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Daniel Ortega, Nicaragua, Libros Blancos, Ejército de Nicaragua

En el contexto de una masacre donde el Ejército de Nicaragua mató a una adolescente y un niño de 12 años, hijos de la campesina Elea Valle, el Gobierno de Nicaragua publicó su más reciente libro blanco donde etiqueta a sus víctimas de delincuentes comunes. LA PRENSA/M.VALENZUELA

Expertos: Gobierno sandinista recurre a Libros Blancos para justificar errores

Antes de este régimen, se hicieron solo dos libros blancos: uno en 1993 del gobierno de Violeta Barrios de Chamorro por la explosión del buzón de armas del barrio Santa Rosa

Ningún gobierno en la historia del país ha recurrido tanto a los libros blancos como instrumentos de comunicación para justificar sus errores, como lo ha hecho el actual gobierno Ortega-Murillo entre 2007 y 2018: cinco libros y un sexto en camino. Antes de este régimen, en los 16 años de gobiernos democráticos, se hicieron solo dos libros blancos: uno en 1993 del gobierno de Violeta Barrios de Chamorro por la explosión del buzón de armas del barrio Santa Rosa, bajo la sospecha de pertenecer a una red de tráfico de armas que involucraba a militares y cuadros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y un poco más tarde, en 2005, el Libro Blanco de la Defensa Nacional.

Ese libro se elaboró bajo la administración del presidente Enrique Bolaños para, entre otras cosas, tratar de erradicar la influencia política-partidaria del sandinismo en los cuerpos armados del país, como ocurrió durante la Revolución sandinista de los años ochenta.

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Un poco atrás en la historia, se supo de dos libros blancos más, uno del país y uno en contra del país: el de 1980 de Nicaragua contra Colombia por la recuperación de San Andrés y Providencia, y el del Departamento de Estado de los Estados Unidos de 1981, revelando la participación militar de la administración sandinista en apoyo de las guerrillas salvadoreñas en medio de la guerra fría.

Para justificar la represión policial y militar contra las protestas de campesinos que se oponen al Canal Interoceánico, el gobierno emitió un libro blanco sobre el canal. LAPRENSA/ARCHIVO

Ahora Ortega lleva cinco libros blancos en 11 años: el del 2009 sobre las denuncias del fraude electoral en los comicios municipales del 2008; el de 2010 sobre la crisis diplomática con Costa Rica por la trocha a orillas del río San Juan; el de las irregularidades y abusos políticos en el proceso electoral de 2016 (cuando le quitaron el Partido Liberal Independiente a una organización opositora y se lo entregaron a una fuerza aliada al orteguismo, al tiempo que destituyeron a los diputados de ese partido en la Asamblea Nacional).

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El penúltimo fue del año 2017 sobre el Canal Interoceánico y este de 2018 sobre las políticas de seguridad nacional, a raíz de las denuncias de abusos y violación de derechos humanos de los cuerpos armados contra civiles en el campo.

Un sexto libro blanco sobre la educación nacional está en curso, según informó el ingeniero Telémaco Talavera a través de la página del Centro Nacional de Universidades.

¿A qué obedece tanta emisión de estos documentos oficiales del Estado de Nicaragua? le consultó LA PRENSA al exembajador representante permanente de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y doctor en Ciencias Políticas, José Luis Velásquez, quien respondió a secas antes de extenderse en las características académicas y técnicas de los libros blancos del gobierno: “A una crisis de credibilidad”.

¿Son realmente blancos estos “libros blancos”?

Velásquez considera que recurrir a este recurso constantemente evidencia “un fracaso de la política de comunicación sectaria del gobierno y de su poderosa maquinaria mediática”.

Antes de analizar directamente el contenido, contexto y las características de estas publicaciones del actual régimen nicaragüense, el exdiplomático explica académicamente qué es un libro blanco, sus características y las razones de su publicación.

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“Los libros blancos son instrumentos oficiales y memorias documentales de las instituciones públicas, sociedad civil, estados y organizaciones regionales, para rendición de cuentas y transparencias de acciones, hechos y políticas públicas y sociales. Con ellos se busca cómo enviar un mensaje formal y sentar una posición oficial frente a determinados hechos, situaciones o acusaciones en contra”, explica.

“Un libro blanco requiere la voluntad política de un líder social o funcionario público de alto nivel que busque la verdad sobre un hecho trascendental, requiere, además, que se investigue a fondo un tema mediante la integración de una comisión investigadora que de manera independiente o en coordinación con las instituciones públicas involucradas o acusadas se involucren en ese proceso de aclaración de ese hecho, luego se convoca a las personas idóneas de manera pública y se comienza a trabajar”, explica académicamente.
sobre bases científicas

“Las personas deben llenar los requisitos de idoneidad, transparencia, independencia y capacidad. Luego se orienta el proceso de investigación y después de obtenido los resultados se hacen públicos”, detalla Velásquez, quien trabajó bajo ese esquema en la elaboración del Libro Blanco de la Defensa Nacional de 2005.

Ese libro nació de un decreto presidencial 34-2004, se alimentó de la integración de varias mesas y “por primera vez en la historia del país la información militar salió de los cuarteles para discutirse en foros y plazas públicas entre civiles y militares”.

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Velásquez trabajó junto al Ejército, Policía, centros de pensamiento, universidades, sociedad civil y funcionarios públicos hasta que se concluyó después de muchas consultas y lo presentó oficialmente en la OEA en 2006.

Para esa misión, dice, tuvo que llenarse de conocimientos sobre los libros blancos, sus estructuras, características y procedimientos técnicos y científicos y bajo esa óptica comparativa asegura que los actuales libros blancos del gobierno “son poco blancos o más bien, nada transparentes”.

“Un libro blanco es transparente cuando se da apertura de la información pública de las organizaciones políticas y burocráticas al escrutinio público, mediante un sistema de investigación de alto nivel que investiga, clasifica y revela la información”, dice.

“Generalmente un libro blanco se emite por razones serias y profundas, no son frecuentes porque no son fáciles ni rápidos, para hacerse bien los libros blancos deben integrarse comisiones, establecer métodos de investigación, objetivos, instrumentos, ser verificables y sobre todo, creíbles, por eso es que vemos que pocas veces un gobierno o un estado recurre a un libro blanco para aclarar algo”, explica con ademanes docentes.

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“Pero en este caso, lo que observo, sobre estos libros blancos, es que no hay transparencia sobre cómo se hacen, quiénes lo integran, qué método realizan, cómo se verifica la información, cómo se obtuvo la información, quién la proveyó, bajo qué objetivo se realizó la investigación. No hay nada de eso, solo libros blancos a la carrera sin los requisitos científicos, sin los procedimientos técnicos que demanda la academia y la ciencia de la investigación social y rodeados de una absoluta oscuridad que lo único que revela es la crisis de credibilidad del gobierno”, concluye.

Los libros blancos de la historia de Nicaragua

4 de febrero de 1980. Libro Blanco del Gobierno de Nicaragua acerca del diferendo con Colombia sobre las islas de San Andrés y Providencia 1993, Octubre. Libro Blanco sobre la explosión del buzón de armas del barrio Santa Rosa titulado: “La lucha democrática de Nicaragua contra el terrorismo: el desmantelamiento de un problema heredado”.

2005, Junio. Libro Blanco de la Defensa Nacional de Nicaragua.

2009, Marzo. Libro Blanco: La realidad del proceso electoral municipal de (noviembre) 2008 en Nicaragua.

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2010, Noviembre. Libro Blanco: las verdades que Costa Rica oculta.

2016, Agosto. Libro Blanco: Proceso Electoral 2016.

2017, Septiembre. Libro Blanco sobre el Proyecto del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua.

2018, Enero. Libro Blanco: Incidencias de elementos delincuenciales de Nicaragua.

Crisis de credibilidad a la vista

“Antes que nada debemos tomar en cuenta que el gobierno Ortega-Murillo está atravesando por una de sus peores crisis de credibilidad en sus 11 años de gobierno. Podemos decir que los últimos acontecimientos exteriores han golpeado la imagen de este Gobierno: la Nica Act y la aplicación de la Ley Magnitsky a Roberto Rivas, son golpes directos al entorno de Ortega, a como lo fueron antes las denuncias de fraude electoral, las violaciones de derechos políticos y las innumerables violaciones de derechos humanos y sociales con la Ley del canal”, dijo Guillermo Medrano, consultor en acceso a la información pública que resume que el objetivo de publicar los libros blancos del gobierno obedece a una derrota de sus políticas de comunicación: “El mensaje a través de sus medios no es suficiente para convencer a la opinión pública y al cuerpo diplomático de los problemas del país”.

“Estos libros no son auditables”

Guillermo Medrano, consultor en Acceso a la Información Pública para diferentes organizaciones de la sociedad civil, señala que los libros blancos del gobierno carecen de credibilidad por el simple hecho de no ser auditables ni verificables “al no estar disponible a la sociedad la información pública en que se sustentó cada uno de los libros”. “Las fuentes de información con las que se elaboraron estos libros blancos no son públicas, no están al acceso de toda la población ni en los portales de las instituciones de Gobierno, por lo tanto los ciudadanos no podemos auditar dicha información”, dijo Medrano. “Podemos decir, que el gobierno recurre a los libros blancos como una manera de lavarse la cara ante la comunidad internacional, para dar a entender que aquí no pasa nada, que todo está en orden, pero no hay información confiable que sustente la veracidad de esos libros”, dijo.

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