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Marcha solo el pueblo salva al pueblo y Masaya florecerá, en memoria de los caídos y encarcelados injustamente por el régimen orteguista. Realizadas el 21 de julio, culminó en la rotonda Jean Paul Genie con oraciones y cantos a los muertos del 19 de abril. LA PRENSA/ Oscar Navarrete

Masacre de estudiantes de 1959 en León no se compara con la “barbarie” orteguista

La brutalidad de aquel 23 de julio no se compara con la barbarie que se vive hoy… “es mucho más grave, es mucho más criminal”, reflexiona la sobreviviente Vilma Núñez de Escorcia

La impactante masacre estudiantil del 23 de julio de 1959 en León, fue según la sobreviviente Vilma Núñez de Escorcia, uno de los “hechos más gravísimos que cometió la dictadura de Somoza (Luis Somoza Debayle, hijo de Anastasio Somoza García) en contra de un pueblo, desarmado como ahora”.

La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) recordó que en ese entonces un grupo de estudiantes hacían uso de su derecho de protestar por los sucesos de El Chaparral (Honduras). En esta fallida incursión murieron varios guerrilleros, en tanto Carlos Fonseca Amador salió herido y fue encarcelado.

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Y sucedió que durante el tradicional “desfile de los pelones” – refiere una crónica de LA PRENSA del 25 de julio – estudiantes de la Universidad Autónoma de Nicaragua que pedían libertad para los detenidos fueron atacados por la Guardia Nacional (GN) comandada por el Mayor J. Anastasio Ortiz. Ese trágico día entre las 4:30 y 5:00 de la tarde los manifestantes se encaminaban al Cuartel Departamental de la Guardia Nacional.

Esta crónica que documenta la masacre estudiantil  en León, fue publicada por el diario LA PRENSA el 25  de julio de 1959.  LA PRENSA/ARCHIVO

Cuatro muertos y más de 100 heridos en 1957

“Comparando la brutalidad de aquel 23 de julio donde cuatro de nuestros compañeros fueron asesinados (Erick Ramírez, Mauricio Martínez, José Rubí y Sergio Saldaña) y aproximadamente unas 100 personas resultaron heridas, con la barbarie que se vive hoy, pienso que esto de ahora es mucho peor, mucho más grave, es mucho más criminal”, reflexionó Núñez de Escorcia.

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La Comisión Porras ha registrado que producto de la situación de violencia han muerto 16 estudiantes, diez universitarios y seis de secundaria.

Según organizaciones de derechos humanos,  al menos 57 estudiantes han sido asesinados bajo la jornada de represión de Ortega.

Al respecto añadió que “Daniel Ortega en vez de recapacitar  sobre lo que ha hecho, sobre las muertes que ha causado, más bien está empeñado en seguir reprimiendo, en seguir matando a la gente”.

Somoza envío sangre que fue rechazada

Rememoró que aquel 23 de julio fue terrible, doloroso y marcó una fecha fatídica en la dictadura de Somoza. Pudieron velar a sus muertos en el Paraninfo de la UNAN sin que la Guardia Nacional interviniera, y realizar un funeral al que asistieron más de 15 mil personas.

Esta crónica que documenta como los leoneses acudieron a los funerales de los estudiantes asesinados, fue publicada por el diario LA PRENSA, el 26  de julio de 1959.  LA PRENSA/ARCHIVO

“Pudimos llevar a los estudiantes heridos al Hospital San Vicente, de León; y algo que tal vez la gente no recuerda — frente a la actitud de Daniel Ortega— comparen cómo se comportó en ese momento Luis Somoza Debayle (presidente entre 1957 a 1963), mandó ,ante la demanda de sangre del hospital, a una caravana de vehículos con sangre que provenía del Hospital Militar pretendiendo buscar la cura de los heridos”,  recuerda Núñez de Escorcia.

Entonces todo León y sus médicos estaban volcados a favor de los estudiantes heridos, y rechazaron el envío de Somoza en señal de repudio. Ahora “Ortega ha mandado a cerrar los hospitales y muchas personas han muerto”, señaló Núñez de Escorcia.

Álvaro Conrado, estudiante del Instituto Loyola, de 15 años, fue el primer caso al que le negaron asistencia en el inicio de las protestas contra las reformas al INSS.

El 20 de abril, junto a compañeros de clase se dirigía a la Catedral de Managua a dejar víveres cuando recibió un disparo en la garganta. A mediodía llegó herido al hospital Cruz Azul, pero le negaron la atención, afirmaron los padres de Conrado. Luego fue llevado al Hospital Bautista y a eso de las  dos de la tarde murió en el quirófano.

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Otra de las denuncias posteriores de negligencia médica que creó repudió entre médicos y la población fue la que hicieron los familiares de Nesken Velázquez, quien murió en el Hospital Lenín Fonseca el pasado 22 de abril. Y les hicieron firmar un documento donde se comprometían a desistir de realizar la denuncia.

“Esta brutalidad no tiene nombre, no tiene comparación, no tiene nada que podemos recordar de la barbarie que hizo Somoza”, agregó Núñez.

El dolor y tristeza se refleja en los rostros de compañeros de clase y familiares de Álvaro Conrado. Centenares de personas  asisten a la celebración de una misa de cuerpo presente a su memoria. LA PRENSA/AFP

Masacre estudiantil: “símbolo en la historia de Nicaragua”

Para el filósofo, jurista y escritor Alejandro Serrano Caldera, la  masacre del 23 de julio de 1959 y la actual que lleva tres meses, “el número (de muertos) ha sido mayor y más terrible”. Organismos de derechos humanos ha registrado en lo que va de las protestas más de 300 muertos, más de 2000 heridos, y un número no precisado de prisioneros.

Este episodio trágico y sangriento de la historia de León es visto por Serrano Caldera — quien forma parte de la llamada Generación del 23 de julio — como un “símbolo en la historia de Nicaragua”, porque eran estudiantes universitarios que reclamaban sus derechos  fundamentales, en este entonces Joaquín Solís Piura era presidente del Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN).

“Había una lucha y se había constituido todo un movimiento en reclamo por la libertad, la democracia,  el estado de derecho y los derechos humanos”, explica Serrano Caldera era las ideas claves que movían a los estudiantes en estas protestas.

Pero “lo importante ahora es rechazar esta masacre que se está dando en este tiempo y reivindicar los derechos fundamentales de la personas, la vida, la libertad” sostuvo el jurista. Asimismo instó a continuar con el diálogo como una vía para alcanzar la “democracia, justicia y el estado de derecho”.

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Los restos de Orlando Córdoba son velados. Este menor de edad de 15 años, fue una de las víctimas de la represión del 30 de mayo, Día de las madres en Nicaragua. LA PRENSA/Y. Reyes

“Impactante” y “orwelliano”

Por su lado Luis Sánchez Sancho, editor de Opinión de LA PRENSA, al recordar los sucesos de la masacre estudiantil de León dijo que esta fue “impactante”, y que el llamado “desfile de los pelones” era una manifestación festiva que daba la bienvenida a los estudiantes de nuevo ingreso, a los que se les cortaba pelo.

Explicó que días antes de esta tradicional actividad, se había conocido que un campamento guerrillero fue asaltado por el ejército de Honduras, donde mataron a varias personas y que Carlos Fonseca Amador, estudiante de derecho de la UNAN, resultó herido.

“Entonces el desfile se convirtió en protesta por El Chaparral y en solidaridad con Carlos…. Y hubo cuatro muertos… fue una tragedia”, resaltó Sánchez Sancho.

Pero que ahora “viendo la realidad donde decenas de estudiantes han sido asesinados por la policía y las fuerzas paramilitares, es asombrosa la diferencia”.

“Y uno se pregunta: ¿cómo es posible que considerábamos que la dictadura somocista era lo más despiadada  y ahora existe otra dictadura que resultó despiadada?. ¡Realmente es asombroso lo que está ocurriendo en Nicaragua ¡”, se sorprende Sánchez Sancho.

“Y lo insólito— agrega Sánchez Sancho— es que se hace en el nombre de Dios. Esa es la justificación que le da el régimen, es una cosa verdaderamente terrible lo que está ocurriendo”.

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Tratando de buscar alguna explicación razonable, Sánchez Sancho  dice que como en ningún otro país se ha apropiado el concepto “orwelliano” al llamar paz a la guerra, tranquilidad a la violencia, amor al odio. Y que ha causado asombro a  muchos analistas y observadores internacionales que “tratan de entender lo que pasa y cuál es la raíz filosófica, ideológica y política de todo lo que está ocurriendo en Nicaragua”.

George Orwell (Eric Arthur Blair), fue un escritor y periodista británico, autor de libros como la Rebelión de la granja y 1984, textos que cuestionan a los gobiernos totalitarios y sus conductas arbitrarias. En este sentido el término “orwelliano”, es retomado en debates políticos, foros y redes sociales.

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