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Daniel Ortega, reformas

La difícil frontera de la violencia en una revolución pacífica

Esta no debería ser una revolución para que se vaya Daniel Ortega y Rosario Murillo, sino para que se vaya de Nicaragua esa forma de gobernar violenta y abusiva que ellos representan. Por ahora.

Guerra y violencia

Aquí hay un sector que por conveniencia quiere presentar la batalla que se libra en estos días en Nicaragua como una guerra armada. Como si hubiese dos bandos armados disputándose el poder a balazos. Como si aquí se trata de que gane quien mate más “enemigos”. No es así. En primer lugar, porque la esencia de esta revolución es pacífica, y segundo, porque ese sector que quiere ver esto como una guerra es el que tiene los fusiles y son quienes atacan a personas generalmente desarmadas. Si aquí hay un enfrentamiento este es el de unos pocos cobardes armados contra muchos valientes desarmados. Y en eso no hay honor alguno.

Pacíficos

Está planteada en Nicaragua, entre otras cosas, una lucha frontal de lo pacífico contra lo violento, donde paradójicamente si lo pacífico recurre a la violencia para enfrentar a lo violento, por aquello de que amor con amor se paga, terminará perdiendo la pelea. Porque podrá derrotar a los adversarios, pero solo será otro capítulo más de nuestra historia donde se sustituyen a unos violentos por otros violentos en el poder.

El derecho a la defensa

Tampoco vayamos confundir lo pacífico con cobardía o idiotez. Ser pacífico no significa de ningún modo renunciar al legítimo derecho a la defensa. No se trata de andar por la vida poniendo la otra mejilla, a menos que seamos Jesús, Mahatma Gandhi o madre Teresa de Calcuta. Para mí la esencia de un movimiento social pacífico es simplemente no atacar. Renunciar a la iniciativa de la violencia. Pedir los cambios con presencia masiva, desobediencia civil y desconocimiento de las autoridades que se han enraizado en el abuso y la violencia. No se puede acusar de violentos a aquellos que se defienden como pueden cuando sufren ataques. Y hasta ahora la violencia se ha producido cuando policías y fuerzas paramilitares afines al régimen llegan hasta donde están quienes reclaman sus derechos.

30 de mayo

Tal vez con un ejemplo doy a entender mi punto, sobre la naturaleza de unos y otros. 30 de mayo. Los simpatizantes del régimen se reunieron en la rotonda Hugo Chávez. Los ciudadanos autoconvocados marcharon desde la rotonda Jean Paul Genie hasta la UCA. ¿Quiénes llegaron a atacar a los otros? ¿Dónde se produjo la violencia, los muertos y los heridos? ¿Podemos condenar como violentos a los que se defendieron con morteros y piedras de quienes los asesinaban con armas de guerra y hasta fusiles de francontiradores? ¿Y si ha sido al revés?

Desproporción

El otro asunto es la proporcionalidad en la violencia. Es cierto que un morterazo puede matar. Que cuántas personas han muerto por una pedrada. Pero no se puede hablar de enfrentamiento de guerra cuando de un lado hay Akas y hasta fusiles Dragunov, de francotiradores, y del otro lado se defienden con morteros y piedras. El descaro mayor ha sido que quienes atacan con Dragunov son los que califican de violentos a los que empuñan morteros y se defienden como si por ser pacíficos tendrían que dejarse matar.

Cobardía

Cómo puede hablar de guerra y combates el que asesina a sangre fría a un niño desarmado que implora hincado por su vida. Esos son casos de violencia extrema Y de cobardía. Violencia es también armar casos judiciales para condenar inocentes, saquear y quemar propiedades públicas y privadas. Pero también es violencia someter a vejámenes a personas que por estar reducidas y en desventaja no tienen capacidad de defenderse. Y esa es una línea ética que se debe cuidar en un movimiento cuya esencia es pacífica.

Revolución

Decir que nadie quiere la guerra es una mentira, porque ellos están interesados en que la batalla se resuelva a balazos. Si por furia, por venganza ante los muchos crímenes o por provocación, esta rebelión comienza a comportarse como los violentos que hay que derrotar, ellos habrán ganado porque esta no debería ser una revolución para que se vaya Daniel Ortega y Rosario Murillo sino para que se vaya de Nicaragua esa forma de gobernar violenta y abusiva que ellos representan. Por ahora.

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