Este sábado se celebra el Día Nacional del Empresario Nicaragüense y por primera vez desde que se instauró esta efeméride, en lugar del tradicional festejo el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) canceló el evento para solidarizarse con las familias de las víctimas de la represión gubernamental que ha causado entre 322 y 481 muertos desde abril pasado. La prioridad del sector ahora es encontrar una salida a la crisis, en la que la sociedad ha demandado elecciones anticipadas.
Es la primera vez en los últimos 11 años que la relación del sector privado con el Ejecutivo se encuentra marcada por la ruptura de relaciones. Lo que más abunda son represalias estatales, invasión de tierras, amenaza con quitar beneficios fiscales, hostigamiento comercial y financiero.
Los ven como enemigos
Por apoyar el pedido de la población de adelantar las elecciones presidenciales en Nicaragua, el Cosep junto con el resto del sector privado ahora es visto por Daniel Ortega como un enemigo al que acusa de intentar derrocarlo mediante un golpe de Estado.
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“Como se ha planteado desde las posiciones públicas expresadas en mayo, cuando informamos quiénes eran los representantes del sector privado ante el Diálogo Nacional, la posición del sector privado en general es buscar esa salida política que permita que esta crisis se detenga: el compromiso planteado por el sector privado ha sido buscar que se detenga la violencia y se plantee un adelanto de elecciones que le dé respuesta a la demanda de la mayoría de la población”, afirmó el presidente del Cosep, José Adán Aguerri.
Nada que celebrar
Dado que la prioridad es encontrar una salida a la crisis y garantizar el adelanto de las elecciones, el Cosep decidió no celebrar su día este año. A esta celebración asistía desde el cuerpo diplomático hasta emisarios de Ortega.
“Se tomó la decisión de no celebrar ningún tipo de evento este año producto de esta situación de crisis que estamos viviendo y por la situación de luto de las familias que han sido afectadas por tantas muertes… esta es la primera vez que se suspende esta celebración en los últimos años”, sostiene Aguerri.
El Día Nacional del Empresario Nicaragüense data desde los años noventa. Pero se oficializó en 2004, mediante un decreto emitido por el entonces presidente Enrique Bolaños Geyer, quien decretó el 8 de septiembre como Día del Empresario en conmemoración del natalicio de Jorge Salazar Argüello, directivo del Cosep que fue asesinado durante el primer gobierno sandinista en 1980.
Tercer paro nacional
Pero este año, en lugar de celebrar su día, ayer los empresarios, en su mayoría las grandes compañías, se unieron al paro nacional convocado por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, de la que Cosep y otras organizaciones del sector privado son integrantes.
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Por tercera ocasión desde que inició la crisis sociopolítica el 18 de abril, nuevamente se paralizaron las actividades económicas.
La demanda esta vez fue la liberación de los presos políticos, el cese de la persecución y estigmatización de los que piensan diferente y la reanudación del Diálogo Nacional como única vía para encontrar una salida pacífica a la crisis.
El Diálogo Nacional está suspendido desde el 16 de junio. El Ejecutivo ha socavado las conversaciones acusando a la Iglesia católica de golpista, pese a que los religiosos actuaron como mediadora y testigo de las conversaciones.
Ante las persecuciones a los manifestantes, el sector privado se ha solidarizado.
“Lo primero es nuestra solidaridad con la situación que está afrontando la población en general. Desde el primer momento, el sector privado ha sido acompañante de esta situación y desde ese punto de vista lo principal es que antes del tema sectorial está el tema país”, detalla Aguerri.
El presidente del Cosep añade que “obviamente esta es una situación que refleja la crisis que estamos viviendo y tiene implicancias de todo tipo, incluyendo circunstancias como estas en las que el reconocimiento anual que se hace a todos los empresarios que han trabajado por el desarrollo socioeconómico del país tenga que posponerse”, dijo.
A la par de la crisis, en abril también se marcó la ruptura de la alianza entre el Cosep y Ortega que en la última década mereció la crítica de quienes demandaban crecimiento con institucionalidad y elogios de los que defendían el crecimiento económico a costa de lo que fuera. La alianza inició oficialmente en 2009.
De hecho, Ortega reconocía como sus únicos interlocutores a los delegados del sector privado.
El Gobierno, por ejemplo, se vanagloriaba del modelo de trabajo con el empresariado y lo presentaba como uno de sus principales logros entre los inversionistas. Muchos lo elogiaban por su eficiencia, existía una “línea directa” entre ambos, una “llamada telefónica” bastaba para resolver los problemas del sector privado.
Pero otros, incluidos empresarios consultados, aseguran que ese esquema ayudó a Ortega a acabar con la poca institucionalidad que quedaba en el país y a centralizar el poder.
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En esos años las instituciones pasaron a segundo plano, todo se solucionaba a través de negociaciones directas entre Aguerri y un funcionario designado por Ortega; en los primeros años ese rol lo desempeñó el asesor para asuntos económicos Bayardo Arce a través de la Comisión de Seguimiento, posteriormente la función la asumió el presidente del Banco Central, Ovidio Reyes, a través del Gabinete de Producción.
Mientras se mantuvo el modelo, el Cosep consiguió espacios de representación en más de cuarenta instituciones públicas e incidió en la aprobación de 124 leyes.
En paralelo, Ortega reformó la Constitución Política para garantizar su reelección continua y, al reelegirse por tercer vez en 2016, colocó a su esposa Rosario Murillo en la vicepresidencia.
La alianza era necesaria, dice Aguerri
Aunque algunos empresarios aseguran que la relación con el Gobierno ya venía en declive desde el año pasado, fue una reforma fallida a la Seguridad Social presentada por el Gobierno sin el consenso con el sector privado, la que mandó al traste la alianza de tanto años y la que Aguerri aún defiende.
Pese a las críticas, incluso muchas provenientes de representantes del sector privado, Aguerri insiste en que es necesario reconocer “la necesaria articulación que tiene que existir entre los gobiernos y los sectores empresariales”, esto sin referirse al caso de Nicaragua.
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“Al final cuando existe comunicación entre los diferentes sectores se tienen mejores resultados, las decisiones de los gobernantes son más efectivas y eso permite mejores resultados a nivel de empresa y de país”, asegura Aguerri.
Ahora prioridad es otra
No obstante, Aguerri asegura que ahora la prioridad es otra y, pese a las implicaciones económicas que esta crisis está generando al sector privado, mantendrán este compromiso con la población.
“Porque no hay otra salida, la única es de orden político, la situación económica se va a seguir deteriorando porque mientras no se concrete esa salida política que pasa por el adelanto de las elecciones, seguirá creciendo la afectación a las empresas”, dijo.