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Medidas de adaptación al cambio climático

Prevenir es mejor que curar. En un diplomado sobre “Gestión del Riesgo para la Adaptación al Cambio Climático” impartido en la Universidad Nacional Agraria (UNA) y auspiciado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude) se están abordando temáticas relacionadas con el cambio climático, tópico que debe preocupar a los seres humanos para tomar medidas de inmediato, ya que es una de las principales amenazas para el equilibrio de la naturaleza.

Se deben implementar estrategias para conservar especies y hábitat capaces de adaptarse al cambio climático de manera reactiva para enfrentar eventos y mitigar climas extremos, recordemos que prevenir es mejor que curar.

Alternativas primordiales porque el cambio climático tiene un impacto negativo en la economía, la vida de las personas, las comunidades y los países; tomar medidas a tiempo, ya que las consecuencias serán peores porque la temperatura media y la concentración de gases nocivos como el CO2 de la superficie del mundo podría aumentar, lo que afectaría directa o indirectamente a la biodiversidad.

Una de las alternativas es el mantenimiento de los ecosistemas actuales, cada vez hay más evidencia que los ecosistemas grandes, diversos, saludables e intactos son más capaces de mitigar los efectos del cambio climático.

Intervenir para salvaguardar la flora y la fauna silvestre ante cambios acelerados, restaurar los ecosistemas dañados o cambiantes, restauración de los bosques con especies arbóreas nativas y los bosques secos tropicales con la ayuda de aves y mamíferos, rehabilitación de las sabanas y las praderas a través del balance entre pastoreo, incendios y condiciones climáticas, recuperación de la conectividad en los humedales y las turberas; todo esto traerá múltiples beneficios ecosistémicos: secuestro de carbono, mejoramiento de los bancos de peces y regulación del clima local, y contrarrestará la degradación, la alteración y la invasión.

La prevención es la primera prioridad, seguida por la detección temprana y respuesta rápida, cuando falla la prevención, seguida de la erradicación de especies invasoras y el control, aunque la eficacia depende de las diferentes técnicas aplicadas para enfrentar las condiciones climáticas.

Es importante destacar que las herramientas tecnológicas han hecho posible la integración de información sobre diferentes características del suelo para predecir la vulnerabilidad al cambio climático; esto ayuda a identificar las mejores prácticas de manejo para áreas específicas, pues no solo permiten predecir los efectos potenciales, sino también las actividades y el alcance que el suelo puede sostener sin que haya pérdidas en el ecosistema.

Estas medidas son factibles, adaptables y aplicables para Nicaragua, las autoridades correspondientes deben desarrollar proyectos para aumentar la eficiencia energética, sistemas de gestión de basuras que reduzcan la contaminación y aprovechen los residuos, como la biomasa o compostaje, realizar campañas de educación medioambiental ciudadana, cambiar los combustibles fósiles por energías renovables, construir viviendas y edificios ecológicos, detener la deforestación y regenerar los bosques, cambiar las técnicas agrícolas intensivas por otras sostenibles y fomentar la reducción, reutilización y reciclaje.

La autora es periodista y catedrática universitaria.

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