14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

¿Habrá paz?

Es posible que crean que la estrategia les está funcionando. Ya no hay los tranques ni la mortandad de antes

¿Volverá la paz a Nicaragua? ¿Regresará la normalidad? ¿Se reactivará la economía? Son preguntas importantes que muchos nos hacemos y que ameritan un análisis objetivo. Los Ortega Murillo repiten continuamente que sí; que todo está normal y que la economía se está estabilizando. Diciéndolo revelan su intenso afán porque Nicaragua vuelva a ser como antes; una con buen crecimiento, pueblo y estudiantes relativamente tranquilos, armonía con el sector privado, y buena cooperación externa. El problema es que no esperan lograrlo a través de cambios o concesiones políticas, sino neutralizando con encarcelamientos masivos a los “puchitos de conspiradores de derecha”.

Es posible que crean que la estrategia les está funcionando. Ya no hay los tranques ni la mortandad de antes. Pero no hay que escarbar para ver que los gobernantes no están queriendo ver realidades y posibilidades muy inquietantes. La economía, lejos de reestablecerse, está y seguirá empeorando: el Banco Central dejó ver sus intenciones de devaluar al otorgarle a su presidente la facultad discrecional de ordenarla. Los depósitos bancarios siguen corriéndose y el crédito restringiéndose. Analistas serios prevén un corralito financiero dentro de pocos meses. Ante la incertidumbre actual nadie está pensando en invertir y casi ningún turista en venir. Peor aún; la cooperación externa, tan vital para nuestra economía, está quedando en el suelo ante el desprestigio del gobierno y el inminente cese del financiamiento de las multinacionales.

Complica el panorama la presencia de un pueblo empobrecido, enfurecido y valiente, enfrentado a la voluntad represiva del gobierno. Esta es una química peligrosa: son cada vez más los millares de jóvenes y pobladores que van perdiendo la fe en la eficacia de la lucha pacífica y que solo esperan un arma para empuñarla. El riesgo de incidentes sangrientos, e incluso de guerra civil, seguirá aumentando en la medida que la represión y la falta de salidas cívicas aumenten entre los más dolidos por la tentación de la violencia, que dicho sea de paso ha sido glorificada en los textos escolares que exaltan la historia insurreccional del FSLN.

Ante los posibles estallidos de cólera lo más probable es que el gobierno haga aún más salvaje e indiscriminada su represión. Pero esto solo alimentará la espiral de violencia. Parece que el orteguismo olvidó cómo la cruenta represión de Somoza, contra el fallido alzamiento de septiembre de 1978, multiplicó geométricamente los rebeldes.

No nos equivoquemos. De no haber solución política el panorama que se abre es de una noche muy oscura; seremos una Venezuela, con más sangre y pobreza, presidida por una tambaleante dictadura sin petróleo. Esto es algo que deberían de sopesar todos: desde los orteguistas y los militares, hasta el último de los nicaragüenses. Hacia allá vamos.

El autor es sociólogo. Fue ministro de Educación.

Columna del día Crisis en Nicaragua paz archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí