La Alcaldía de Managua avanza en su plan de aumentar el número de intersecciones con los llamados semáforos inteligentes, pese a que no funcionan como tal y por tanto no justifican su costosa inversión.
Esto es, desde el punto de vista técnico, porque además se le suma un aspecto básico, como es que la empresa encargada de desarrollar el proyecto no tiene domicilio en la ciudad y, según el abogado Guillermo Areas Cabrera, tampoco cuenta con un representante legal, solo un abogado que tiene un poder general judicial.
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“De acuerdo con la Ley, toda sociedad constituida en Nicaragua debe tener un domicilio para recibir notificaciones, ¿cuál es ese domicilio? Es donde está la administración de sus negocio”, expuso Areas Cabrera.
Bajo esta premisa y ver que los dispositivos nuevos funcionan con ciclos previamente determinados y no se actualizan constantemente con el número de vehículos es que se cuestiona el proyecto ya desarrollado en su segunda fase y cuya inversión total casi llega a los cinco millones de dólares.
Semáforos aplazados en su funcionamiento
El ingeniero Otoniel Baltodano, coordinador de la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Centroamericana (UCA), analizó el proyecto desde el punto de vista técnico y llegó a la conclusión que no disminuye el problema vial que todos los días se crea en las arterias principales de Managua.
El proyecto de semáforos inteligentes “es una tecnología que se vende con un precio más alto porque tiene la función de una tecnología convencional semafórica, no hay ninguna diferencia”, aseguró Baltodano, refiriéndose a los dispositivos amarillos.
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Su análisis se basó en que no hay sensores calculando la cantidad de vehículos, información que determinaría el tiempo en que debe cambiar la luz verde en cada sentido vial, solo cámaras que filman lo que pasa en cada punto y se refleja en el centro de monitoreo.
“Los sensores te sirven además para hacer otro tipo de investigaciones, es un instrumento que te sirve para hacer conteos vehiculares, que es un criterio para ampliar vías o tomar rutas alternas”, ejemplificó Baltodano.
No hay diferencias en las dos etapas
Aunque Baltodano aclaró que ya transcurrió suficiente tiempo para que los primeros 52 puntos semaforizados corrigieran las deficiencias, aspecto que no ha ocurrido, criticó que los aparatos colocados en diez lugares más y que forman parte de la segunda fase operen con los mismos problemas al “ya estar en su etapa de maduración”.
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Esto fue constatado por LA PRENSA en días anteriores, al visitar varias intersecciones con semáforos inteligentes que corresponden a la primera y segunda etapa y ver que en varios momentos del día no circula ningún vehículo y continúa puesta la luz verde, mientras que en otro sentido vial espera en rojo una fila de automóviles.
De cómo la Alcaldía “vendió” el proyecto
En una mañana calurosa de abril de 2014, el secretario general de la Alcaldía de Managua, Fidel Moreno, informó que en el municipio de Managua se desarrollaría el proyecto de semáforos inteligentes para disminuir las filas de vehículos en las arterias más transitadas. La noticia fue recibida con agrado por la ciudadanía, porque además de representar un paso a la modernidad, disminuirían los tiempos para trasladarse por la ciudad.
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Pero el proyecto demoró en entrar en operaciones y cuando lo hizo presentó fallas. Algunos ingenieros viales dijeron que había que dar tiempo para corregir problemas, pero estos no se superan hasta la fecha.
La justificación oficial de por qué los semáforos inteligentes no mejoran el tránsito es que los volúmenes han crecido de forma desproporcionada. Y para hacer creer que igual eran necesarios se ha mencionado que sin estos sería peor la situación.