Este mes de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer y el Día Internacional del Cáncer Infantil. Entidades públicas y privadas a nivel nacional e internacional hacen el mejor esfuerzo por divulgar información a través de los diferentes medios, a fin de llegar a mayores audiencias con el propósito de contribuir a la reducción de esta enfermedad. Lamentablemente, para muchas personas estos esfuerzos pasan desapercibidos, no así para aquellas que padecen, tienen o han tenido familiares que han padecido algún tipo de cáncer, bien con resultados de sobrevida o que en el peor de los casos hayan fallecido por esta causa, quienes sensibilizados en el tema muestran disposición a compartir experiencias con familiares y amigos para brindar su aporte en esta lucha que debe ser asumida por todos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cáncer es una de las principales causas de muerte en el mundo y cada año se le atribuyen millones de muertes, con el pronóstico nada alentador, que dicha cifra continuará aumentando en los próximos años a pesar de las grandes cantidades de recursos que se invierten para combatirlo.
En nuestro país, según datos consultados, los tumores malignos son la segunda causa de muerte, la población se ve afectada por cánceres de estómago, cérvico uterino, de mamas y próstata, entre otros.
De acuerdo con los especialistas, si bien hay personas que heredan una carga genética que los predispone al cáncer, muchos casos son resultado de factores externos como los ambientales, gases de automóviles y de algunas industrias; por hábitos no saludables, uso de tabaco, abuso de bebidas alcohólicas, vida con poca actividad física; por factores alimentarios, consumo de grasa de origen animal, dieta con bajo contenido de fibra; por exposición a radiaciones solares y ionizantes, por mencionar algunos.
El cambio de comportamientos es importante. Si bien los avances científicos y tecnológicos cada día permiten llevar la enfermedad con mejor expectativa de sobrevivencia, los gobiernos amplían acceso a servicios preventivos y mejoran capacidad terapéutica, y las organizaciones hace lo propio para llevar la información necesaria a través de todos los medios disponibles; esto todavía no es suficiente.
Es necesario aumentar y mejorar las medidas preventivas. Y ello no solo se logra acudiendo a los servicios de salud de manera periódica a realizarse los chequeos rutinarios, venciendo el miedo que desde niños probablemente nos inculcaron a los galenos, enfermeras, a las clínicas y a simples procedimientos para el cuidado de la salud.
La prevención del cáncer es nuestra decisión, adoptando cuanto antes estilos más saludables en nuestra vida. Creando mayor conciencia del tipo de alimentación que ingerimos, preocupándonos por comer más sano y educar a nuestros hijos y nietos en este aspecto; eliminando el uso y abuso del tabaco y bebidas que contienen alcohol e incluyendo al menos una hora de ejercicios al día.
Que el trabajo que desarrollan todas las instituciones, organizaciones, medios de comunicación y personas para reducir el número de diagnósticos y fallecimientos por cáncer en el mundo, tenga los frutos deseados. Nosotros podemos contribuir a lograrlo.
El autor es Responsable de Marketing Profamilia