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Se encaramó la gata en la batea

Escribir en domingo tiene aspectos positivos y negativos. Hay demasiadas cosas que comentar. En Venezuela, quizás la más importante hasta el sábado, era el censo automotor que pretende imponer el gobierno para racionar de manera absurda la venta de gasolina. De nuevo la exigencia del llamado “carnet de la patria” para identificar y controlar a quienes se prestan para ello con el anuncio de combustible subsidiado para quienes lo tengan y el pago a precios internacionales para quienes se nieguen a ello. Increíble, pero cierto. Amigos del resto del mundo dicen que exageramos cuando les contamos lo que está sucediendo en esta Venezuela insólita, pero cuando se acercan a este país y pasan unos días entre la gente, se van convencidos de que nos quedamos cortos en nuestras consideraciones. Lamentablemente nuestra patria está siendo destruida. Da lástima y es penoso oír y leer los comentarios que corren por todo el planeta.

Pero el sábado en la tarde se celebraba un aniversario más de la Guardia Nacional de Venezuela. Como cosa rara el acto no era en Los Próceres, ni en el patio de las Academias militares como suele suceder, sino en la Avenida Bolívar, importante arteria vial de la capital. La verdad es que a estas alturas no sabemos con precisión lo que allí pasó. Se habla de unas explosiones, una o dos, provocadas por material explosivo transportado en drones y, en definitiva, la versión oficialista califica los hechos de un atentado contra el señor Maduro. Es decir, un magnicidio frustrado.

Algunas caras parecían de asombro. Otras de temor. Las formaciones militares se rompieron y los efectivos corrieron en distintas direcciones. La sobreprotección a Maduro, un poco tardía y para el momento innecesaria.

La verdad es que, en definitiva, todavía no sabemos qué ocurrió ni cómo. Tampoco sabemos nada de los verdaderos protagonistas. Es decir, de los autores materiales e intelectuales del supuesto atentado. Tanto Chávez como Maduro han anunciado tantas amenazas que es difícil creer de entrada la versión gubernamental. También cuesta mucho darle plena validez a la información sobre un grupo opositor asumiendo la responsabilidad de los hechos, aunque sin identificarse. Es claro que algo grave sucedió, pero sin información creíble corremos el peligro de ser víctimas de manipulaciones inaceptables. La nación tiene derecho a conocer la verdad verdadera, con perdón del uso acomodaticio del lenguaje.

“Se encaramó la gata en la batea”, decían nuestras abuelas cuando sucedían cosas insólitas. Especialmente cuando eran de distinta naturaleza, pero en extraña coincidencia. Por ahora nos mantenemos en expectativa vigilante. Pronto las cosas estarán más claras y habrá oportunidad para pronunciamientos definitivos. Pero a Maduro y su combo los necesitamos vivos ante la justicia nacional e internacional.

[©FIRMAS PRESS]
El autor es analista político venezolano.

E-mail: [email protected]
@osalpaz

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