Acabo de tener en Honduras un informe que incluso habla de nuevas elecciones. Y vemos también a un secretario general con un informe durísimo hacia Venezuela. Y uno se pregunta por qué tanta diferencia con Nicaragua. La respuesta tiene que ser, no hay otra, que en Nicaragua se está dando un chance, una oportunidad para que funcionen los acuerdos políticos que ha solicitado Nicaragua. Pero esto exige que este diálogo también se transforme. Creo que también ha jugado a favor del Gobierno la idea de que ha establecido un diálogo fuerte con el sector privado, los niveles de seguridad, el apoyo que se ha dado en la lucha contra la narcoactividad, conjuntamente con Estados Unidos, y el hecho de mantener la economía bajo un cierto nivel de crecimiento. Creo que esto ha abierto un compás de espera alrededor de Nicaragua.

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Tengo dos puntos más que quiero tocar: el 18 de diciembre pasado la OEA pide nuevas elecciones en Honduras, pero el 22 Estados Unidos saluda al presidente Hernández, reelecto con mucha duda. El 7 de noviembre Wilfredo Penco, de la OEA, avala las elecciones municipales de Nicaragua, pero el 20 de diciembre Estados Unidos sanciona a Roberto Rivas. ¿Hay un divorcio entre Estados Unidos y la OEA?
No, muestra contradicciones en las que se está moviendo el panorama político. Muestra que en con Nicaragua hay una visión política distinta a la que se aplica en otras situaciones. Aquí está en agenda lo que pueda suceder en las negociaciones con la OEA. Y si no se dan efectos realmente contundentes en ese camino, ellos van a seguir utilizando los mecanismos como la Nica Act o la Ley Magnitsky. Cada país tiene una situación distinta y Estados Unidos tiene su propia política exterior.

¿Lo que quiere Estados Unidos es sacar a Daniel Ortega?
Bueno, eso hay que preguntárselo a ellos. Lo que Estados Unidos ha dejado claro, y lo dice en el comunicado, es que ha continuado abogando por el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la separación de poderes, y un proceso electoral libre y justo. En el comunicado que ha emitido después del informe de la OEA sobre las elecciones municipales.

Ellos hablan de mejorar la democracia y vemos que Ortega fue presidente de 1984 a 1990, y ganó en 2006, 2011 y 2016, eso no es tan democrático…
Para mí ellos son claros. Ellos parten en el informe, según ellos, de una persistente deficiencia en el proceso democrático de Nicaragua y que esto se demostró inclusive, según ellos, en las elecciones municipales.

Usted como experto en Derecho Internacional y con su experiencia en la OEA, la ONU, Esquipulas, ¿está de acuerdo con las exigencias de Estados Unidos?
Mirá, yo estoy de acuerdo, porque yo he sido negociador en los procesos de paz; yo estoy de acuerdo en que en Nicaragua se necesita un diálogo que permita relanzar el proceso con la OEA de tal manera que abarque los intereses nacionales y se transforme en un diálogo entre el organismo y el Gobierno, en un diálogo nacional, respaldado nacionalmente.

¿Está de acuerdo o no con Estados Unidos y lo que ellos llaman “persistente deficiencia en el proceso democrático de Nicaragua”?
No, yo estoy de acuerdo con lo que Estados Unidos dice, en el sentido de que respalda las recomendaciones de la OEA. Pero que debe darse pie a un proceso de reformas mucho más profundas. Yo estoy de acuerdo con un proceso que abarque el tema del fortalecimiento de todas las instituciones y que culmine con un elecciones libres y justas, ¿quién no va a estar de acuerdo con esto?

Bueno, aquí en Nicaragua hay un buen número de personas que al parecer no estarían de acuerdo, comenzando por quienes lo han quitado…
Sí, pero aquí lo importante no es tanto el debate de si apoyamos o no apoyamos. Lo importante es abrirle al país una salida. Y ese es mi papel. Yo siempre he visto hacia la salida nacional. La mejor salida que puede lograrse implica y pasa por la incorporación al diálogo político de todos los actores de la sociedad. A resultados visibles y concretos que muestren la voluntad política de tener elecciones libres en 2021 y con el apoyo de la OEA.

Algunos en Nicaragua ven lo que hace Estados Unidos como injerencismo. ¿Usted cómo lo ve?
Bueno, eso es parte de la política de los Estados Unidos, indudablemente. Nosotros lo que tenemos que ver es cómo salimos de esto. Y la forma de salir de esto es como en los años ochenta: por la democratización más profunda. Por la vía del Estado de Derecho. Volver a las raíces democráticas. Se suponía que después de Esquipulas II nosotros íbamos a poder desarrollar procesos democráticos con mucha profundidad.

Llama la atención que usted invoque Esquipulas II, porque el presidente era el mismo en Nicaragua. Y los poderes, lo digo periodísticamente, estaban todos controlados por el Gobierno de Ortega, al igual que ahora.
Así es. Pero más que eso, estos procesos, a pesar de la guerra que devastó a Centroamérica, presentaron resultados exitosos y no solo aquí sino en El Salvador, en Guatemala, donde también había guerra. La democracia no se termina de ganar nunca. Ojalá no fuera así, pero América Latina es una demostración de idas y regresos.

Mauricio Herdocia, expresidente del Comité Jurídico de la OEA. LA PRENSA / Óscar Navarrete.
Mauricio Herdocia, expresidente del Comité Jurídico de la OEA. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

Plano personal

El doctor Mauricio Herdocia Sacasa tiene 59 años, está casado con María Dolores Icaza Herdocia y tienen tres hijos.
Hoy es el rector de la Universidad American College pero en el pasado ocupó altos cargos políticos en Nicaragua y el mundo. Fue presidente del Comité Jurídico de la OEA.
Divide su tiempo entre su trabajo, atender a medios de comunicación, a la lectura, la escritura y su familia.
Ha publicado dos libros, es defensor de la democracia y asegura no estar afiliado a ningún partido político. “Mi único partido político es mi país”, aclara.
Sus libros favoritos son Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago; La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa y Corazón blanco de Javier Marías.
Otro de sus pasatiempos es tocar guitarra acústica.


 

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