Daniel Ortega, presidente designado por el Consejo Supremo Electoral (CSE), cerró fila con su aliado político y económico, el mandatario venezolano Nicolás Maduro y criticó a Estados Unidos por la presión que ejerce en Latinoamérica para que su homólogo abandone el poder.
“Estamos ratificando siempre nuestra solidaridad, nuestro acompañamiento con el pueblo de (Hugo) Chávez, el pueblo de Bolívar, el pueblo conducido hoy por nuestro hermano, el presidente Nicolás Maduro”, expresó Ortega en la reunión que sostuvo con el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, la noche del sábado.
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En Nicaragua fue la tercera escala que hizo el canciller Arreaza en su gira por los países de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que es considerada una ofensiva para confirmar la lealtad de esos socios. Antes Arreaza visitó Cuba y Belice.
Esa gira es a la misma vez que el secretario de Estado de los Estados Unidos, Rex Tillerson, visita México, Colombia, Perú, Argentina y Jamaica, donde está pidiendo mayores presiones contra el régimen de Maduro.
Dará “batalla” contra sanciones
En su encuentro con Arreaza, Ortega habló en contra de las sanciones económicas que Estado Unidos ha impuesto a Maduro y sus funcionarios más cercanos y a la estatal petrolera PDVSA.
Las medidas contra la petrolera venezolana afectarían a Nicaragua debido a que la empresa que maneja el acuerdo petrolero entre ambos países, Albanisa, es una sociedad integrada por la estatal Petronic y PDVSA, que es la mayor accionista.
“La violencia, la guerra, las amenazas, las sanciones no son, nunca han sido el camino para la paz y la estabilidad y la convivencia para los pueblos del mundo”, criticó Ortega.
Para el caudillo nicaragüense las acciones de la Administración estadounidense contra su gobierno y el de Maduro les obligan a dar “la batalla”.
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Por su parte el canciller Arreaza expresó que los aliados del Alba están en una “resistencia en ofensiva” contra Estados Unidos y los gobiernos latinoamericanos que respaldan en que Maduro debe abandonar el poder voluntariamente, antes de que sea por una intervención militar en Venezuela.
El Congreso y Senado de Estados Unidos también han tomado acciones contra Ortega, a quien igual que a Maduro, le acusan de haber instaurado una dictadura en Nicaragua al mantenerse en el poder a través de votaciones fraudulentas, excluir a la oposición, y violar los derechos humanos de los ciudadanos que se manifiestan contra sus políticas.
Ortega lleva 11 años continuos en el Gobierno y se aseguró la sucesión familiar con la designación, en las votaciones de 2016, de su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta.
Murillo reitera postura
La vicepresidenta designada por el Consejo Supremo Electoral (CSE) y vocera del Gobierno, Rosario Murillo, reiteró “la solidaridad en todas las batallas” con el gobierno de Nicolás Maduro.
Murillo luego de la reunión con el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, expresó que “la situación en la región es difícil” políticamente, pero apostó a que los aliados en el Alba “somos aguerridos” para mantenerse sus propósitos políticos y económicos.
Nica Act y Rivas
La administración estadounidense también prepara sanciones contra el régimen de Daniel Ortega para forzarlo a realizar elecciones transparentes con la participación de la verdadera oposición. La Nica Act avanza en el Senado y de ser aprobada finalmente bloquearía el financiamiento internacional a los préstamos de Nicaragua.
Ya se tomó acciones contra funcionarios leales a Ortega, como es el presidente del poder electoral, Roberto Rivas, quien fue sancionado por la Ley Magnitsky y se le incluyó en una lista de funcionarios corruptos y violadores de derechos humanos.