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Mortaja en las escaleras

Una mañana, mientras subo para una interconsulta al tercer piso del hospital Heodra, de León, me topo con una “mortaja”, herméticamente cerrada por cintas adhesivas. Se trata de un paciente recién fallecido en una de las salas del hospital. La mortaja es cuidadosamente sostenida por varias personas, bajando por el centro de la escalinata y alrededor otras personas compungidas, seguramente familiares del muerto. Asido del bajante de la escalera, con reverencia veo pasar el improvisado desfile funerario. Un susurro me confirma… “el ascensor está malo, no funciona”.

Continúo mi ascenso y al llegar levanto la mirada y me encuentro con los ojos de una respetable dama metropolitana, quien amablemente me saluda y me dice: “¡Enrique ¿Ya viste? esto ya no sirve… por eso ni que me digan del ascensor, yo subo por las escaleras. En todos lados están cambiando los hospitales, menos aquí! deberías escribir algo sobre esto…” Termino la interconsulta y mi trabajo de ese día y me voy a mi oficina a escribir.

Este vetusto hospital vio la luz como Hospital del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social “Luis Somoza”, en al año 1966. Se erige como un moderno hospital de cuatro pisos, bien equipado y climatizado, con proyección de hospital general y complementado con algunas especialidades. Una especie de “Hospital El Retiro” de Managua, en León. A su hermosa presencia física se une un staff médico de reconocido prestigio, como los doctores Rafael Alvarado, su primer director, Jaime Granera, ahora también presbítero, Gustavo Sequeira y Benjamín Lanzas. Es su inicio y tiene éxito como hospital que sirve para lo que ha sido diseñado.

En 1979, a raíz de la Revolución, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, después de sesionar con la Junta Universitaria, el 10 de agosto de ese año, lo nomina oficialmente como Hospital Escuela Dr. Oscar Danilo Rosales Argüello, Heodra, en memoria de este joven médico, sincero revolucionario. El doctor René Meléndez, es nombrado director.

Es pues el Heodra un hospital que nace ya joven, con un edificio con discretos signos de Progeria (niños con cara de viejos), que camina con las dificultades y limitaciones de los ochenta, pero con entusiasmo que le inyecta toda la juventud deseosa de saber medicina, que se congrega en su seno. La presencia de maestros preclaros y abnegados como Uriel Guevara, Denis Saavedra, Gastón Berríos, Oscar Fonseca, justifica su denominación como escuela, por supuesto que la alianza con la UNAN, avala y ratifica este proyecto, que se potencializa mediante exitosos convenios suscritos con universidades y hospitales prestigiosos del extranjero.

Particularmente el intercambio docente con Carolina del Norte, España y Holanda, fructifica en preparación y tecnología para muchos estudiantes y profesionales. Se acoge para entonces el Proyecto de “Cirugía de corazón abierto”, que no alcanza a prosperar. Después, el Centro ha comenzado a dar síntomas de deterioro en equipamiento, instalaciones e infraestructura, porque financieramente hay “otras prioridades”.

No obstante, el espíritu docente esta incólume, a tal punto que los doctores Sequeira Madriz y Quintana publican en Bolsa médica en 1993… “Un hospital en desarrollo”.

Efectivamente se ha mantenido el intercambio docente internacional, las “Brigadas médicas” siguen llegando con regularidad, pero a la vez el mundo médico se ha tornado más tecnológico, de manera que el médico necesita las herramientas necesarias para su trabajo y condiciones de seguridad para él y sus pacientes. Las donaciones no funcionan, el mantenimiento es deficiente o no existe. Las fisuras del edificio son evidentes, la insalubridad no se puede ocultar, el deterioro avanza.

El Minsa, en 2003 dijo que no cabía la rehabilitación para el Heodra, sino una nueva construcción. (Nuevo Diario, 18 mayo) La ministra Sonia Castro y el alcalde Róger Gurdián señalaron septiembre 2017 para iniciar los trabajos.

Managua como capital prioriza sus hospitales, sin embargo utilizando un símil, pregunto: ¿Cuándo un paciente necesita una prótesis de rodilla? Cuando ya no puede caminar o experimenta un dolor insufrible al hacerlo. Ese es el estado del Heodra.

El reemplazo del edificio y debido equipamiento debe ser ya, antes que sea junto con sus ocupantes, una verdadera mortaja.

El autor es médico y profesor de Radiología Unan León.

Opinión Hospitales León Mortaja archivo
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