Unas 347 familias de la comunidad costera de El Astillero, municipio de Tola, pasan dificultades para conseguir leña para cocinar sus alimentos, pues ahora las áreas montañosas están ocupadas por tomatierras y exmilitares que no permiten el ingreso a esas propiedades.
Teresa del Carmen Delgado, de 45 años, explicó a LA PRENSA que las familias de El Astillero tradicionalmente ingresaban a esos bosques para juntar cuanta rama seca encontraban y con eso cocinaban.
“Pero ahora los exmilitares que tienen tomadas todas esas montañas no nos dejan entrar y el problema es que el cilindro de gas es bien caro, ahorita anda por los cuatrocientos córdobas y nosotros somos pobres, no nos alcanza para comprar gas a cada rato”, comentó.
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Santos Primitiva Palacios Chávez, un ama de casa de 53 años y originaria de El Astillero, dijo que después de la tormenta Nate cayeron muchas ramas y árboles, pero no les dejaron sacarlos para utilizarlo como leña en sus hogares, a pesar de la hambruna que pasaban.
“Al pueblo de El Astillero, quien nos apoyó con muchos donativos después de la tormenta Nate, fue el inversionista extranjero Gianfranco Galluzo, quien destazó varios cerdos para repartirnos la carne entre todos, nos trajo dos camionadas de arroz y un montón de galones de agua pura para ayudarnos, pero con qué leña íbamos a cocinar todo eso”, se preguntó Palacios.
Acusan a extranjero
De acuerdo con esta ciudadana, frente a la propiedad de Galluzo está la finca Dolce Vita, propiedad que es reclamada por Giorgia Loccisano, viuda del italiano Domenico Antonio Almerico, quien ya tiene una declaración de heredera a su favor, y ahí les permitieron sacar leña para cocinar sus alimentos.
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Leonidas Grijalba, un poblador de El Astillero, de 69 años, dijo que la leña que los comunitarios sustrajeron de la propiedad reclamada por la viuda de Almerico fueron arbustos de menos de cinco pulgadas de grueso que cada quien se llevó para su casa.
De acuerdo con los comunitarios de El Astillero, desde la fecha de inspección de las autoridades (22 de marzo) les prohibieron sacar leña del lugar y el Inafor abrió un proceso administrativo contra Galluzo, asumiendo que es el dueño de la propiedad.
Sin embargo el abogado de Galluzo, Marlon Gazo Álvarez, envió una nota aclaratoria a las autoridades donde explica que la propiedad no es de su cliente, sino de la viuda de Almerico.
Expone que ante la falta de leña para cocinar sus alimentos y después del paso de la tormenta Nate, los comunitarios aprovecharon la caída de árboles y llevaron a sus hogares trozos de estos.
También la aclaración coincide con los comunitarios en que los árboles cortados miden menos de cinco pulgadas de grueso.
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Los denunciantes dijeron que les extrañaba que en propiedades vecinas a Dolce Vita han hecho despales y quemas de árboles, y el Inafor no ha dicho nada, y esa leña no la donaron a los comunitarios.
Sin embargo, ninguna autoridad involucrada en la inspección a la propiedad mencionada ha querido emitir declaraciones a LA PRENSA.
Inspección
El 22 de marzo la delegación departamental del Instituto Nacional Forestal (Inafor), junto con la Alcaldía de Tola, el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) y la Policía, ingresaron a la propiedad Dolce Vita para inspeccionar los cortes de árboles hechos por los comunitarios y de acuerdo con el acta de inspección encontraron cortes de arbustos en un área de diez manzanas de terreno de las especies madero negro, chiquirín, guachipilín, tigüilote, laurel, cachito, jiñote, espino negro, poro poro, niño muerto, guácimo, laurel hembra, ñámbaro y cornizuelo.