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El abogado y auditor fiscal Sergei Magnitsky fue apresado en noviembre de 2008 tras denunciar un fraude cometido por funcionarios durante la gestión del presidente Vladimir Putin. Fue encontrado culpable post mortem en 2013, cuando Putin era nuevamente presidente. LA PRENSA/ Alexander Zemlianichenko / Associated Press

El caso del ruso Sergei Magnitsky y su efecto en Nicaragua

Sergei Magnitsky, un abogado víctima del sistema judicial ruso, dio nombre a la ley que ha golpeado al círculo de poder de Daniel Ortega

Cuando en 2008 el abogado y auditor Sergei Magnitsky denunció un enorme fraude fiscal que escalaba hasta las más altas esferas de la política rusa, firmó su sentencia de muerte. El sistema judicial se volvió en su contra, terminó siendo acusado él mismo por evasión de impuestos y en 2009 murió en la cárcel, solo unos días antes de que terminara el plazo máximo de prisión preventiva (un año). Tres años después Estados Unidos creó, en su memoria, la famosa Ley Magnitsky.

Al inicio la norma iba dirigida solamente a los ciudadanos rusos responsables de violaciones a los derechos humanos; pero en diciembre de 2016 la Ley fue enmendada para sancionar también a funcionarios de cualquier país implicados en casos de corrupción y violaciones a los derechos humanos.

Desde entonces es conocida como Ley Global Magnitsky y en Nicaragua ha afectado a cuatro de los hombres más cercanos a Daniel Ortega, presidente designado por el Consejo Supremo Electoral (CSE): Roberto Rivas Reyes, Francisco Díaz, Francisco López y Fidel Moreno.

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Para Luis Carrión, excomandante guerrillero del Frente Sandinista, es una “coincidencia” que la Ley creada en nombre de este ciudadano ruso esté sancionando a las principales fichas de Ortega, aliado de Vladimir Putin, presidente de Rusia.

“La Ley que se creó a causa de una persona que fue víctima de la represión, en este caso rusa, ahora se aplica a personas que tienen responsabilidad en los crímenes y la corrupción del régimen de Ortega”, señala Carrión.

Creía en la justicia

Tras 358 días en prisión —siete días antes de que el sistema ruso se viera obligado a dejarlo en libertad— Sergei Magnitsky murió en su celda, donde, según su diario personal, las ratas, las goteras y las palizas habían sido el pan de cada día.

El 16 de noviembre de 2009 falleció debido a la deficiente atención médica recibida en la cárcel, como después reconoció el Estado ruso en un informe del Consejo de Derechos Humanos del Kremlin. La causa directa fue una insuficiencia cardiaca que no recibió un tratamiento adecuado.

Magnitsky tenía 37 años, esposa, dos hijos y una madre que dependía de él. Su caso, escribió en 2013 el corresponsal español Xavier Colás, es el del “denunciador denunciado”, “encerrado para hacerle callar sobre los delitos que descubrió”.

Creía en justicia

El “crimen” de Magnitsky fue acusar a una serie de funcionarios de la Policía y altos cargos ministeriales de haberse apropiado de los 230 millones de dólares que su cliente, la firma de inversiones Hermitage Capital, había pagado como impuestos en 2006.

Según su familia, el abogado creía ingenuamente en la justicia rusa. Pero su confianza en el sistema convirtió su vida en un infierno. El Estado ruso lo persiguió incluso después de muerto y en julio de 2013 un Juzgado lo declaró culpable post mortem por el delito de evasión de impuestos.

Para la excomandante Dora María Téllez, tanto la Ley que lleva su nombre como su aplicación en Nicaragua “contra corruptos y violadores de derechos humanos” son parte del legado de Sergei Magnitsky, cuya muerte dañó la imagen de Rusia y tensó las relaciones entre Moscú y Washington.

Sergei Magnitsky (de pie) trabajando. En 2008 el abogado descubrió un fraude fiscal de 230 millones de dólares que involucraba a altos funcionarios de la Policía y el Estado rusos. Cuando denunció el caso, la justicia se volvió en su contra. LA PRENSA/ J. Firestone

Alcance de la ley

La Ley Global Magnitsky o Lista Negra permite al gobierno estadounidense revocar las visas y congelar los activos de las personas sancionadas. Es decir, quienes ingresan a esa lista de “indeseables” no pueden entrar al territorio de Estados Unidos y tampoco tienen acceso a su sistema financiero en ninguna parte del mundo.

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Se trata de una “muerte bancaria”, por eso aunque las sanciones son propuestas por el Departamento de Estado, son ejecutadas por el Departamento del Tesoro. Es un golpe al dinero de los sancionados, que se convierten en parias.

 

La Ley alcanzó el círculo de poder de Ortega, quien ha tenido una alianza estratégica con Vladimir Putin, con compromisos desconocidos por el pueblo de Nicaragua”.
Dora María Téllez, excomandante del Frente Sandinista.

La aplicación de la Ley Magnitsky no es justicia ni injerencismo, es una acción política del Gobierno de Estados Unidos que pone presión al círculo más cercano de Ortega”.
Luis Carrión, excomandante del Frente Sandinista.

 

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