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Astucia diabólica

El discurso de los representantes del Gobierno en el diálogo del viernes lo reveló. Todos ellos manejaron con mucha consistencia un mensaje idéntico, muy en la línea de la señora Murillo

“Los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz”, comentó un día Jesucristo. Lo estamos viendo. La estrategia de Ortega para aferrarse al poder es artera e inteligente. Su eje central es aumentar la represión, la matanza, no tanto para golpear a la oposición o desmontar los tranques, sino para provocarla; para que los jóvenes, enardecidos por las muertes a mansalva que sufren a diario, hagan también violencia. Con ello el gobierno no solo busca apañar la suya, sino asumir el papel de víctima y defensor de la paz, justificando, de rebote, una posterior y total represión militar.

El discurso de los representantes del Gobierno en el diálogo del viernes lo reveló. Todos ellos manejaron con mucha consistencia un mensaje idéntico, muy en la línea de la señora Murillo. Seguro que lo prepararon y ensayaron bien: el gobierno es un amante de la paz y el orden que hoy es víctima de la destrucción y violencia de quienes están destruyendo nuestra economía e impidiendo que el pueblo trabaje. Ellos no son responsables de ninguna muerte. “En manos de ustedes”, dijo a la oposición el canciller Moncada Colindres, “está la paz y evitar la violencia”.

Para ellos, los gobiernistas, no existen grupos paramilitares que disparan a civiles desarmados —aunque los videos, que todo el mundo ve, muestren lo contrario. Lo que hay, dicen ellos, son vándalos que destruyen propiedades del Estado y asesinan a sandinistas. En respaldo de su afirmación ofrecen nombres de muertos y referencias de incendios y destrucciones causadas supuesta o realmente por los protestantes.

En realidad, los muchachos que han sido baleados en las calles han cometido algunos actos de violencia. ¿Cómo no lo van a hacer?

Cuando uno ve morir ensangrentado a un compañero o amigo la sangre fácilmente hierve. Quemar oficinas gubernamentales, o incluso disparar en defensa propia son reacciones prácticamente inevitables. Esto lo sabe muy, pero muy bien, el Gobierno, y por eso, precisamente, ataca a los chavalos: para que estos se violenten y, al hacerlo, mostrar al mundo que aquí no hay un Gobierno enfrentado a una resistencia pacífica, sino a grupos agresivos que de alguna manera hay que controlar. Incluso, si los jóvenes desplegando una mansedumbre heroica que envidiaría el mismo Gandhi se abstuvieran de toda violencia, el gobierno quemaría edificios y hasta mataría a algunos de sus seguidores para culpar a la oposición. Como ya lo han hecho. Así son de maquiavélicos. Así son de inmorales.

La anterior conducta ya fue ensayada en Venezuela, aunque sin el lenguaje franciscano de amor y paz de Murillo y sus discípulos, verdaderos lobos con piel de oveja. Esta es, en realidad, una lucha contra poderes tenebrosos.

El autor es sociólogo. Fue ministro de Educación.

Columna del día Astucia diabólica masacre archivo

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